La ganadora del XX Premio de la Crítica de Castilla y León, la escritora segoviana Violeta Gil, ha sentido una especial "ilusión" y "alegría" al recibir este reconocimiento en su tierra, donde no ha sentido la misma atención a su trabajo como dramaturga con su compañía La Tristura.
"Llevamos veinte años y en Castilla y León solo hemos donde actuado dos veces en dos ciudades diferentes (Burgos y Valladolid) y nunca en la mía propia, así que ahora me hace mucha ilusión que mi comunidad por fin me haga caso", ha señalado en una entrevista con la Agencia Efe Violeta Gil (Hoyuelos, Segovia, 1983), autora de la obra premiada, 'Llego con tres heridas' (Caballo de Troya).
Se trata de su primera novela, que nace de tres heridas, como en el poema de Miguel Hernández -la de la vida, la de la muerte, la del amor- y narra la vida de una hija que se despide de su padre, al que casi no conoció porque se suicidó y cuya historia le fue ocultada, rasgos que coinciden con la biografía de la creadora.
"No me encanta el término de autoficción porque no termino de entenderlo completamente: la escritura tiene mucho que ver con uno y luego, evidentemente, inventa, imagina y construye literatura alrededor de lo que quiere contar", ha relatado la filóloga.
Las dos primeras partes de la novela constituyen el relato de unos hechos "directamente relacionados con lo biográfico", pero considera que la última parte, en la que la genera una ficción alrededor de algo que le hubiera gustado que hubiera ocurrido pero que nunca pasó, también está íntimamente relacionado con su vida.
"La literatura trata de eso, de ponerse en conversaciones que no se han tenido en realidad, situaciones que no se han tratado en la realidad, poder traer fantasmas al papel", ha explicado la autora, para quien lo fundamental a la hora de crear ha sido "cortar mucho".
"Cuando uno escribe, siente la necesidad de decir muchas cosas pero luego te vas dando cuenta de que lo importante está quizá en solo una de ellas y no las diez de alrededor que has escrito. Es como un ejercicio de concreción, de zoom, como en el cine, cuando la cámara se acerca mucho al objeto filmado", ha reflexionado.
Desde que la novela fue publicada -va por su tercera edición- Gil ha percibido que lo que más ha calado en el público es que pone sobre la mesa asuntos de los que "no se habla mucho", como la muerte.
"Son temas que han estado presentes en la literatura universal siempre porque son difíciles, porque hablarlos en persona requieren una valentía, una fortaleza o una claridad de ideas que muchas veces no se tienen en el momento de sufrir algo que, de primeras, es incomprensible", ha reflexionado la creadora.
"Aunque entendamos que la muerte es parte de vida, sigue teniendo una parte de incomprensible en el momento en el que la tenemos delante", ha apuntado.
Para la autora, que lleva dos décadas en el teatro con su compañía y se estrenó en la poesía con "Antes de que tiréis mis cosas" (2019), ha sido muy "placentero" sumergirse por primera vez en una novela porque, a diferencia del teatro, esta no requiere de toda una red de personas alrededor para salir adelante.
"La novela te permite entrar en caminos que quizá son muy complejos, pero que no requieren de toda esa estructura, solo requieren de un boli, un cuaderno o un ordenador y una misma", ha comentado.
Esta historia tenía que ser una novela porque requería de esa soledad y también de que "pudiera cerrarse en un momento dado": "Que no hubiera representación física en el mundo, que no hubiera cuerpos que la encarnaran, que pudiera quedarse ahí para poder pensar en otra cosa", ha explicado la autora.
Después de esta experiencia, Gil ve muy probable volver a la novela en un futuro, quizá para contar otras cosas más alejadas de su biografía, aunque en la actualidad está centrada en "un proyecto grande" de teatro que, si todo sale bien, verá la luz en febrero del año que viene.