Tinín, un sepulvedano ejemplar

A.M.
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Desde el mesón 'Zute el Mayor' popularizó el cordero asado impulsando el turismo gastronómico desde la calidad y la bonhomía

Tinín atiende su horno de leña en una imagen de archivo - Foto: DS

Dos eran algunas de las virtudes que sumaron a la hora de elevar a la categoría de Hijo Predilecto de la villa de Sepúlveda a Martín Antoranz Albarrán 'Tinín', la materia prima de sus asados, que atrajeron a miles de visitantes a la zona, y el trato al cliente que, cuando salía de su casa, lo hacía ya como amigo, buscando fecha para regresar, tras encontrar un trato afable y cercano fruto de su bonhomía.  

'Tinín', cuyos restos mortales fueron enterrados, esta semana, en su localidad natal, tras fallecer a los 84 años, aún estando enfermo solía bajar a su restaurante 'Zute el Mayor' en los soportales de la calle en memoria del pintor Lope Tablada de Diego,  otro ilustre sepulvedano, junto a la Plaza de España de la histórica villa.  Tenía que acudir todos los días al negocio, luego ampliado con el nuevo 'Figón de Tinín', porque la constancia y el trabajo era otra de sus máximas, también la humildad y la sencillez, que traducido al viejo refranero castellano que le aplicaba su madre cumplía con el dicho de «genio y figura hasta la sepultura».

Martín –también apodado 'Tinín' – y Mercedes Antoranz Carrascal, sus hijos, mantendrán los negocios como sexta generación de una familia  que abrió el establecimiento en 1850. Con emoción recuerdan a su padre como «un amante de su negocio, de sus corderos, de sus clientes porque había nacido para su trabajo, lo vivía y lo disfrutaba».  

Zute es el apodo que tradicionalmente han tenido en Sepúlveda estos hosteleros que pusieron aroma de leña y cordero asado a la belleza de la villa monumental de calles medievales, muy próxima al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.  La raíz del nombre, según la familia, venía porque sus antepasados eran pastores y tenían la piel oscura y zute era la palabra con la que se identificaba al ollín negro que desprendían las chimeneas.  Y lo de mayor se correspondía porque era siempre el primogénito quien se hacía cargo del negocio. 

En la España del Seat 600, a principios de los años sesenta del siglo pasado,  a 'Tinin' se le atribuye haber sido la «punta de lanza» del turismo que llegaba a Sepúlveda atraído por los asados, según reconoce el alcalde RamónLópez, que promovió el nombramiento de Hijo Predilecto, en 2017.  «Tinín era un sepulvedano ejemplar, un hombre que se ha hecho a sí mismo, trabajando toda su vida, de pequeño cuidó las ovejas del rebaño de la familia, y al morir joven su padre, se hizo cargo del negocio junto con su madre, la señora Florencia; en los años sesenta comenzó a llegar el turismo a Sepúlveda y él empezó a abrir el figón tres días a la semana, para posteriormente hacerlo la semana completa», recoge el acuerdo plenario a propuesta de la Comisión de Gobierno.

Tuvo momentos muy felices coincidiendo con su matrimonio con Mercedes y el nacimiento de sus dos hijos, y también muy dolorosos con la enfermedad y muerte de su esposa a la que cuidó hasta el último momento. Siempre siguió adelante y ha podido traspasar el testigo a sus hijos, que siguen las enseñanzas de quien era habitual en los programas de Radio Madrid con Boby Deglané y José Luis Pecker, incluso su fama llegó al New York Times, y fue considerado como uno de los 'tres mosqueteros' de la hostelería segoviana, junto conCándido López y Dionisio Duque.   

Reconocimientos oficiales y gastronómicos y firmas de clientes distinguidos desde el Rey emérito Juan Carlos I al primer presidente democrático, Adolfo Suárez, el humorista Forges, el chef Karlos Arguiñano o la poeta Gloria Fuertes, así como jugadores del Atlético de Madrid o del Real Madrid de baloncesto. Y también gente sencilla que recibía su atención. 

'Tinín' cuidaba los corderos y los servía en la mesa, con su camisa blanca, pero sobre todo su cariño y sencillez, porque lo bueno no necesita adornos, un buen cuarto delantero en cazuela de barro, una ensalada de lechuga y tomate y un postre. Pero sobre todo mucho cariño, es la enseñanza que ha dejado a sus herederos, sabedores también que hay que trabajar con productos de la tierra, donde hay calidad.