Historia viva del rejoneo

D.M./A.M.
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Con 17 años, el segoviano Josechu Pérez de Mendoza comenzó a alcanzar sus mayores éxitos como figura mundial del toreo a caballo

Josechu Pérez de Mendoza, en la actualidad, en la puerta de acceso a la plaza de toros de Segovia - Foto: D.M.

Josechu Pérez de Mendoza, a punto de cumplir 81 años, a quien las crónicas se referían a él como ‘un segoviano con nombre de pelotari vasco’,  forma parte de la historia del rejoneo, siendo protagonistas desde1953 hasta el 1966, principalmente, de las ferias más importantes de España, América, Francia y Portugal, incluso participando en festejos como la celebración de la coronación del Rey Mohamed V, de Marruecos. 

Nacido en el madrileño barrio de Chamberí, aunque sus padres lo trajeron a Segovia cuando contaba con solo quince días, actuó por primera vez en una plaza en la villa segoviana de Coca, en un festival organizado por Victoriano de la Serna padre, sepulvedano, a quien considera como «el mejor torero de capote del mundo, para mi gusto, no habrá otro igual...», asegura.  Entonces formó cartel, nada menos, que con los toreros Domingo Ortega, Antonio Bienvenida y Pedro Martínez Pedrés.   

Medalla de Oro del Senado en reconocimiento a su trabajo como crítico de rejoneo para televisión, labor que sigue realizando en el canal autonómico de Castilla-La Mancha, inició entonces una larga carrera hasta el punto de que, con 17 años, ya era figura mundial, siendo el primer rejoneador que abrió la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, de donde fue sacado a hombros para trasladarle hasta el Hotel Colón, que se encontraba a dos kilómetros.  En otra ocasión, también fue llevado a hombros por unas 300 personas desde la plaza de toros de Las Ventas hasta la plaza Manuel Becerra, en Madrid.  Con ironía puntualiza que «entonces no era como ahora, que te llevan los costilleros, dos personas que las pagan, en mi época te sacaba la afición».  

Imagen de Pérez de Mendoza en su época de rejoneador, a caballo, con el fondo del Alcázar Imagen de Pérez de Mendoza en su época de rejoneador, a caballo, con el fondo del Alcázar - Foto: D.S.Pérez de Mendoza atribuye el origen del rejoneo a los llamados caballeros alanceadores,  que se entrenaban para estar en forma en las grandes batallas,  práctica que se convirtió después en toreo a caballo, en Portugal.  Según este caballista, fue el Marqués de Marialva, el general más importante de la guerra de Restauración portuguesa, quien transformó al alanceamiento y lo cambió por el rejón, que era más corto, para poder rejonear desde el caballo.  

Aunque el caballo que más se ha destinado al rejoneo es de raza lusitana, el rejoneador segoviano recuerda que tuvo un caballo que se llamaba quo vadis (¿dónde vas?), pura sangre inglés, al que tenía mucho cariño, que fue un gran equino para rejoneo.  Quien fuera una figura de este arte que conoció las mieles del éxito, con cinco años, comenzó a montar un pura raza inglés, que se llamaba ‘Darjaba’, hijo de ‘Darsapan’, un popular caballo en las carreras de hipódromo, propiedad del Aga Khan, uno de los personajes más ricos del mundo, que se lo regaló a su padre, de quien era muy amigo. «A los cinco años, cuando no había nadie en la finca, me escapaba y me escondía, cuidaba al caballo, le acariciaba y, al final, terminé montándome en él yo solo y me fui a andar por el campo», recuerda. 

 De sus tardes de gloria subraya que fueron muchas, «en casi todos los sitios del mundo donde he actuado, mucho en latinoamérica, principalmente en Colombia, allí gané el trofeo de la Catedral de Manizales,  réplica en oro del monumento,  al que también optaban toreros de a pie, que me lo entregó un decorador muy importante de México al que le gustaba el toreo a caballo y decía en tono de broma que ‘el toreo es cosa de acento, el toro embiste y el toro en bistec, pero yo lo prefiero en bistec’, sonríe al recordarlo.  

Del rejoneo considera que «no está en mal momento, aunque no tan álgido como fue en su época o en la de Ángel Peralta y de otros rejoneadores portugueses que fueron muy buenos», pero reconoce que «hay una figura que copia muchas cosas de las que yo hacía, que es Diego Ventura, el mejor rejoneador que existe en España». 

Para Josechu Pérez de Mendoza, «el rejoneo no podrá caer nunca, el toreo a pie nació del toreo a caballo, los que entonces eran peones que auxiliaban a los grandes caballeros cuando lanceaban en las plazas de las ciudades o los pueblos, eran los que cortaban los toros cuando había algún percance; eso se transformó y aquellos peones se convirtieron en toreros de a pie».  

Orgulloso de que se le considere el que mejor transmite las corridas de toreo a caballo, reconoce que la edad le ha retirado, que ya es complicado montar, no porque le falte afición, sino que ha aplicado el dicho popular de que ‘una retirada a tiempo es una victoria’. 

En su memoria también permanece haber inaugurado muchas plazas de toros, como las de Cuéllar, en Segovia, o de Jaén, y haber toreado la corrida en honor de Mohamed V cuando le coronaron Rey de Marruecos en Casablanca, con Curro Romero y Mondeño, dos toros cada uno. Cortó orejas y se emocionó dando la vuelta a aquella plaza adornada con tapices de la Casa Real marroquí, «un momento maravilloso», asegura este segoviano con apellido de pelotari.