"Los seguros se deberán adaptar a nuevas formas de movilidad"

A.M.
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Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, inspectora de Seguros del Estado con especialización en regulación y supervisión financiera, es también presidenta de la Federación Interamericana de Seguros y vicepresidenta de CEOE

Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa - Foto: D.S.

La presidenta de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), Pilar González de Frutos (Navares de Ayuso, Segovia, 1956) asegura en esta entrevista que «la cercanía a Madrid favorece que se puedan establecer puestos de teletrabajo en Segovia, por sus condiciones de vida, para empresas ubicadas fuera, así como toda  la red de distribución de mercancías porque creo que la logística puede jugar un papel muy importante, utilizando la cercanía pero, a la vez, el terreno y las condiciones de mano de obra que son menos caras que en Madrid». 


¿Qué situación atraviesa el mundo de los seguros en la actualidad en una situación de crisis debido a la guerra por la invasión de Rusia en Ucrania?

A finales de mayo de 2022 la facturación total del sector asegurador fue de unos 30.500 millones de euros,  aún un 3,5% por debajo de los niveles de mayo de 2019, vamos a obviar 2020 y 2021 por la situación derivada de la pandemia. La cifra que aún no consigue alcanzar niveles anteriores viene causada fundamentalmente por las primas del seguro de vida y los productos de ahorro –el ramo de vida– todavía estaban un 24% por debajo de hace tres años. En cambio el resto, como los patrimoniales, excluido el del automóvil, que aún esta a 1,4% menor que entonces, tienen crecimientos muy destacables porque el conjunto de todos está en un 8,4% por encima. El sector se encuentra bastante estable y aguantando esta situación. Es destacable el buen comportamiento de los seguros multirriesgo y de salud, ambos con crecimientos de dos dígitos. 

¿Cómo respondió el sector a la pandemia?

La pandemia creó dificultades pero la adaptación del sector fue muy buena.  En el seguro de salud las compañías siempre atendieron a los clientes, aunque la pandemia es un riesgo que estaba excluido, y se pusieron todos los recursos asistenciales a disposición de la sanidad pública, para qué hablar del seguro de decesos que tristemente tuvo que emplearse a fondo, en las primeras semanas, y el seguro de hogar otro tanto, porque estábamos todos confinados en casa y había que dar asistencia a cualquier incidente que se produjera. No hemos dado ningún susto, no hemos pedido ninguna ayuda pública, se ha mantenido el nivel de empleo, además de que 107 aseguradoras pusieron en marcha un fondo solidario de 38 millones de euros con el que estuvimos dando cobertura a casi un millón de trabajadores de la sanidad pública y privada, así como de las residencias de mayores y de personas discapacitadas,  y con el sobrante lo hemos dedicado a la investigación de los temas vinculados al coronavirus y para los colectivos más vulnerables. Me siento muy orgullosa de cómo respondió esta industria a la que represento. 

¿España es un país muy asegurado?, ¿cómo se encuentra por ejemplo Castilla y León o Segovia?

Con carácter general, el aseguramiento del patrimonio y de la actividad económica en España es perfectamente equiparable a lo que ocurre en Europa, donde presentamos el déficit es en relación productos como el seguro de vida y ahorro, que es donde existen mayores diferencias. Además de que la tendencia a la contratación de esos productos no es muy elevada, luego hay medidas que no ayudan sino que van en la dirección contraria, me refiero al hecho de que el Ejecutivo ha tomado la decisión de fomentar los sistemas de pensiones de carácter colectivo pero a costa de los individuales y por eso han bajado tan dramáticamente los niveles de aportación con reducción en base imponible que teníamos de 8.000 a 1.500 euros al año, así es muy poco el ahorro que podemos conseguir para tener unas pensiones complementarias que puedan ser dignas. 
Es una decisión que justo va en contra de lo que hacen los países de nuestro en torno que no solo lo fomenta sino que, además, es con carácter permanente.  Hay diferentes índices de aseguramiento, en aquellas zonas con menor población y, además, está más envejecida,  tienen menor tendencia a la compra de seguros, Castilla y León es un ejemplo.     

Dese su óptica, cuando hemos alcanzado el 10,2% de inflación ¿qué futuro le depara a las familias españolas?, ¿todo ello repercutirá en el sector del seguro? 

Se dice que la inflación es ese veneno silencioso que afecta a la economía, para el sector asegurador es mala noticia ese repunte que viene en buenaparte derivado de la situación de inestabilidad derivada de la invasión de Rusia a Ucrania pero antes ya presentábamos índices de repunte de precios preocupantes. Para el sector asegurador el problema viene derivado de los efectos de la segunda ronda en la medida en que esa inflación pueda afectar a los costes de los servicios que prestamos, desde talleres a hospitales o reparadores en el domicilio…  

Siempre hay variables que las aseguradoras van a poner en marcha con mejoras en la gestión de esos percances o aprovechamiento de una más que probable subida de tipos de interés para conseguir una mayor rentabilidad de los activos y que eso pueda ayudar.  Hay una tensión muy fuerte para no subir los precios, cada una de las compañías tiene sus propias políticas, serán ellas quienes lo determinen, pero la competencia en el mundo del seguro es tan grande que lo último que pensarán todos es trasladar ese incremento de precios a los clientes.  El impacto directo de la guerra es prácticamente inexistente y la federación Europea de Compañías de Seguros tomó el acuerdo de expulsar a la Asociación Rusa de Compañías, fue una cristalización de las sanciones que se adoptaban desde la UE. 

¿Cuáles serían las medidas idóneas para paliar la vulnerabilidad de algunos sectores de la población? 

Puede ser duro si no somos capaces de controlar la inflación y se produzca una cierta recesión en el crecimiento.  Deberíamos ser capaces de mantener la mejor ortodoxia económica para que eso no se produzca. No sé si avanzamos hacia una gran recesión pero las medidas que adoptemos en los próximos meses pueden poner al país en una posición de elevada competitividad o, si nos equivocamos, meternos en una recesión casi estructural, de ahí que se reclame esa ortodoxia económica como mejor aliado para el futuro.   

¿Por donde va a pasar el un futuro el mundo del seguro?

Va a pasar siempre por una adaptación permanente, allá donde haya un riesgo estará el sector asegurador, es verdad que hay cambios sociales que se tocan con las manos y eso obligará a que se repiensen  muchas de las ofertas aseguradoras que tradicionalmente hemos venido teniendo en el mercado. Muchos jóvenes de hoy no quieren tener vehículo propio, entonces la oferta aseguradora tendrá que adaptarse a esos requerimientos sociales, como las nuevas formas de movilidad personal,  el aseguramiento para los monopatines o las bicicletas con pedaleo asistido, son movimientos que ya tocamos con los dedos.  Si pensamos en las combinaciones de aseguramiento para el hogar y cobertura de las necesidades se abre también otro campo de innovación enorme en el que la prestación directa de servicios no va a estar solo vinculada a los riesgos que nos cubre la póliza sino a cualquier otra necesidad familiar, pensemos en los mayores, las personas solas, y tener posibilidades de teleasistencia… Es un campo nuevo en el que el seguro se va a ir acomodando.   

Usted ha afirmado que el seguro es la segunda red de seguridad mayor del mundo actual, sólo detrás de los Estados, ¿mantiene esta afirmación?

Me refería al caso español porque aquí el seguro dejó de tener como característica fundamental ser una vía de indemnización para convertirse un prestador directo de servicios, pensemos en los seguros más populares, como los de salud, hogar de coches o decesos, en todos ellos el asegurado va a recibir una compensación económica, pero lo normal es que la compañía proporcione directamente un servicio. Esa red de servicios, que funciona con una elevada calidad y que tiene mucha capilaridad en todo el territorio, porque las reparaciones las hacemos con profesionales segovianos, por ejemplo, no solo permite ese acercamiento al cliente sino que, además, es un mecanismo de control de precios porque no es lo mismo lo que un fontanero va a aplicar a una compañía de seguros, que le encarga muchos trabajos a lo largo del año, que lo que cobre por hacer una reparación individualizada en un domicilio.  Esta es otra característica específica del seguro como modulador de precios que tiene mucha trascendencia en una inflación del 10,2%. A través de esta plataforma de servicios el sector del seguro está dando trabajo inducido a unas 400.000 personas en toda España.     

¿Hay buenas prácticas en el sector?

Ya no hay letra pequeña…  Sí las hay, cada vez mejores, porque la competencia no solo está en el precio sino también en la calidad del servicio y, en este sentido, las aseguradoras cada vez se esfuerzan más para satisfacer a los clientes. Internamente tenemos bastantes guías de mejores prácticas que afectan a diferentes tipos de seguros en las que las compañías asumen más responsabilidades de las que les obliga la normativa.  

Usted ocupa un puesto de alta responsabilidad, ¿cómo ve el ritmo de la incorporación de la mujer a cargos directivos?
Un poco lento, me gustaría que se acelerara, aunque soy partidaria de reconocer las capacidades  y nunca me han gustado las medidas específicas de promoción de un determinado género, tengo que reconocer que algunas veces son imprescindibles para que se produzca esta aceleración. En el sector asegurador las mujeres somos mayoría, hasta que se llega a los puestos directivos,  aunque el 30%  de los comités de dirección del sector asegurador está representado por mujeres, es poco, tenemos mucho que hacer, pero hace diez años hacen eran el 15%, el camino recorrido tampoco está mal.  Hay un compromiso suscrito por todas las compañías del sector asegurador de llegar al 40% de mujeres en los puestos directivos antes de 2030, estoy segura de que se alcanzará.    

¿Qué impresión le causó que le otorgaran el Premio Especial 'Presidente de la Diputación de Segovia'?
¿Qué mejor que a una le feliciten en su propia tierra?. Como segoviana no puedo más que estar agradecida a la Diputación, un gran honor, llevo una larga trayectoria profesional en la que siempre he procurado hacer las cosas bien, creo que una se retrata cuando hace su trabajo y también retrata a su tierra. Creo que puedo mirar atrás con una cierta satisfacción por el trabajo realizado. Es un honor grande ver cómo mis paisanos  coinciden en ese diagnóstico y han visto con buenos ojos mi trayectoria profesional. Me habría encantado recogerlo personalmente pero lamentablemente ese día esta de viaje.  En 2019 fui ratificada, es el tercer año de mi mandato y tengo por delante 73 dosieres abiertos con iniciativas regulatorias, trabajando y defendiendo los intereses del sector,  representándole ante cualquier parte interesada, fundamentalmente a la Administración pública, los partidos políticos, los sindicatos o el Parlamento… Estoy encantada del tiempo que llevo trabajando y del que me queda.  

Seguro que usted observa la evolución económica y social de su provincia, ¿por dónde debe pasar su futuro?

Madrid es el pueblo más grande de la provincia porque, lamentablemente, estamos muchos de los que tuvimos que salir en la época de las grandes migraciones del campo a las ciudades… Es muy grato ver cómo toda la mecanización y la transformación de algunos sectores de la economía han ido mejorando mucho las capacidades de la provincia. 
Espero mucho en relación con Segovia con la aceleración que se ha producido en la utilización de la digitalización y las comunicaciones como consecuencia de la pandemia, primero porque la cercanía a Madrid favorece que se puedan establecer puestos de teletrabajo en Segovia, por sus condiciones de vida, para empresas ubicadas fuera, así como toda la red de distribución de mercancías porque creo que la logística puede jugar un papel muy importante, utilizando la cercanía pero, a la vez, el terreno y las condiciones de mano de obra son menos caras que en Madrid. Confío mucho en el futuro de mi provincia.