Los pueblos de Segovia superan los 170.000 veraneantes

D. A.
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El medio rural, que antes de la covid acogía a unos 165.000, casi triplica su población en las semanas más señaladas, y algunos municipios la multiplican por más de diez

Imagen de las fiestas de San Luis del Real Sitio de San Ildefonso.

Los pueblos de Segovia superan los 170.000 veraneantes durante los días más concurridos de agosto, que se suman a los apenas 100.000 vecinos que residen allí habitualmente. La cifra ya era importante antes de la pandemia, cuando se rebasaban por poco los 165.000, pero de 2019 a 2020 aumentaron en otros 6.000, y según los datos recabados por El Día de la Encuesta de Infraestructura y Equipamientos Locales que publica el Ministerio de Política Territorial, la población máxima estacional que alcanzan entre todos ascendería en concreto a 171.348. Son más de los que viven a diario en el conjunto de la provincia (153.663 contando los 51.258 de la capital, de acuerdo con el Padrón oficial vigente, relativo al 1 de enero de 2021), que así ve duplicarse su población durante los meses estivales. Pero es que el medio rural casi la triplica, y algunos la multiplican hasta por más de diez, si se toma como referencia el contraste entre los empadronados y la llamada población máxima estacional que registra, disfruta y también soporta cada pueblo en las fechas más señaladas, concentradas en agosto y sobre todo entre la segunda y la tercera semana. Un efímero soplo de vida para la Segovia vaciada y su deprimido tejido económico, pero también un reto ante las dificultades que conlleva dar servicio a tanta población, antes de que la cruda realidad se acabe imponiendo sin remedio, como cada año, según se asoma el final del verano.

La suma de la población máxima estacional de cada municipio del medio rural segoviano alcanzaba en 2020 las 272.803 personas, y restando los 101.455 empadronados que se contabilizaban entonces, salen los citados 171.348 que pueden considerarse veraneantes: hijos del pueblo que vuelven a sus orígenes por unos días con sus respectivas familias, o también forasteros que decidieron adquirir allí segundas residencias.

El pueblo que atrae a más urbanitas es, con diferencia, El Espinar, que además tampoco ha dejado de ganar población estable con la pandemia. Empezó 2019 con 8.986 empadronados, 75 menos que un año antes (9.061), pero a comienzos de 2020 ya eran 9.086, así como 9.476 en 2021, y durante buena parte de agosto de 2020 llegaron a coincidir 32.319 personas gracias a la llegada de 23.333 veraneantes, 2.917 más que en torno a las mismas fechas del año anterior. Así se convierte durante la época estival en el segundo municipio más habitado de la provincia, sólo por detrás de la capital y quedando así justo por delante de Cuéllar, el cuarto pueblo que acoge a más veraneantes (6.783) en las fechas que alcanza su población máxima estacional, y así suma una cifra total muy alta, pero no tanto: 16.366.

Primera parte del listado de pueblos de Segovia con su población máxima estacional. Son datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, relativos al verano de 2020 y con el Padrón vigente entonces.Primera parte del listado de pueblos de Segovia con su población máxima estacional. Son datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, relativos al verano de 2020 y con el Padrón vigente entonces.

San Ildefonso, por su parte, siendo el quinto municipio más poblado de Segovia (5.237 empadronados a 1 de enero de 2021), figura en los datos del Ministerio como el segundo que más veraneantes atrae (10.654), y de esta forma se sitúa en torno a estas fechas como el cuarto con más habitantes: 15.895, a sólo 471 de Cuéllar, que en cualquier otra época del año le saca más de 4.000.

Destaca también Riaza, con una población máxima estacional de 10.934 habitantes pese a tener apenas 2.100 empadronados, siendo así el tercero con más veraneantes. Pero la mayor remontada se la apunta Torrecaballeros, que siendo el quinto con más veraneantes (por detrás de El Espinar, San Ildefonso, Riaza y Cuéllar) con 5.692, escala de la decimosexta posición que ocupa por número de empadronados (menos de 1.500) a la séptima por población máxima estacional: 7.039. «El incremento es bestial», destaca su alcalde, Rubén Pérez, quien advierte que se nota especialmente en la manera en que se dispara el consumo de agua; pero también por otras muchas cuestiones, claro, empezando por la actividad que se ve en las calles y la que asoma por las ventanas de viviendas que permanecen cerradas el resto del año, salvo en fines de semana.

Además, aunque la población máxima estacional se concentre en pocas semanas, el aumento ya es muy notable desde mediados de julio y se mantiene en niveles muy altos todo agosto, tal y como apunta Pérez. «Aquí supongo que aguanta más que en otros pueblos por tener las fiestas patronales a finales de mes», del 25 al 28 de agosto este año, prologadas por un programa de actividades que ya arrancó el día 12.

Segunda parte del listado de pueblos de Segovia con su población máxima estacional. Son datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, relativos al verano de 2020 y con el Padrón vigente entonces.Segunda parte del listado de pueblos de Segovia con su población máxima estacional. Son datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, relativos al verano de 2020 y con el Padrón vigente entonces.

«Luego lo que estamos notando es que la gente que tenía segundas residencias se queda cada vez más tiempo», destaca, un fenómeno favorecido por el teletrabajo y otros cambios sociales relacionados con la pandemia. «Vemos cierto crecimiento en rehabilitación de viviendas por parte de gente que ha venido de fuera, solicitudes de licencias de obras para construir chalés… Es un movimiento que nos hace tener algo de esperanza en cuanto a la posibilidad de registrar un crecimiento poblacional sostenido», que al final es lo que necesita cualquier pueblo para asegurarse el futuro.

LLAMADA A EMPADRONARSE. Lo que no difiere del resto del medio rural segoviano es la procedencia de la mayoría de veraneantes: Madrid fundalmentalmente, además de Segovia capital y también Valladolid. Y el reto que supone, por ejemplo en el caso de Torrecaballeros, atender a más de 7.000 habitantes con los recursos económicos de un pueblo de apenas 1.500 vecinos que en verano, dadas las circunstancias, se ve en la tesitura de tener que reforzar la limpieza (con recogida de basura cinco o seis días por semana entre julio y septiembre, en lugar de los tres habituales del resto del año) y también otros servicios municipales. No en vano, la mayoría del año se basta con dos alguaciles y una persona para limpieza, mientras que ahora recurre al empleo de cuatro eventuales.

«Necesitamos que la gente que resida temporadas muy largas en el pueblo se empadrone, porque esa es la única forma que tenemos de garantizar la prestación de servicios», subraya Pérez, ya que la mayor parte de la financiación de los ayuntamientos depende de eso, aparte de la recaudación del IBI que, eso sí, obviamente lo pagan los propietarios de segundas residencias igual que los de primeras. «Pero si vives en Torrecaballeros seis meses al año y estás empadronado en otro sitio, al final este Ayuntamiento te da servicio todo ese tiempo sin recibir nada en cuanto a la participación en los tributos del Estado por tu declaración de la renta, que se la llevará Madrid, Valladolid, Segovia capital o el municipio que sea», incide.

Por otro lado, igual que El Espinar destaca por ser el pueblo segoviano con más veraneantes y Torrecaballeros el que más puestos escala en el ranking demográfico de la provincia por todos los que acoge en estas fechas, Navares de las Cuevas lo hace por ser el que más crece en proporción con su población habitual, ya que no pasa de 25 empadronados y en agosto llega a superar el medio millar de habitantes. De 23 a 520 en el verano de 2020, concretamente, un incremento porcentual del 2.160% que puede calificarse como exponencial en el sentido más amplio del término porque, redondeando, se multiplican por 23, aunque sea «un espejismo que dura dos semanas», matiza su alcalde, Vicente Robisco. Allí no se recurre a contrataciones para sobrellevar la situación, pero su margen presupuestario es mínimo en cualquier caso, y la recogida de basura, que sí se amplía, se lleva a cabo a través de la Mancomunidad de La Pedriza.

Pero es que la desproporción se extiende a otros muchos pueblos, y si el caso de Navares de las Cuevas es llamativo, tampoco se quedan cortos en Cerezo de Arriba, con 136 empadronados en 2020 y una población máxima estacional de 2.203 personas (+1.519%); Maderuelo (de 168 a 1.550), Cerezo de Abajo (de 112 a 820), Cantalejo (de 3.523 a 8.864), Sepúlveda (de 1.003 a 5.955) o Coca (de 1.763 a 6.660).

Sin embargo, pasado el efímero episodio de superpoblación que cada año refleja un espejismo demográfico en la gran mayoría del territorio, lo que queda es un enorme parque de viviendas deshabitadas que no ha dejado de crecer desde el éxodo rural de mediados del siglo pasado, y la encuesta de infraestructura y equipamientos locales del Ministerio viene a poner cifras estimativas al problema. Entre sus datos está el de viviendas familiares, y teniendo en cuenta que en El Espinar se contabilizaban 10.825 en 2020 con un Padrón que entonces sólo contabilizaba 8.986 vecinos, aunque estos se repartieran a razón de uno por vivienda, seguirían quedando 1.839 vacías, así que el número real se presume muy superior. De hecho, aplicando la media nacional de 2,5 personas por hogar que deduce el Instituto Nacional de Estadística, las viviendas ocupadas allí de forma regular no llegarían a 3.600, y quedarían por tanto más de 7.000 cerradas; mientras que a nivel provincial serían casi un 60% las deshabitadas.

No obstante, aunque El Espinar sea el pueblo con más viviendas desocupadas fuera de días señalados, en proporción con su tamaño son otros los que más destacan, empezando por Ituero y Lama, que en la encuesta del Ministerio de 2020 refleja un Padrón de 378 habitantes y un parque de 1.157 viviendas; Fresno de Cantespino (265 y 994), Duruelo (180 y 795), Marugán (623 y 1.211) o Santo Tomé del Puerto (252 y 833). La Segovia vaciada en toda su extensión, por más que los veraneantes eclipsen el drama por unos meses, o apenas semanas.