Un decálogo «marcará el futuro más próximo de la tauromaquia»

SPC
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Las XXV Jornadas Taurinas de Castilla y León concluyen con la reclamación de cambios prácticos en el reglamento después de dos jornadas de reuniones

Gonzalo Santonja (c), junto a los portavoces de las mesas, durante la presentación de las conclusiones de las jornadas. - Foto: Ical

La Consejería de Cultura impulsará un decálogo de medidas que «marcarán el futuro más próximo de la tauromaquia». Un listado que emana de las conclusiones de las XXV Jornadas Taurinas de Castilla y León, celebradas en Ciudad Rodrigo (Salamanca), y que este jueves echaron el cierre después de dos jornadas como un nuevo modelo participativo en el que se plantearon cambios prácticos y constructivos para el reglamento. «Siempre se dice que las segundas partes nunca son buenas, pero estoy seguro de que van a ser mejores», señaló el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, que clausuró esta jornadas, que consideró «extraordinarias» y que tendrán su continuación en los meses de septiembre u octubre. «Verdaderamente estamos satisfechos de cómo han ido las jornadas y las conclusiones», admitió Santonja, antes de dar pie a los representantes de cada una de las mesas que expusieron los temas acordados. 

Dos jornadas en la que los profesionales del sector de la tauromaquia se han reunido en Ciudad Rodrigo para «analizar la realidad del mundo del toro», una actividad que ha servido para dar pie a una serie de conclusiones que «de una manera significante marcarán el futuro de la fiesta». El responsable de Cultura autonómico se mostró orgulloso de este nuevo modelo de participación colectiva sobre temas monográficos y que tengan efectos prácticos. «Queremos lo mejor para el mundo de los toros, porque todo lo que sea bueno para ellos va a ser bueno para nosotros y para la cultura española», verbalizóSantonja, que reiteró su «satisfacción» con las jornadas y su «propósito de reincidir en este modelo». «Estas jornadas han sido un auténtico éxito, ya que su desarrollo y su trabajo ha permitido tratar en profundidad los aspectos más relevantes de la actualidad del mundo del toro».

Sin acuerdo en el segundo puyazo 

La mesa de trabajo de la suerte de varas defendió este momento taurino como «una parte importante del espectáculo» y mostró su apuesta por que no se elimine. Asimismo, expusieron diferentes temas, como la consideración de poder pesar a los caballos para contrastar los datos de los certificados, que mantienen el peso del animal en el reglamento entre los 500 y los 600 kilos. La mesa abordó también la importancia de forrar el estribo para evitar lesiones en la cara del toro. La parte más controvertida en este aspecto fue el número de entradas del toro al caballo durante el espectáculo, debido a que consideraron el segundo puyazo «muy bonito y fundamental» pero no acordaron si incluirlo o no en el reglamento. «Si lo dejamos a ver qué piensa el matador, desvirtuamos la suerte de varas», admitieron los representantes de la mesa de trabajo de esta materia.
Por ello, señalaron que probarán una nueva puya, «que puede ser beneficiosa para la suerte de varas», en diferentes toros y festejos a puerta cerrada para conocer la opinión de matadores y picadores y sacar conclusiones de si puede ser válida o no. Por último se acordó que el primero de ellos tendrá lugar el próximo 6 de marzo en Alba de Tormes. 

Propuesta de cambios en el reglamento 

La mesa sobre perspectiva de la afición y la administración trató la necesidad de dos sobresalientes en las corridas mixtas, ya que, afirmaron, en los casos que haya un rejoneador y dos toreos de a pie, puede ser suficiente un sobresaliente. Respecto a las corridas de rejones, observaron que se consigne únicamente en los carteles cuando las defensas estén íntegras, para poder especificar si, aunque se trate de rejones, son novillos o toros. El indulto fue otro de los temas tratados en esta mesa de trabajo, aludiendo a la responsabilidad del presidente. Por ello, solicitarán que las delegaciones territoriales tengan en cuenta para el nombramiento del mismo cualquier violación de los reglamentos. Por otro lado, entre sus propuestas estuvo también la posibilidad de que el presidente pudiera pedir análisis de astas.

Además, frente a lo que recoge el reglamento actual, propusieron señalar que se especifique que «podrá» en vez de «deberá» tener tres rejones de castigo, señalar la fecha de nacimiento de la res cuando esté en el documento de identificación bovina, la posibilidad de que en plazas pequeñas actúe solo un picador sin alternarse, que se incluya una expresión tipo «atenderá a los usos tradicionales» en el apartado de la indumentaria para mantener esta «liturgi

Más espacio para que la res descanse

La garantía sanitaria, tanto animal como humana, fue el foco de esta mesa que contó con veterinarios, cirujanas, médicos y enfermeros entre sus componentes. Respecto a la humana, quisieron garantizar que el espectáculo fuese lo más seguro posible. Para ello, reclamaron formación específica, acreditada y continuada, como se realiza en otras comunidades con cursos como el de atención inicial al paciente politraumatizado taurino, debido a las características específicas de este tipo de herido.  Además, propusieron ampliar el número de profesionales sanitarios, considerando otras especialidades como las torácicas o las vasculares, y poner en valor el trabajo de anestesistas y el traslado en ambulancia. Características que piden que se realicen en festejos mayores y menores «ya que las reses van a ser las mismas».

En el sentido de la sanidad animal, acordaron que el número de veterinarios actual es correcto, pero pidieron un espacio para las reses que garantice su bienestar y puedan descansar y alimentarse a una temperatura adecuada. Así, añadieron también la necesidad de vincular veterinarios en el tema de la salud animal y pública y que los certificados de los corrales sean emitidos por veterinarios de servicio. 

Fijar tiempo al espectáculo popular

El último turno correspondió a la vertiente de nuevos festejos populares, en una mesa compuesta por perfiles muy diferentes, y donde acordaron dar una nueva definición al ciclo de festejos taurinos para que se desarrolle de manera ininterrumpida. Algo que no sucede ya que, durante los días de patrones, no se celebran. Por ello, pidieron incluir una nueva definición en la que se especifique que no se interrumpirá si no hay festejos en un día completo.

Por otro lado, pidieron fijar una duración máxima de los espectáculos populares en función del tipo y del número de participantes, pensando en el bienestar animal y en el de todos los trabajadores y asistentes. Respecto al Grand Prix, creyeron conveniente regularlo con reses de menos de 24 meses y materiales de goma espuma, y abrieron la posibilidad de permitir participar a los menores de edad de entre 16 y 18 años en ellos, aunque este punto generó controversia. Las talanqueras fueron otro punto de debate, en el que consideraron necesario que puedan unirse entre sí con un elemento articulado que impida que se salga cuando el toro meta la cabeza. Asimismo, prohibieron la presencia de los menores en los callejones, y acordaron que el número de personas dentro del callejón deberá ser el mismo del aforo del total de los burladeros.