Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Susto

01/09/2022

Al comienzo de un nuevo curso, les confieso que no me preocupan especialmente las tenebrosas predicciones económicas. Como dijo el economista Samuelson, los expertos han predicho «nueve de las últimas cinco recesiones». Cierto que todos los costes están subiendo, sobre todo los del dinero y la energía, pero falta saber si las sociedades sucumben al «shock» o son capaces de resistirlo.
Tampoco creo especialmente preocupante la «cuesta de septiembre»: siempre se da a partir de la llegada del cargo de la tarjeta de crédito y, aunque hay quien dice que se ha gastado menos de lo que parece, las ocupaciones hoteleras y de todo lo demás han vuelto a las andadas de antes de la pandemia. Estos serían avatares de una historia que se construye a base de círculos y que se gestiona por temporadas. Totalmente normal.
Lo que sí me quita el sueño es el «momentum» de la dirigencia: todos los partidos gestionan su particular crisis y la tentación de subrogar en ella la crisis de la sociedad es demasiado incitadora. Hay demasiadas elecciones en ciernes para tener un euribor tan calentorro, una deuda insaciable, un déficit indomable y una falta de realismo insensata.
Y por lo que nos concierne en lo inmediato, me escama el perverso laberinto en que se encuentra Castilla y León: una política en exceso gestual, un politiqueo un tanto inane, con algunos políticos bisoños cuya falta de capacidad sólo tiene parangón en el desparpajo con que presumen de lo que adolecen. Y sobre todo, una escalada de boberías y simplezas, buscando comunistas, repintando el muro de Berlín, organizando conciertos benéficos… Dicen que no mata la bala, sino la velocidad. Y eso es lo que más me preocupa: el generalizado deporte de matar moscas a cañonazos. Ahí si me da susto, ves.