El nuevo impuesto al plástico golpea a la industria segoviana

Nacho Sáez
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que mantienen el alza de costes, se debaten entre repercutir o no el gravamen en sus productos

El nuevo impuesto al plástico golpea a la industria segoviana - Foto: Rosa Blanco

La industria tiene desde el pasado 1 de enero un nuevo quebradero de cabeza. El Impuesto Especial sobre los Envases de Plástico No Reutilizables y el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases han incrementado los costes de la mayoría de las fábricas o al menos a modificar sus procesos, obligadas por la guerra al plástico que ha decretado el Gobierno. Entre las medidas implantadas destacan la obligación de pagar un impuesto de 0,45 euros por cada kilo de plástico no reciclado que utilicen y la prohibición de vender menos de 1,5 kilos de fruta o verdura envasada en plástico salvo variedades protegidas o que cuenten con una indicación de calidad diferencia o de agricultura ecológica.

«Más que preocupación hay malestar porque se establezca un impuesto más que viene a gravar la ya maltrecha situación económica de las empresas», señala el presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), Andrés Ortega, afectado directamente además en su empresa, Ambientair. «Nosotros ya llevamos a cabo una campaña para reducir el consumo de plástico. De hecho, el 95 por ciento del plástico que utilizamos es reutilizable. Pero claro, hay algún artículo en el que no se puede al cien por cien. Necesitamos ese material». Han decidido no repercutirlo en los precios de sus productos. «Como la mayoría llevamos un año incrementando precios por el aumento de los costes energéticos, a las materias primas… El impuesto al plástico, como no es un porcentaje muy grande en este momento, lo vamos a absorber pero no deja de ser perder parte de tu margen, lo que va a afectar a la cuenta de resultados», explica Ortega.

La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Asaja, Cooperativas Alimentarias y once organizaciones más de consumo solicitaron sin éxito en diciembre al Gobierno el aplazamiento de la entrada en vigor del impuesto al plástico. «España se queda sola en Europa con la introducción de un impuesto (no obligatorio para los estados miembros) que supondrá añadir sobrecostes a sus empresas en un contexto especialmente delicado», señalaron en un comunicado en el que también reivindicaban su concienciación con la sostenibilidad: «Las compañías españolas van por delante de la legislación en su compromiso con el medio ambiente y, en la gestión del plástico, la gran mayoría ya han adoptado medidas como el rediseño, la reducción de peso o la reutilización para tratar de minimizar la presencia de este material en el 'packaging' (envasado). De hecho, según datos de Eurostat, España se sitúa entre los países con mejores ratios de reciclaje de envases de plástico (51,4 por ciento), por delante de naciones como Alemania, Francia o Italia y del conjunto de la media europea (37,7 por ciento)».

Preocupa el impacto que el nuevo Real Decreto puede tener en las exportaciones y en las inversiones. La empresa segoviana Huercasa lo va a repercutir en el precio de sus productos. «Aunque llevamos años trabajando para reducir el plástico en nuestros embalajes, y tenemos varios proyectos abiertos sobre plástico reciclable que aguante la temperatura de nuestros procesos, aún seguimos utilizando plástico de un solo uso, fundamentalmente en el envase primario, con el que se hace el envasado al vacío. Por tanto, el nuevo impuesto nos afecta económicamente, aunque entendemos y asumimos este coste como parte de nuestra política de sostenibilidad. Dada la situación de notabílisimo alza de costes que venimos sufriendo durante el último año, nos vemos obligados a repercutir este nuevo coste en precio al cliente, aunque el efecto no es muy significativo, en torno al uno por ciento de incremento», indican fuentes de la compañía.

«Les es fácil vender que el plástico es muy malo y que hay que gravarlo pero en realidad lo que van a gravar son los productos finales», abunda Enrique Navarro, CEO de Manufacturas Polisac, de Nava de la Asunción, una empresa que se define como «pionera» en la fabricación de envases y embalajes de productos plásticos «hechos a medida para cada cliente». Respaldada por una trayectoria de más de medio siglo, cuenta con más de ochenta trabajadores y produce unas 10.000 toneladas al año. «El impuesto al plástico tiene muchas consecuencias. Hay algunas que son un disparate. La ley se aprobó cinco días antes de que entrara en vigor y no teníamos los impresos, los impuestos y los modelos de Hacienda para poder hacer la declaración. Hacíamos consultas a Hacienda y no tenían ni idea de qué respondernos y nos remitían a la ley cuando esta no lo dejaba claro. Es una improvisación absoluta», lamenta Navarro, quien además remarca la importancia capital que tiene el plástico.

«Siempre que se encarecen los precios uno piensa que puede bajar el volumen de fabricación y de venta pero el plástico –nos guste más o nos guste menos– hoy es un producto absolutamente insustituible para la sociedad mundial. No se puede cambiar por otros productos. La higiene, la estanqueidad y la posibilidad de aislar los productos que van envasados y van directos al consumidor solo lo permite a día de hoy el plástico. Ni el papel ni el cartón, que no son más sostenibles. Todo lo que se envasa en plástico no es por capricho sino por necesidad, porque mantiene mucho más la frescura de los productos, que de otra manera se deteriorarían, y nuestros clientes tienen que seguir utilizándolo», argumenta. El CEO de Manufacturas Polisac, que cuenta desde hace tiempo con líneas en las que utilizan plástico reciclado, alerta también del elevado gravamen que se ha establecido para el plástico de un solo uso: «Esos 0,45 euros por kilo es una cuantía muy importante. Es más del treinta por ciento del coste de cualquier envase».

Los comercios minoristas de alimentación de más de 400 metros cuadrados tendrán que destinar el 20 por ciento de su superficie a productos sin embalar –aunque disponen de seis meses para adaptarse– y el cliente se podrá llevar la fruta, la verdura, la carne y el pescado en tápers que traiga de casa, pero deberán ser transparentes y el establecimiento los podrá rechazar si están sucios. De momentos todos estos cambios normativos se reflejan tímidamente a la hora de hacer la compra.