Lo bueno se hace esperar

Sandra Segovia
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Tras doce años desde la última subida de la Virgen del Castillo, el municipio de Bernardos vuelve a acoger esta tradición del 4 al 8 de junio

Lo bueno se hace esperar

La 'Subida de la Virgen de Bernardos', una fiesta única en España, estaba prevista inicialmente para el 30 de mayo de 2020 y posteriormente para el 23 de mayo de 2021 pero debido a la crisis sanitaria por el coronavirus, este festejo no se pudo celebrar. Ahora, cuando la pandemia da un respiro, se han anunciado las nuevas fechas: del 4 al 8 de junio de este año bajo el lema '¡Esta vez sí!'.
Estos aplazamientos eran recurrentes desde 1729, cuando la 'Subida' se organizaba para dar gracias a la Virgen o para conmemorar algún acontecimiento de tipo religioso, social o histórico o, como ha sido siempre costumbre, para pedir su protección contra fenómenos naturales y meteorológicos. Fue en 1940 cuando el Ayuntamiento y el cura del municipio acordaron que la 'Subida' se realizara cada diez años. El vecino de Bernardos y profesor de historia económica de la UNED José Ubaldo Bernardos, que ha estudiado los documentos existentes en torno a la 'Subida', apunta que, hasta 1940, no hay algo que sea un motivo único y que sea siempre el mismo. 
No sólo ha variado a lo largo de los años la frecuencia, sino también su duración. Está documentado que, antiguamente, cuando se comenzó a llevar la patrona del pueblo a su 'hogar', se hacía en un solo día. A partir de 1850, la fiesta se extendió a una jornada más y no fue hasta 1892 que la 'Subida al Castillo' empezó a celebrarse durante tres días.

Historia. Los vecinos no están seguros de cuándo se inició la tradición de subir a la Virgen del Castillo a su ermita. Hay que tener en cuenta, por un lado, que la ermita se construyó en los años 1731 y 1732 en el mismo lugar donde se descubrió la imagen de la Virgen del Castillo el día 16 de noviembre de 1728. Por otro, hay algunas referencias que parecen indicar que fue en el año 1732 cuando puedo tener la primera 'Subida al Castillo'. En el libro de cuentas de la Cofradía de la Virgen consta una anotación, en el mes de junio, en la que se dice: «limosnas de la fiesta de Nuestra Señora al entrar a la Iglesia», que ascendieron a 1.331 reales. La misma fuente, el libro de cuentas de la Cofradía, parece señalar que a lo largo del siglo XVIII pudo celebrarse otra 'Subida', en el año 1744. En esa fecha, aparece una anotación sobre un «gasto ocasionado por los danzantes de la procesión de la salida y entrada y recoge las mandas extraordinarias».
La siguiente referencia a la fiesta se encuentra ya a comienzos del siglo XIX. Es probable que la primera se celebrara en el año 1806, pues en el mencionado libro de cuentas se recoge otra entrada sobre «limosnas extraordinarias recogidas en las procesiones de la Virgen alrededor de la ermita y descamino de la ermita a la Iglesia».
siglo XIX. La primera Subida que está ya documentada, con procesión, es la de 1814, ya que el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, se subió la Virgen del Castillo a su ermita y se la bajó el mismo día, para conmemorar el regreso a España del rey Fernando VII una vez finalizada la Guerra de la Independencia. La siguiente 'Subida', también documentada, se celebró el día 11 de junio de 1848, fecha en que se procedió al traslado de la Virgen del Castillo a su ermita y se bajó en la misma jornada. Dos años más tarde, en 1850, se produce el primer cambio en la tradición: por primera vez, la procesión de la 'Bajada' se celebró al día siguiente de la 'Subida'. La Virgen del Castillo pasó una noche en el lugar donde fue hallada la imagen. Para la siguiente 'Subida', celebrada en 1858, la procesión de la 'Bajada' ya empezaba a tener una duración amplia. Se subió la Virgen al Castillo el 23 de mayo; el 24 comenzó la procesión de la 'Bajada' a las tres de la tarde y la imagen de la Virgen entró en la Iglesia de Bernardos cinco horas después. En las subidas que siguieron, la tradición se mantuvo sin apenas variaciones. En el año 1863 cabe destacar, como dato curioso, que consta un gasto por fuegos artificiales con motivo de la fiesta de la Virgen, pero tanto ésta como las de 1866 y 1882 transcurren sin novedad. A partir de la Subida de 1892 (que tuvo lugar el 5 de junio), la Virgen es bajada al pueblo de nuevo al tercer día de la 'Subida', que es la duración que ha permanecido fija ya hasta la actualidad. En 1904, se celebró los días 22 a 24 de mayo, y aunque en el cartel de anuncio de la 'Subida' se menciona que es «una fiesta que se celebra tradicionalmente cada doce años», lo cierto es que, por más que se ha indagado en los archivos, no se ha encontrado ningún dato que confirme que la fiesta ha tenido, antes de nuestros días, alguna frecuencia fija de celebración. Los resultados de las pesquisas fueron negativos. Tan 'acertado' estaba el cartel de 1904, que la siguiente 'Subida' no se celebró hasta quince años después, en 1919, entre los días 8 y 10 de junio.
El 30 de mayo de 1928 y con ocasión de la conmemoración del 150 aniversario del descubrimiento de la imagen de la Virgen del Castillo, tras la fiesta de la 'Subida', celebrada el 27, 28 y 29 de mayo, se coronó a la Virgen en la plaza de Bernardos. Los vecinos del pueblo, mediante suscripción popular, compraron la corona que actualmente la Virgen luce en las fiestas y solemnidades.
Desde el año 1940, la tradición de la 'Subida' al Castillo quedó finalmente fijada en una celebración cada decenio, coincidiendo con los años acabados en cero. La fiesta, ese año, tuvo lugar los días 12 al 14 de mayo; en 1950, del 28 al 30 de mayo; en el 60, del 5 al 7 de junio; en el 70, del 17 al 19 de mayo; en el 80 del 25 al 27 de mayo; en el 90, del 3 al 5 de junio; en el 2000, del 11 al 13 de junio; y en el 2010, del 23 al 26 de mayo.

Sentimiento común. Aunque la tradición, en lo que respecta a la duración, ha ido cambiando en su forma a lo largo de estos más de 300 años, sí que se puede decir que hay un aspecto fundamental de la Subida de la Virgen del Castillo, también conocida como la 'Pizarrera', que no ha variado en absoluto desde que comenzara, allá por el siglo XVIII: la entrega incondicional de todo el pueblo de Bernardos a su gran fiesta.

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Las miradas desde dentro. Ellos son los verdaderos protagonistas de la Subida de la Virgen del Castillo: José Luis Díez, en representación de la corporación municipal de Bernardos; David Bartolomé, como miembro de la Comisión que organiza esta fiesta; Jesús Bartolomé, encargado del grupo de paloteo que acompaña a la imagen de la Virgen durante sus procesiones y, por último, pero no por ello menos importante, Carmen Sanz, una de las vecinas del municipio en representación de todos los  habitantes, que son los que más se involucran para que esta fiesta, que se celebra cada diez años, no pierda su esencia. No están todos los que son, pero representan a un municipio de alredor de 500 vecinos que se ha unido para trabajar con el objetivo de que este 2022 se pueda celebrar, de  la mejor manera posible, una tradición histórica declarada Fiesta de Interés Turística Provincial en la que la localidad se engalana con vistosos arcos elaborados con más de 100.000 flores realizadas por los vecinos. 

LA POLÍTICA: JOSÉ LUIS DÍEZ, ALCALDE DE BERNARDOS

El alcalde de Bernardos ve el lado positivo tras la pandemia y da la bienvenida a los 5.000 visitantes que se espera que acudan con ilusión. Estos dos años de espera, según señala, han servido entre otras cosas para que la Diputación declare la Subida como Fiesta de Interés Turístico Provincial, «un primer paso importante que ayudará a que la administración autonómica mire más hacia Bernardos, sobre todo a la hora de la promoción turística». El Ayuntamiento, además de colaborar con diversas actividades culturales alrededor de esta tradición, también hace una aportación económica de entre 20.000 y 25.000 euros para una fiesta que cuesta alrededor de los 90.000 euros, mientras que el resto del dinero proviene de las acciones realizadas por la comisión de la Subida. Díez, a pesar de ser bernardino de adopción, vive esta tradición como si llevara en el pueblo toda la vida. «Te aseguro que al estar de alcalde delante de la Virgen se te saltan las lágrimas».

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LA ORGANIZACIÓN: DAVID BARTOLOMÉ, MIEMBRO DE LA COMISIÓN

David Bartolomé es una de las personas que forman parte, como secretario y tesorero, de la comisión que organiza la Subida, una comisión en la que están representadas todas las asociaciones de la localidad: los agricultores, las asociaciones culturales, la iglesia, los cazadores, las amas de casa, los jubilados, etc. «La comisión es la que se encarga de todo, con la colaboración de las asociaciones», explica. El trabajo comenzó en 2010, aunque con pequeñas acciones como la venta de lotería. Los grandes preparativos arrancaron en 2018. Ahora, tras los aplazamientos sufridos por la pandemia, desde la organización se vive esta tradición con «muchísimas ganas» y a la espera del momento más emotivo para la comisión, que es la entrada de la Virgen del Castillo a la iglesia. «Después de tantas horas de procesión, después de tantos días de fiestas y de estar pendiente de toda la organización y de que todo salga bien, es el momento de relax». 

EL BAILE: TIRI, ENCARGADO DEL GRUPO DE PALOTEO

Jesús Bartolomé, más conocido como Tiri, es el encargado del grupo de paloteo de la localidad. Un grupo que actualmente cuenta con 27 participantes, 28 con él: 8 hombres y 20 mujeres que serán los encargados de mostrar a vecinos y visitantes este tradicional baile que ha acompañado durante tantos años a la Virgen. De sus integrantes, dos participaron en la Subida de 2010, otros tantos en la Subida del año 2000, y cuatro en la de 1990. Para el grupo de paloteo, según explica Tiri, hay muchos momentos emotivos a lo largo de la fiesta, pero se decanta por tres: La recogida de las Santelas, que son como las damas de honor de las fiesta y que antiguamente tenían la función de recaudadoras; la ofrenda floral a la Virgen y cuando se produce la salida de la talla el domingo desde la iglesia hasta la ermita, un recorrido en el que se palotea en todos los arcos de flores formados por los vecinos además de a la entrada de la ermita.

LA CERCANÍA: CARMEN SANZ, VECINA DE LA LOCALIDAD

Carmen Sanz es una de las vecinas que se ha implicado en que la Subida sea única, pero no es ni la primera ni la última vez. Desde la Subida de 1970 Carmen se ha volcado en la organización de esta tradición. En 1980 creó una pancarta y farolillos para adornar las calles, algo que ha seguido haciendo hasta ahora. Además, a partir del año  2000 ella vela a la Virgen del Castillo las tres noches que pasa en la ermita y asegura que este año volverá a hacerlo. Allí la canta, y ese es el motivo por el que se la conoce en el pueblo. Carmen, tras la pandemia, creó la música para diversas letras ya escritas, tanto de jotas como de canciones de iglesia, para que cuando se celebrara esta Subida tan esperada poder cantárselas a la Virgen. Un trabajo que la ha costado muchas horas pero que ha merecido la pena, ya que el sábado cantará junto al Nuevo Mester de Juglaría. «Creo que la Virgen me está ayudando porque lo mismo de aquí a ocho años, cuando se vuelva a celebrar la próxima Subida, no estoy como estoy ahora». 

Exposición. 50 imágenes realizadas por los bernardinos, en distintos años de la Subida, se podrán contemplar durante los días de la fiesta, del 4 al 8 de junio, en los balcones de la calle Larga. La selección de fotografías, impresas en lonas de grandes dimensiones, que decorarán los balcones, recogen momentos de distintos años, desde 1928 hasta la subida de 2010, en la que el paloteo, la romería y la Virgen del Castillo son sus protagonistas. Una original iniciativa para conmemorar la subida 2020, en la que los balcones de Bernardos se convierten en una sala de exposición al aire libre, en estas fechas tan señaladas.