La primavera de Yolanda Díaz

Javier M. Faya (SPC)
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La vicepresidenta segunda da un paso hacia delante y se perfila como cabeza de cartel con una gira de seis meses para «escuchar»

La primavera de Yolanda Díaz - Foto: Fernando.Calvo

«Es el comienzo de algo que va a ser maravilloso». Así arrancó Yolanda Díaz su intervención en el acto Otras políticas, organizado el pasado 13 de noviembre por la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, en la ciudad del Turia. Les acompañaban la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la líder de Más Madrid, Mónica García, que dio el sorpasso a los socialistas en los comicios madrileños. Pero la estrella era la gallega, que desde hacía meses sonaba para liderar un partido y plantarle cara al mismísimo Pedro Sánchez. Conforme iban pasando las semanas de aquello, parecía que el globo se deshinchaba, pero el pasado lunes todo se reactivó. Yes que anunció que entre abril y mayo iniciará un «proceso de escucha» por toda España con el fin de conformar una plataforma política que concurra en las próximas elecciones generales.

A modo de exclusiva, la abogada mostró en un programa de TVE sus intenciones:    «Te avanzo ya que en primavera me lanzo a un proyecto de escucha. Voy a recorrer mi país, escuchar a mucha gente (colegios profesionales y asociaciones), que me critiquen y aporten ideas. Ycon una única vocación, que es la reducir esa brecha democrática que hay entre la ciudadanía y la política». 

Como buena gallega que es no le dijo al periodista ni que sí ni que no cuando le preguntaban si iba a ser cabeza de cartel en 2023. No termina de trasladar públicamente una decisión, pero sí que parece un paso previo el hecho de hacer una gira de seis meses por todo el territorio nacional. En ella «reflexionará» sobre su futuro, amén de promocionarse. 

Es precisamente el autobombo la principal crítica que recibe desde la derecha y a veces desde la izquierda (aunque sea discretamente) la comunista (es militante del PCE desde 1986), que sorprendió a muchos cuando visitó al Papa el pasado 11 de diciembre. De esta forma lanzaba un claro guiño a los cristianos de izquierdas, que, tradicionalmente, votan al PSOE.  

Lleva meses alertando del distanciamiento entre los partidos y la ciudadanía. Así, con cierto tono mitinero, esta semana confesó que va a buscar «reducir esa brecha» y «tejer» un proyecto de país para la próxima década «moderno y centrado en la vida de la gente».

La pregunta es obligada: ¿qué ha pasado entre esa cita del 13 de noviembre de 2021 en Valencia y la entrevista en el ente público casi tres meses y medio después?

La principal respuesta es que, aunque de forma accidentada, el Congreso dio luz verde a la nueva reforma laboral, apuntándose la ministra de Trabajo y Economía Social una gran victoria al ser capaz de que patronal y sindicatos llegaran a un acuerdo, a lo que hay que sumar la subida del Salario Mínimo y la prohibición de despidos, así como la aplicación de los ERTE. Su popularidad va subiendo como la espuma. El CIS la refrenda mes a mes:junto a la titular de Defensa, Margarita Robles, es la mejor valorada.   

La incógnita de Podemos

Otra posible razón por la que Díaz parece encaminada a comandar una plataforma es la tensa relación que tiene con Podemos. No está afiliada a este partido y, aunque Pablo Iglesias la nombrara su sucesora, no se lleva bien con su número uno, Ione Belarra, ni con Irene Montero. De hecho, su papel en la campaña electoral en Castilla y León fue residual... y los resultados muy discretos. De momento, la cúpula se sube al carro. «La vamos a acompañar en este proceso», dicen desde la formación, con la que tuvo un encontronazo el pasado miércoles en el Congreso. Yes que la ministra se posicionó a favor del envío de armas a Ucrania y los suyos no.  

A título anecdótico hay que señalar que en 2012, cuando lideraba Alternativa Galega de Esquerda, Yolanda Díaz fichó a Iglesias como asesor. Gracias a él se hizo muy conocida por aparecer en las reuniones de su partido con su bebé en brazos, algo que después haría también en Madrid una paisana y compañera, Carolina Bescansa. Parece que el vallecano hasta le llegó a aconsejar que en el cartel electoral posase con su niña, Carmela.