La 'Segovia vacía' que no quiere ser ocupada (así no)

David Aso
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Riaza, Duruelo, Turégano o también El Espinar destacan entre los pueblos que han tomado medidas por la llegada masiva de madrileños

Trabajos de limpieza y desinfección realizados esta semana en Turégano.

El Espinar, Riaza, San Ildefonso, Turégano, Duruelo y muchos otros pueblos de la sierra siguen conviviendo con vecinos de segundas residencias, sobre todo madrileños, desde el mismo fin de semana en que se declaró el Estado de Alarma y la consecuente obligacion de confinamiento. Miles de nuevos habitantes que en muchos casos aparecieron justo por entonces, antes de que el domingo 15 de marzo entrara en vigor la obligación de permanecer cada cual en su casa. Multiplicaron poblaciones de la noche a la mañana y aún hoy hay tensión en El Espinar, donde tienen entre 3.000 y 6.000 vecinos más que hace un mes y siguen llegando «por goteo». Su alcalde, Javier Figueredo, no es partidario de «poner barricadas en las entradas al municipio ni mucho menos», pero matiza que «si esto se fuera más de madre…». Tampoco fue agradable para el de Riaza , Benjamín Cerezo, tocar las puertas de algunos chalés con la Guardia Civil semanas atrás para pedir que al menos se respetara el confinamiento, o que los de fin de semana no regresaran al siguiente. Pero es que ésta no es precisamente la manera con que soñaba llenarse la ‘Segovia vacía’. Así no, y menos con vecinos de fin de semana y media vuelta.

Fue también la gota que colmó el vaso en Duruelo y Turégano, cuyos ayuntamientos dictaron sendos bandos el lunes 30 y el miércoles 25 para avisar de que denunciarán a quien se instale allí en adelante por tener una segunda vivienda. En el caso de Turégano, «el último fin de semana ya se notó menos movimiento», señala su alcalde, Juan Montes; y el de Duruelo, Fernando Pérez, ya hizo «volver a Madrid» a algunos. 

A ninguno de estos alcaldes les queda buen cuerpo, los quieren de vuelta, pero no ahora. En pleno Estado de Alarma no toca, aunque también entiendan que un madrileño prefiera estar en su chalé de la sierra antes que en un piso de la capital, tal y como coinciden en señalar los de El Espinar y Riaza, el primer municipio de la provincia que dictó un bando por esto. Y el de Turégano valora que «también vino gente de fuera por cuidar de sus mayores».

La Plaza Mayor de Duruelo, completamente vacía en una imagen tomada el pasado martes por la tarde.La Plaza Mayor de Duruelo, completamente vacía en una imagen tomada el pasado martes por la tarde.

Mientras tanto, «al Espinar siguen llegando». «Es un goteo constante y hay vecinos que les han increpado, algo de tensión ha habido», reconoce Figueredo. «En Los Ángeles de San Rafael deben de estar en números de agosto», y según estimaciones a partir del consumo de agua y la basura que se genera, la población del municipio en su conjunto ha podido pasar «de poco más de 9.000 habitantes a entre 12.000 y 15.000». «Yo me niego a poner barricadas en las entradas como en otros pueblos de España, que en el siglo que vivimos no podemos andar así, pero ya que hay gente inconsciente que hace estas cosas, al menos hay que intensificar los controles», considera Figueredo, que ya trasladó su petición a la Subdelegación del Gobierno. «En El Espinar lo tendríamos fácil para las barricadas: tenemos tres accesos, cortamos dos y ponemos control en el tercero, pero yo creo que no tenemos que llegar a esos extremos. O bueno, soy partidario de llegar a hacerlo si viéramos que esto se fuera más de madre», matiza, si bien «es verdad que ahora ya no ves gente en la calle y en ese sentido, los que están ahora están siendo responsables».

En eso coincide con el alcalde de Turégano. «El sábado y el domingo anterior al bando (lo dictó el miércoles 25 de marzo) vimos algunos barrios llenitos de gente, zonas donde viven unas 60 personas y a las que llegaron como un centenar más, pero muchos se fueron, este último fin de semana se vieron pocos y los que se han quedado están siendo responsables», valora Montes.

En Duruelo, con una población oficial de 180 habitantes y apenas un centenar en invierno, «desde que cerraron los colegios de Madrid puede haber como 60 o 70 nuevas casas abiertas, y pon que en cada una puede haber dos, tres, cuatro personas…», advierte su alcalde. «El 90% respeta, pero después de que el fin de semana pasado vinieran muchos a pasar el fin de semana tan tranquilamente y que algunos pretendieran quedarse, tuvimos que intervenir». A alguno se le llamó la atención por pasear al perro «a dos kilómetros de casa», pero optaron por tirar de «mano izquierda», señala Pérez. Otra cosa será una vez publicado el bando el pasado lunes, en el que el Ayuntamiento advierte que ha hecho «inventario» para controlar que no se ocupa una sola casa más durante el Estado de Alarma.

«Miedo me da este fin de semana después de que se hayan prohibido más tipos de trabajo, a ver qué pasa si vienen muchos otra vez», avisa el alcalde de Riaza. «Pero la verdad es que los que se han quedado están siendo responsables, y es para sentirse orgulloso de toda la población en general». Allí oficialmente son 2.098 habitantes y se han podido instalar «unos 200 más», sin contar los que pasan fines de semana. Cuántos seguirán cuando acabe todo es otra historia cuyo final es de sobra conocido.