La gran aceptación que siempre ha tenido en el mundo laboral la introducción de máquinas cada vez más modernas e inteligentes que ayuden a mejorar el proceso productivo se está encontrando en la actualidad con la preocupación de los trabajadores, que se sienten amenazados con la implantación de la robotización. De hecho, según un estudio publicado por la OCDE, un 55% de los empleados españoles ven en esta nueva tecnología un peligro para mantener sus puestos de trabajo.

En los últimos años se ha hablado mucho de cómo los robots pueden sustituir la mano de obra y los riesgos que esta situación puede acarrear en el mantenimiento de aquellos puestos más mecánicos y repetitivos que fácilmente pueden ser sustituidos por máquinas más productivas y eficientes, que no tienen limitadas sus jornadas, ni causan bajas, ni atienden a movimientos laborales reivindicativos.

Los economistas consideran que se trata de un asunto complejo en el que nadie duda de la oportunidad que representan para mejorar la competitividad y los procesos de las empresas con un incremento de valor añadido muy importante a tener en cuenta ante el enriquecimiento y la prosperidad que suponen tanto para las compañías que les activan como para modernizar el país.

Ante la gran pregunta de hacia dónde van los trabajadores con la robotización y con la inteligencia artificial, los expertos sostienen que se trata de un proceso imparable que ha venido para quedarse. La disrupción tecnológica se ha convertido en uno de los factores más característicos de este siglo por su carácter innovador y que ya está afectando a todos los ámbitos de la realidad social y laboral.

Como se está viendo, ya se han producido cambios drásticos en las grandes cadenas de montaje, en los servicios de logística y, en general, en todos los procesos productivos, incluso, en sectores como la hostelería y la restauración donde cada día se incluyen más medios técnicos para lo que siempre han sido tareas artesanales, lo que significa que el operario cualificado y el que cuente con un perfil de gran flexibilidad tendrá un futuro en el mundo de la empresa frente al que no esté preparado para este cambio.

Los empresarios tienen la determinación de trabajar en sus compañías con máquinas capaces de almacenar experiencias, aprender de los errores y aciertos para aumentar la productividad y la competitividad, reducir costes e inducir mejoras de calidad, así como incrementar la capacidad de entrar en los mercados más exigentes.

El nivel de impacto que la robotización provocará en las relaciones laborales y sociales de la automatización dependerá especialmente de aquellas actividades, profesiones y habilidades en las que intervengan aspectos determinantes en el proceso productivo como la inteligencia emocional, la capacidad de comunicación, la empatía, la creatividad, el análisis crítico, vocación y la gestión tecnológica.

Riesgos

Ante esta realidad, los expertos consideran que los riesgos que acarrea la robotización en el actual mercado laboral español de deben directamente a su modelo estructural, es decir, el tipo de empleo preponderante es poco cualificado, con una gran precariedad, un gran déficit en competencias digitales y una falta de adaptación de los sistemas educativos a las demandas del mercado.

El gran reto de futuro radica en la actitud con la que se afronta este gran desafío y que demuestra que los países más avanzados llevan décadas apostando con modelos educativos de gran calidad profesional.

En definitiva, se trata de una realidad que puede suponer una oportunidad si los propios trabajadores, las empresas, los gobiernos y la sociedad propician los conocimientos, las habilidades, las capacidades, la seguridad y la confianza para aprovechar el potencial de la tecnología como apoyo para aumentar las capacidades de esta revolucionarias aplicaciones.