Uvas nómadas edición confinamiento

Cristina Sancho
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Elisa de Frutos y Rubén Salamanca apuestan por sus propias uvas tempranillo para sacar adelante la versión menos viajera de su proyecto que se sustenta en el micromecenazgo.

Rubén y Elisa, propietarios de Bodegas de Frutos Marín de Cuéllar. - Foto: DS

Que el coronavirus está dejando secuelas es por desgracia innegable. Más allá de las que tienen que ver con la salud, la situación social se ha visto afectada por la pandemia y el confinamiento inicial ha supuesto un cambio de planes en muchos proyectos. En el caso de las Bodegas De Frutos Marín S.L de Cuéllar, que han buscado el lado positivo del confinamiento en la octava edición de su proyecto viajero Uvas Nómadas y han apostado por una edición que han llamado confinada con uva tempranillo y que verá a luz en la primavera de 2021.

El proyecto ‘Uvas Nómadas’ arrancó en el año 2013 con el objetivo de elaborar vino con distintas variedades de uva autóctona que existen a lo largo y ancho de la geografía nacional con diferentes peculiaridades y a través de la fórmula de micromecenazgo. Desde entonces la iniciativa está más que asentada y ha dado a conocer vinos con variedades como la garnacha de Cebreros (Ávila); tinta de Toro de Morales de Toro (Zamora), mencía del Bierzo (León), albillo de Cigales (Valladolid), rufete de Salamanca, godello de Zamora, o Alicante bouschet de Valladolid. Esta última fue la creación de la añada de 2019 que se empezó a repartir en verano una vez terminó el confinamiento.

La situación que se vivía en el final del invierno y el inicio de primavera, momento en el que Elisa de Frutos y Rubén Salamanca comienzan a buscar viñedos por distintos puntos de la Comunidad hizo que el proyecto pendiera de un hilo. No obstante estos dos viticultores que desde el año 2004 llevan elaborando vinos propios en su bodega Malaparte decidieron asumir las dificultades y apostar por una edición especial al igual que lo estaba siendo el año. «Al no poder visitar viñedos por la movilidad de movimientos, cuando terminó el confinamiento, pensamos que muy acorde con la situación que vivíamos, podíamos hacer una edición confinada con uvas de nuestro propio majuelo que si podíamos visitar. Pensamos que quizás hay mecenas que no conocen algunos de nuestros vinos y esta podía ser una buena apuesta», comenta Elisa de Frutos. 

Su bodega se encuentra apenas a cinco kilómetros de Cuéllar y por ello la añada de 2020 será la menos nómada de la serie de siete. Ya han terminado de recoger la uva y ahora se encuentra en proceso de fermentación. La uva que van a utilizar es la que emplean para la elaboración de su vino rosado, pero tras su fermentación pasará unos meses en barrica de roble y siguiendo el procedimiento habitual estará disponible en la primavera de 2021. En esta edición apuestan por una uva tempranillo del viñedo Montón de Piñas. «Se trata de una añada con unos parámetros perfectos para hacer vinos», explica Rubén que considera que, a pesar de las circunstancias, en lo climatológico ha sido un buen año.

Este proyecto de micromecenazgo en el mundo del vino fue pionero en España y eso les ha permitido dar a conocer sus variedades por toda España. Nació por las ganas de aprender y de conocer otras uvas y crecer en el mundo de las bodegas y parece que por el momento lo han conseguido. «El proyecto está ya totalmente consolidado. Todos los años entran mecenas nuevos pero el 80% ya han participado en años anteriores y el 40% lo habrán hecho en todas las ediciones», apunta de Frutos. La fidelidad al proyecto queda también demostrada por el respaldo de vecinos de Cuéllar y de la comarca que cada año se suman a la iniciativa. 

Uvas Nómadas llega a todos los puntos de España y traspasa fronteras. Cuentan con un mecenas francés que acude todos los años a España a veranear y que pasa por la bodega para recoger el lote de vino que apadrina. Este mecenas aún no ha podido recoger la añada de 2019 y ya está apuntado para la de 2020. También cuentan con importadores de Bélgica que se interesan por su proyecto.

250 LOTES. En ediciones anteriores utilizaban la plataforma Verkami para especializada en crowdfunding y donde lanzaban cada año el proyecto explicando las características del mismo y la evolución. Este año al ser una edición especial por las circunstancias decidieron lanzar la iniciativa a través de la tienda online en la web de la bodega que gestionan. Han sacado a la venta una edición limitada de 250 lotes compuesto por seis botellas cada uno, lo que suponen unas 1.500 botellas y a un precio de 42 euros el lote. Por el momento quedan en stock pendientes de vender alrededor de 120. Todo el dinero obtenido de las aportaciones se destina íntegramente para cubrir los costes de elaboración, embotellado, etiquetado y envío de los vinos. 

Uno de los aspectos curiosos del proyecto, es que además de ser un vino único también es un vino personalizado. Durante el proceso de elaboración se informa a los mecenas a través de redes sociales y el blog y se les pide un nombre, un nick, lo que ellos quieran poner, porque en la contraetiqueta de la botella se incluyen todos los nombres de las personas que han hecho posible esa edición. Como novedad, con la añada de 2019 habían organizado una ‘fiesta Uvas Nómadas’ en la bodega que se debería haber celebrado en 2020 pero que por las circunstancias ha quedado aplazada para 2021 y a la que se sumarán los mecenas de la añada Uvas Nómadas edición confinamiento, para poder brindar por el descubrimiento de nuevos vinos autóctonos y especiales.