Cafés y bocatas a la hora del recreo

Patricia Martín
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'El fogón' de Rosi Cruz Hernández, del Bar-Hospedaje El Gato.

Cafés y bocatas a la hora del recreo - Foto: Rosa Blanco

Uno de los establecimientos más genuinos del barrio de El Salvador, ubicado en un inconfundible edificio de ladrillo rojo es el hospedaje bar El Gato. Hace algo más de dos años corrió las riendas Rosi Cruz Hernández, que tiene a sus espaldas una trayectoria profesional en hostelería de 25 años. El antiguo dueño de El Gato primero le alquiló el local y después alcanzaron un acuerdo para la venta del inmueble, tanto el bar como la parte del hostal. 

Rosi Cruz sabe bien el esfuerzo que requiere este oficio. Llega al bar a las cinco de la mañana para ponerse manos a la obra y preparar todos los pinchos, que después lucen en la barra. Los días lectivos, una de sus grandes misiones es tener listas «entre 20 y 25 tortillas de patata». Este plato clásico de la gastronomía española sigue siendo el favorito para acompañar los cafés en el desayuno y para ser el mejor relleno de un buen trozo pan . Los bocadillos de tortilla de patata hacen las delicias de las nuevas generaciones de estudiantes, que acudan a El Gato para comprar por 1,40 euros, este tentempié que devoran durante los recreos. También tienen a su disposición bocatas de lomo con queso y de bacon con queso. A primera de la mañana, Rosi tienen las bandejas repletas.

MUCHO AJETREO. Las mañanas son muy ajetreadas en la barra y las mesas del bar con un agradable olor a café, desde las siete y media de la mañana. A El Gato acuden los alumnos y profesores de los centros educativos cercanos, los institutos de ‘Ezequiel González’ y ‘Mariano Quintanilla’, así como el Colegio Claret, sin olvidar otro centro de enseñanza más:la Academia de Artillería. En una jornada pueden despachar tranquilamente entre 70 y 90 bocadillos. Rosi Cruz señala que los pinchos por excelencia que nunca faltan, por decisión de sus clientes, son: la morcilla, el chorizo y los torreznos. «También hago mucho pinchos de guiso como callos, morro y oreja guisada o oreja rebozada», detalla Rosi Cruz. La propietaria de El Gato también recuerda que por encargo también realizan tortillas de patata para llevar a casa. 

Los bares de barrio, como El Gato, se reinventan para seguir prestando un buen servicio, siendo muy conscientes del envejecimiento de los habitantes de El Salvador, que las cosas van cambiando y las tardes son más tranquilas. El bar está abierto todos los días de la semana. Los sábados a partir de las nueve y los domingos, en horario de vermú, desde las once. A finales del mes de junio, sí comienza a cerrar los domingos y el mes de agosto para las vacaciones.

Rosi Cruz cuenta con dos empleadas que le ayudan en el bar y el hostal, que está abierto todos los meses del año. El hospedaje El Gato cuenta con una excelente ubicación para los turistas que se alojan allí, ya que está a muy pocos metros del Acueducto y de todo el cetro histórico y patrimonial de la ciudad, que pueden hacer andando siguiendo el recorrido que marcan los arcos del monumento romano.