San Francisco desde dentro

Cristina Sancho
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Los trabajos de limpieza y desescombro del interior del claustro y la huerta del convento han dejado al descubierto una importante riqueza patrimonial e industrial de Cuéllar.

Una de las antiguas máquinas dedicada al envasado. - Foto: C. S.

«La historia nos habla de que los cuellaranos compraron San Francisco en la Desamortización, para el Duque de Alburquerque, y ahora lo compramos para nosotros mismos». Con esta frase, la concejala de Turismo, Cultura y Patrimonio, Maite Sanchez ha revalorizado  aún más si cabe el claustro y huerta del convento de San Francisco una vez concluidos los primeros trabajos de limpieza del espacio.  

Unos 4.500 metros cuadrados que guardan más de una sorpresa tras cruzar la puerta. El Consistorio compró este inmueble a principios de año, por 487.500 euros, con el fin de convertirlo en un futuro auditorio pero, a medida que se conocen sus entresijos, el espacio da para mucho más. 

A lo largo de su historia el antiguo convento de monjes franciscanos, además de su uso religioso, fue expoliado, vendido, y convertido primero en fábrica de harinas y después su último uso fue el de fábrica de achicoria. Tras los distintos trabajos de limpieza y desescombro que se han llevado a cabo en los meses de verano y la revisión de la arqueóloga industrial Isabel Marqués, ha quedado al descubierto el importante valor patrimonial e industrial del edificio. Esta semana, varios miembros del Ayuntamiento enseñaron el inmueble a los miembros de la comisión que trabaja por la creación de un auditorio en la villa, para que conocieran todo el potencial. 

Arcosolio que comunica con la huerta del antiguo convento. Arcosolio que comunica con la huerta del antiguo convento. - Foto: C. S.

Nada más cruzar el umbral de acceso, tras la antigua báscula, en un viejo arco, pasa desapercibido lo que son restos de pinturas de la antigua Cofradía de la Veracruz que se asentaba en este convento en el siglo XVI. Algún arco se aprovecha como armario y  uno de los muros que delimita el monasterio queda tapado por un muro de ladrillo que sujetaba alguna maquinaria pesada de la antigua fábrica. 

En el espacio, dividido en varias plantas y con un laberinto de pasillos y escaleras, se ha ido encontrando la antigua maquinaria, ahora tapada y protegida. Dado el valor histórico industrial que tiene  no se descarta crear un centro de interpretación de la achicoria en el edificio, en un futuro, dada la importancia en la economía cuellarana, en el siglo XX, además del futuro auditorio, escuela de música, museo o aulas vinculadas a la cultura e incluso espacio para ferias.

En Cuéllar, en 1974, según los datos recabados por el que fuera cronista oficial de la villa, el padre Balbino Velasco, en su libro 'Historia de Cuéllar', había cinco fábricas de achicoria con 45 empleados y en aquel año se exportó achicoria por valor de 22 millones de pesetas. 

En la que fuera la fábrica de achicoria 'La Noria' se han encontrado las máquinas de tostado, prensado, tolvas, canalizaciones, los hornos, ascensores de poleas, envasadoras, silos, así como documentos y materiales de envasado a partir de los cuales se planteará el futuro proyecto. «Convive la antigua fábrica con el convento, el estado de conservación de las máquinas es bastante interesante, se trata de piezas importantes desde el punto de vista etnográfico; de cara a la compra fue básico mantener  las máquinas porque forman parte del proceso industrial de la villa y se está haciendo un estudio sobre cómo era el proceso de la achicoria», asegura Sánchez. 

En el recorrido por el edificio se conjugan los elementos históricos con las canalizaciones o las trampillas, así como las viejas bóvedas con agujeros que servían para tirar de una planta a otra los sacos de achicoria. En el patio central llaman la atención distintos escudos a diferente altura que habrá que estudiar si ese era su lugar original o se colocando allí. Enfrente, en la parte más alta del muro contrario, se aprecian otra serie de escudos y ventanas que dejan imaginar cómo sería el claustro en su época originaria. Hay una puerta abierta en un arco que da salida a lo que sería el espacio de la huerta y otro arco que comunica varias estancias y recuerda el pasado del edificio junto con la espadaña en lo alto y los distintos miradores.

Tras invertir unos 40.000 euros en trabajos de limpieza, desescombro, la eliminación de elementos peligrosos y un estudio topográfico, se van a contratar los trabajos de arqueología de suelo y muros, que se esperan comenzar a finales de enero, y se iniciará el plan director a cargo de los arquitectos cuellaranos Jesús y Fernando Nieto. La inversión realizada desde la compra se ampliaría a los 100.000 euros. 

Todo ello se considera necesario para sacar un concurso de ideas que sirva para plasmar el posible proyecto final, donde según el alcalde, Carlos Fraile, el espacio del patio de butacas del auditorio se ubicaría en la nave central de la iglesia.  En el plano de la investigación, Sánchez añade que con el estudio previo se plantea hacer una publicación para los cuellaranos. 

El alcalde no oculta que se trata de un proyecto superior a una legislatura y por eso debe ser «una cuestión de municipio, tenemos que sentirnos orgullosos de ser propietarios de este espacio en pleno centro con un valor historio y patrimonial tremendo», subraya.