Viaje visual y emocional a la Boca del Asno

A.M.
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El fotógrafo Óscar Gustavo Insua, con residencia en Segovia, propone en un libro la historia de un viaje pictórico en el que habla de los elementos y fragmentos de la naturaleza, así como la huella del ser humano

Diálogo entre el paisaje y un cuerpo anónimo de mujer en un espacio atemporal - Foto: Óscar Gustavo Insua

El fotógrafo uruguayo, Óscar Insua acaba de publicar ‘Elementos. La historia de un transitar y la búsqueda de lo primitivo’, la culminación de un proyecto personal realizado en la sierra de Segovia, ciudad en la que reside, al que define como «un viaje visual y emocional que trata de ver con otros ojos el camino recorrido y las huellas que los humanos hemos ido dejando sobre este mundo». 

Insua se ha inspirado en La Boca del Asno, en la zona de las Pesquerías Reales,  un lugar que, en su opinión, «te envuelve en su misterio y con un paisaje en continua transformación».  Publicado en Círculo Rojo Grupo Editorial, a través de su cámara, el autor relata todo acerca de los elementos y los fragmentos que conforman la naturaleza, además de la huella que ha ido dejando la humanidad sobre ella.

Terminar en España fue para este fotógrafo «un poco serendipia …», reconoce. Con 21 años viajó con su familia a Estados Unidos, allí conoció a esposa, se casaron y, después de trabajar en el departamento de Informática de la Universidad de Rutgers, en New Jersey, durante diez años,  decidió dejarlo todo y dedicarse a la fotografía. Desde adolescente la fotografía fue su pasión, incluso llegó a tener un estudio en Estados Unidos, en 2005.

El fotógrafo Óscar Gustavo InsuaEl fotógrafo Óscar Gustavo Insua - Foto: OSCAR G.INSUADos décadas después, por el trabajo de su mujer, residieron en Dinamarca, Portugal y España, «y aquí nos hemos quedado; todas estas etapas te van dejando marcas, como los elementos en el paisaje», aclara. 

Sobre su proyecto, Óscar Insua afirma que conocí la Boca del Asno mientras estudiaba el Máster Internacional de Fotografía Contemporánea y Proyectos Personales en EFTI, en Madrid: «Fue amor a primera vista. Hay una historia y un misterio que te intenta hablar a cada paso, lo único que tienes que hacer es escuchar. Al ver esa mezcla de lo natural y de lo hecho por el hombre a través de los años, desde lo que se realizó para satisfacer la pasión por la pesca de Carlos III a los cambios mas recientes con el ganado suelto o la presencia de  turistas», subraya Insua. 

Acerca del proyecto, su autor comenzó a fotografiar el área,  en los Pinares de Valsaín, desde la primera visita y luego lo llevó a cabo en cada estación del año.Afirma que «fueron muchas las visitas a  Valsaín y el recorrido del rio Eresma, la verdad es que me llena de paz estar allí con mi cámara y la naturaleza». 

Añade que, personalmente, piensa que «que el hombre moderno no está tan conectado a la naturaleza, cuando tu entras al bosque, caminas a ritmo de ciudad, a los treinta minutos ya caminas más lento y, a la hora, ya caminas al paso de la naturaleza. El paso que te permite observar, escuchar y sentir».

Una vez que decidió publicar este proyecto, se tornó en un desafió la edición de fotos,el  montaje y el relato de la historia: «Tienes miles de fotos que escoger, imágenes que ganan significado con el paso del tiempo. Comienzas a ver cosas que no habías visto antes, fotos que estabas seguro de que irían en el libro no van y otras que no las habías pensado, de repente, son perfectas para el hilo de la historia, y es por eso por lo que esta parte del trabajo lleva tanto tiempo».

Al final, la primera maqueta del libro no tiene mucho que ver con el producto final. A medida que pasa el tiempo va cambiando y el significado del sitio, las fotos, los lugares, y la historia también.

Óscar Gustavo Insua desgrana las tres partes que integran su primera obra: ‘Huellas’, donde se ven las huellas naturales en los elementos, la piedra, el agua y el bosque;  ‘Primitivo’, un diálogo entre el paisaje y un cuerpo anónimo de mujer en un espacio atemporal donde se aprecia el aspecto tribal del ser humano de un punto de vista de observador, y ‘Huellas humanas’,  el tercer y último capítulo en el que se aprecian las ruinas que han ido quedando, la impresión que hemos ido dejando a través de los años y recientemente». 

A juicio de Insua,  aunque el sitio está bien cuidado, es imposible no reconocer la huella humana contemporánea, la motosierra, lo que queda después de un campamento Scout o después que el picnic ha terminado.

En definitiva, el lector encontrará un recorrido representativo a través del paisaje, pasando por el fragmento no tocado por la mano humana, el encuentro con el ser humano en este entorno y su rastro.

Del paisaje de la Boca del Asno subraya que «es un sitio que te envuelve en su misterio y con un paisaje en continua transformación. Desde el primer momento que lo visité, sentí una conexión con sus diversas dimensiones, lo natural y lo que ha sido transformado por los seres humanos. Observando la transformación del espacio a través de decenas de visitas a lo largo de casi dos años, me hizo reflexionar acerca de mi propia historia. Y de este espacio personal, nació la idea de este proyecto fotográfico».

En su introdución, después de  poner de manifiesto «el creciente y progresivo divorcio, físico y mental, entre el mundo de lo humano y el mundo de lo natural», el historiador del Arte Francisco Carpio sostiene que «el arte ha sido una de las sendas –sin duda, no la única, pero sí una de las más profundas y frecuentadas– por las que los seres humanos hemos transitado en busca de sensaciones, memorias, vÍnculos y respuestas».

Según Carpio «a través de este viaje visual y emocional, Insua trata de mirar con ojos nuevos (cada persona observa siempre un universo distinto y personal), y de descubrir esas huellas que hemos ido depositando, a veces con torpezas, a veces con certezas, sobre la anciana página del mundo natural». 

 

Una mirada solidaria hacia los refugiados 

No es la primera vez que Insua da a conocer su obra en Segovia ya que, en junio de 2017, presentó en el Palacio de Quintanar el proyecto realizado junto a Frani Arjona ‘Beyond Borders, más allá de las fronteras’, basado en fotografías realizadas durante el año 2016 que reflejan la realidad vivida por los refugiados en el antiguo campo de Idomeni, hoy desalojado, y en ocho campos más de los 60 que existen en Grecia. En los dos viajes que realizaron pudieron sentir en su propia piel y alma lo que se respira en los campos de refugiados. Una mirada valiente y solidaria sobre una experiencia amarga.