Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Falta de grandeza

24/02/2022

Hace una semana Pablo Casado y Teodoro García Egea eran líderes indiscutibles del PP; hoy se encuentran a la espera de que llegue a Génova un grupo de nuevos dirigentes dispuestos a hacer lo necesario, sacrificarse si hace falta -caso Feijóo, con una trayectoria política de triunfos, vida personal muy llena y buenas expectativas económicas de futuro- para poner todo su empeño en relanzar un PP muy golpeado por los muchos errores cometidos por su dirección.

Las cosas han sido traumáticas en los últimos días, Casado y Egea han sido desalojados del poder a empujones. Pero lo peor ha sido que algunos de los mejores amigos de los dos, en algunos casos personas que les deben todo como políticos, no han dudado en firmar lo que se les ponía delante una vez que tuvieron noticia de que la Dirección Nacional se había manifestado el lunes en contra de la continuidad de Casado y Egea al frente del partido. A eso hay que sumar que los propios protagonistas, Casado y Egea, han acabado mal, aunque Egea contó a la periodista Ana Pastor una versión edulcorada de su último encuentro.

Casado quería participar en la sesión de control del gobierno y nadie pudo convencerle de lo contrario. Fue una "última intervención", con todo lo que eso significa. Ninguna referencia a la pregunta que había formulado al gobierno, y sí una reivindicación de sus valores y de los valores de su partido. Los aplausos de su gente fueron sinceros, no está reñido el afecto con la crítica generalizada –más de lo que sospechaba- hacia su gestión, como se había revelado el día anterior. Seguro que Casado sabe diferenciar entre los que siempre le guardarán afecto, y los que le tenían ganas desde tiempo atrás pero lo disimulaban por miedo a perder su puesto.

Casado eligió que su despedida fuera en el Congreso y la preparó con cuidado, casi con mimo. No hizo lo mismo Pedro Sánchez, que le deseó lo mejor en lo personal y poco más. Con un añadido, anunció que no convocaría elecciones generales, noticia que dejaba en segundo plano el adiós de Casado. Un adiós. Al presidente le faltó generosidad, sensibilidad, cercanía. Faltó grandeza. En Sánchez y en algunos miembros destacados del PP que parecían estar lanzando ya mensajes subliminales a Feijóo después de haber pasado olímpicamente del presidente gallego durante estos años.

Pero es mayor el pecado de Sánchez. Porque era el presidente de gobierno, al que se le supone un saber estar en situaciones delicadas y porque para él no tendría ninguna consecuencia profesional mostrarse más cálido con el rival que abandona la escena pública.

Casado y Egea han cometido errores imperdonables. Se han dejado la piel por su partido, aunque lo han dirigido mal y no quisieron escuchar los mensajes de alerta que les llegaban Pero son personas, y qué menos que en la hora final se les despida con palabras que se noten sinceras.