"Para mi la utopía es una constante"

A.M.
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Marcos Martín afirma que apostó por el arte contemporáneo porque «era bello»

Elena Rueda y su marido Marcos Martín posan en su casa con el fondo de un cuadro sin título de Eric Fischl. - Foto: Rosa Blanco

La colección, generada por Martín Blanco (El Guijar de Valdevacas, Segovia, 93 años) y Elena Rueda, galardonados con el Premio al Coleccionismo de la Feria de Arte Contemporáneo ARCO, en 2004, comenzó a formarse en 1979, con un 46% de artistas nacionales y un 54% extranjeros, principalmente de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido.

De familia humilde, Marcos Martín ganó la primera oposición de economistas del Estado, siendo asesor del Ministerio de Obras Públicas, para pasar posteriormente a ser asesor del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) siendo ministro de Agricultura el segovianoFernando Abril Martorell, que llegó a ser vicepresidente del Gobierno presidido por Adolfo Suárez. Asimismo fue consultor internacional y llegó a presidir la Cooperativa Proinserga, la segunda productora de porcino en España, un sector que impulsó Abril Martorell y que, entonces, comenzó a aplicar tecnología industrial a la producción. Elena Rueda, prima del fallecido artista Gerardo Rueda, encargado de decorar su casa y uno de los que les inculcó la afición por el arte abstracto, proviene de una amplia familia segoviana que se dedicó al sector del curtido de pieles.  

 Rafael Martín, hijo del matrimonio, habla del origen humilde de su padre: «Se hizo a sí mismo y ha sido una persona de éxito en la Administración pública, en la consultoría y en el mundo de la empresa); hasta el inicio de cero [junto con su mujer], con 50 años, en el arte contemporáneo, esforzándose por entender un lenguage artístico que no comprendían». De ahí que este sea el hilo conductor que presente la colección, educar la mirada, al estilo del Museo Sorolla o del Museo Cerralbo, en Madrid.  

VISITA.  En una conversación con este periódico durante una visita a su casa,  aunque ya algo atropellado por el paso de los años, Marcos Martín afirma que, «ahora cuando cumplo los 93 [el 18 de junio], todas las cosas que he hecho a lo largo de mi vida están en pos de la utopía, la utopía para mi es una constante».  

Sentado junto a su esposa Elena confiesa que apostaron por el arte contemporáneo «porque era bello, entonces no hacen falta otros canones –lo que seguirá marcando el paso de su fundación–  y en cuanto al proyecto que en mi caso estoy amortizado, fuera de juego, pero hay que trabajar  para que esto funcione y se consolide». Su hijo, presente en la conversación apunta que «su yo empresarial [el de su padre], que siempre ha estado al pie del cañón, hace que quiera seguir teniendo voz y voto». 

En el reportaje Rafael se abraza y muestra cariño permanente a su madre, incluso los tres posan junto a un retrato del matrimonio, obra de Guillermo Pérez Villalta, y participan de la visita a los sótanos donde se conserva la colección.  Mientras camina,Marcos Martín habla de su deseo de que los segovianos tengan acceso gratuito a la futura instalación, al menos algunos días, y se detiene para explicar la sensación que recibe al comprobar la puesta de sol en el horizonte sobre el Valle del Eresma  a través de un ventanal junto al que cuelga una obra de José Guerrero. No falta la anécdota en torno al refuerzo que hubo que realizar la  pared de la que se soporta una escultura de Julián Schnabel, bajo la que se encuentra la chaise longue donde reposa Marcos Martín después de comer.   

La casa es en sí parte del museo, con inumerables toques de esa belleza buscada en el arte de muchos de los grandes artistas, incluida la habitación, tal y como la dejó, que utilizaba Gerardo Rueda, que fue el fundador del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca.  

Cultura deberá ceder el uso y restaurar la iglesia   

En una reciente reunión,  el director general de Bellas Artes, Isaac Sastre de Diego, se comprometió a estudiar la cesión de la antigua iglesia de San Pedro de los Picos, así como su restauración, incluso anunciando una visita a Segovia, para evaluar costes, ante la propuesta de la alcaldesa ClaraLuquero –que consideró «idóneo el uso como museo»–, con quien mantuvo una reunión en el Ministerio de Cultura junto con la concejala de Urbanismo yPatrimonio,Clara Martín, y representantes de la Fundación MER, entre otros. Propiedad del Estado, ahora sin uso y con signos de deterioro, fue uno de los templos más relevantes de la capital. No en vano, su nombre hace referencia a su torre, coronada por varios picos, que era una de las de vigilancia y avisos más importantes de la ciudad desde el siglo XII y posteriores. La comunicación con las salas de la casa-museo sería sencilla pues prácticamente se encuentran pared con pared.