Del fiasco del hospital militar al hospital de guerra

A.M.
-

Las autoridades sanitarias ya no consideran necesario el recurso instalado por el Ejército como prioritario, a falta de medios, y optan por ir adaptando espacios dentro del edificio hospitalario

Hospital de campaña junto al Hospital General - Foto: Rosa Blanco

Durante varios días, las autoridades sanitarias vendieron la idoneidad de la instalación de un hospital de campaña junto al Complejo Hospitalario, con el fin de poder descongestionarlo al encontrarse al límite, pero, a dia de hoy,  una vez instalado, este recurso ya no se contempla como prioritario mientras que se ha optado por ir ocupando huecos dentro del edificio, desde el gimnasio de rehabilitación, la cafetería o el pasillo delante de ésta, incluso se plantea alguna sala de espera, hasta la posibilidad de que los pacientes puedan recibir oxígeno en sillones,  siempre zonas adecuadas y con menos tránsito para no interferir en el funcionamiento normal del centro. Posiblemente lo único que quede libre será el hall de acceso.  

Los 30 miembros del Mando de Ingenieros (MING) del Ejército de Tierra se marcharon entre aplausos, una vez montada la instalación, pero el fin de semana llegaron los problemas. Como recordó el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Miguel Ángel Villaroya,  en la rueda de prensa habitual en Moncloa, «los hospitales de campaña no están gestionados por las Fuerzas Armadas, están gestionados normalmente por las comunidades autónomas, las consejerías de Sanidad, y el Ejército lo único que hace es el apoyo al mantenimiento y a la instalación».

Esta semana la consejera de Sanidad, Verónica Casado reconoció ante los periodistas que no se va a utilizar, «porque tampoco se necesita» y que, cuando lo plantearon, consideraban que llegaba acompañado de toda la dotación de personal y material. Ahí es donde radica el problema, aparte de que algunos médicos entienden que es mejor atender a los pacientes en el interior, aunque sea en espacios no habituales, y es que para prestar asistencia en la instalación militar se precisa más de un centenar de personas, entre médicos, enfermeras, auxiliares y celadores. Y lo que también es importante, suministro de oxígeno,  pero ha resultado imposible, hasta el momento, crear una red de más de cien metros, evitar su congelación y llevarlo hasta cada cama, que también escasean, solamente hay 30 que trasladó el Ejercito desde Zaragoza porque las  90 del antiguo Hospital Policlínico se utilizan en las dependencias improvisadas del hospital.  

Aunque Casado seguía pensando, a principios de semana, en dotar al hospital de campaña con personal de Sacyl, y abastecerlo con bombonas de oxígeno, lo que iba a plantear problemas de suministro porque lo requieren la mayoría de pacientes afectados por el Covid-19, las 24 horas del día –una botella grande tiene capacidad para 48 horas y la pequeña para cuatro–, a medida que han ido pasando los días la opinión ha cambiado: «La solución tiene que ser intrahospitalaria, lo que nos permite concentrar profesionales y llevar a cabo una mejor organización», a su juicio.     

Casado argumenta que se está estabilizando el número de pacientes – 317 hospitalizados, ayer, y 24 en unidades de críticos–, incluso con cifras de altas superiores a los ingresos, aparte de contar con otros recursos hospitalarios en Valladolid, recordando que la sanidad de Castilla y León es una red y que, llegado el momento, «los hospitales grandes tienen que ayudar a los pequeños». 

«O los tenemos perfectamente dotados o no queremos más espacios,  si no es así, preferimos trabajar dentro del hospital»,  ha sido la última decisión de la Consejería de Sanidad, de acuerdo con su titular, quien insiste: «Cuando pedimos pedimos [el hospital de campaña] era con todo,  y todo el rato, otra cosa es que no se nos conceda, con profesionales, materiales y dotación suficiente, lo que hemos recibido, en principio, no es suficiente, pero trabajamos para que se pueda hacer de manera intrahospitalaria». 

Aparte del Centro de Inserción Social junto al Centro Penitenciario, se había llegado a plantear la posibilidad de habilitar algún pabellón deportivo. 

Preguntada por este periódico si existía cierta decepción por lo ocurrido con el hospital de campaña y si pensaba que desde el Ministerio de Defensa se debería de haber prestado más colaboración, Casado manifestó: «Ahora mismo estamos en un momento de aunar fuerzas,  no  de enfrentamientos ni frustraciones,  no utilizamos [el hospital de campaña] porque tampoco se necesita, esto no quiere decir que no agradezcamos el enorme esfuerzo del Ejército, no sabemos si en algún momento dado lo vamos a necesitar, estamos dando respuesta a la situación en el hospital y con la red [autonómica de centros], no nos vamos a plantear pelearnos con nadie,  hay que juntar todas nuestras fuerzas».

En esta línea se ha pronunciado el gerente de Atención Sanitaria, Jorge Elízaga –teletrabajando desde el aislamiento en su casa tras dar positivo al coronavirus–  quien sostuvo que estaban planteando aumentar  los espacios dentro del hospital porque, «como hemos mantenido desde el principio, creemos que es la mejor forma de atender a nuestros pacientes».  Para la ampliación de estos espacios se extiende también la red de oxígeno, «parte esencial en el manejo de estos pacientes».  Además, añadió, el hecho de tener a pacientes en áreas abiertas, donde se puede vigilar entre catorce y dieciséis pacientes, «nos da un plus en el manejo de los mismos».  El último área habilitada ha sido la cafetería del público, donde ubicarán a pacientes con altas necesidades de oxígeno.

Donde Verónica Casado encontró déficit fue en la plantilla de personal, especialmente enfermeras, y en algunos medicamentos. Este aspecto lo comparte el presidente del Colegio de Médicos, Enrique Guilabert, quien afirma que «Segovia está en situación crítica, cada día más crítica, necesitamos 50 sanitarios urgentemente al igual que la instalación del hospital recobre normalidad y que se quiten camas que hay por el salón de actos o en la cafetería, tiene que volver la estructura de un hospital, aunque sea para enfermos de Covid-19,  pero no se puede mantener así más días, eso se soluciona haciendo funcionar el hospital de campaña,  pero trayendo recursos humanos y medios».

Tras considerar que «el hospital de campaña ha sido un paripé, después de que llevamos semanas pidiendolo han puesto una carpa vacía, sin camas, ni personal, ni oxígeno...», Guilabert  piensa que «todos somos Sacyl y todos somos Castilla y León, las cifras cantan, Segovia tiene una de las tasas de mortalidad más altas de España, comparándonos con Valladolid tenemos cuatro veces más, ¿cuantos recursos de camas, UCI,s, o respiradores tiene sin ocupar mientras Segovia no tiene nada?, es tremendo».

La conclusión del responsable del órgano colegial es que «nos tienen olvidados, dicen que hay una red de hospitales para desviar pacientes pero esto se produce a cuentagotas –se han realizado diez traslados a Valladolid– y no ofrece el efecto deseado de descongestionar unas instalaciones preparadas para trabajar de otra forma». Miriam Rubio, secretaria provincial del Sindicato de Enfermería SATSE,  coincide en que «no tiene sentido que se haya hecho ese despliegue de medios militares porque había necesidad de más camas y, de un día para otro, digan que es suficiente con la estructura del hospital, lo deberían haber razonado y pensado antes».

Para Rubio, han desmantelado el hospital por completo, quedará  trabajo para que vuelva a la normalidad el día que, por fortuna, acabe todo esto, da la sensación de que es un hospital de guerra».