Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Pelé

03/01/2023

Tuve la suerte de conocer personalmente a Pelé. Fue durante el mundial de 1994 celebrado en Estados Unidos. La empresa para la que él ejercía de relaciones públicas ofrecía la posibilidad de entrevistarle. Aunque éramos conscientes de que aquella propuesta tenía un tufo claramente publicitario, no podíamos desaprovechar la ocasión de tener al gran O Rei en el estudio de TVE en Dallas. Así que dijimos que sí y concertamos la hora. La entrevista la hizo Matías Prats, que presentaba uno de los programas especiales que se emitían desde la ciudad donde fue asesinado el presidente Kennedy (visitar la plaza donde le dispararon era una cita obligada). Yo estuve presente en aquella entrevista y creo que durante el tiempo que duró la conversación se me cayó la baba varias veces. Y no por lo que dijera Pelé, sino porque me parecía increíble que yo pudiera estar a escasos centímetros de quien había sido uno de los grandes ídolos de mi juventud. Mientras Pelé respondía en un portugués más o menos comprensible, mi imaginación volaba hacia el mundial de 1970, en México, donde Brasil maravilló al mundo con un fútbol alegre y primoroso que nadie ha mejorado desde entonces. Aun me sé de memoria su alineación, sobre todo aquella delantera de ciencia ficción que formaban Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelino. Yo tenía 16 años. Y como casi todos los jóvenes de entonces soñaba con ser futbolista. Así que en los recreos del colegio y en los partidos de la liga juvenil tratábamos de imitar a aquel Pelé genial y lejano, a un ídolo misterioso que nos dejaba boquiabiertos con sus goles, sus fintas, sus cambios de ritmo y su capacidad de inventar regates, jugadas inverosímiles. Y ahora lo tenía ahí, al lado. Y le había dado la mano. Y había intercambiado con él una breve charla. Y lo estaba mirando como quien ve una aparición, como quien no se cree lo que tiene delante de sus ojos. Cuando se marchó por los pasillos del IBC, yo seguí fijándome en sus piernas. ¿Cómo pudieron hacer lo que hicieron, tales obras de arte?
Para quienes amamos el buen fútbol, Pelé no morirá nunca. Jamás.