Pocas enfermeras y dosis menguantes

Nacho Sáez
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Los expertos analizan las causas del ritmo lento de vacunación hasta el momento y analizan los posibles efectos que puede tener la llegada de los viales de Moderna y de la cepa británica.

Vacuna contra el coronavirus desarrollada por Moderna. - Foto: Efe

El retraso de la provincia respecto al resto de Castilla y León en la administración de la vacuna contra el coronavirus ha vuelto a agitar el sentimiento de agravio de Segovia, que no entiende por qué solo se han inyectado 3.044 dosis de las 4.875 recibidas. El presidente del Colegio de Médicos, Enrique Guilabert, resta importancia a las cifras y pone el acento en la necesaria transparencia. «Lo que mas daño nos puede hacer a los sanitarios y a los ciudadanos es que nos vendan la moto como están haciendo», señala. «El derecho a la vacuna es universal y estamos viendo que entre autonomías hay diferencias y discrepancias. Lo que me preocupa es si tenemos suficiente cantidad de vacunas para llegar a un porcentaje de la población suficiente para lograr una inmunización colectiva».

Las autoridades aseguran que el abastecimiento se encuentra garantizado, pero también indicaron al comienzo de este proceso que la vacunación se llevaría a cabo todos los días y finalmente no ha sido así. La obligación de las enfermeras seleccionadas de compatibilizar esta tarea excepcional con la habitual ha obligado a diseñar un calendario menos ambicioso. «La pandemia ha dejado ver la escasez de profesionales de enfermería que hay. El número de profesionales asignado en Segovia es deficiente tanto en Atención Primaria como en hospitalaria», remarca la presidenta del Colegio de Enfermería, María José Uñón, quien considera que la Gerencia Regional de Salud «tiene que aumentar nuestra plantilla orgánica y no hacer tantas sustituciones o contratos temporales».

En este sentido, Guilabert apuesta por destinar recursos adicionales a este gran desafío logístico. «Las cuestiones técnicas de cómo administrar la vacuna las aprende cualquier sanitario en dos horas. Los recursos humanos no pueden ser una excusa porque si el Estado quisiera podría utilizar la sanidad privada, el Ejército, los sanitarios jubilados... E incluso hacer vacunaciones masivas en pabellones como se hace con los cribados para detectar a posibles positivos», señala, al tiempo que opina que «van a hacer falta muchos meses para tener una respuesta inmunológica colectiva».

Desde el ámbito de la investigación también se observa con tristeza este dubitativo comienzo. «Después del esfuerzo que se ha hecho desde el terreno científico para tener las vacunas a marchas forzadas, me entristece un poco que las Administraciones no hayan estado aparentemente a la misma altura que otros elementos de esta ecuación», apunta el doctor en Genética y Biología Celular Miguel Pita, que echa de menos un mayor esfuerzo de planificación: «Entiendo las dificultades, pero ha habido tiempo para preveerlo. Hay que tomar decisiones políticas estratégicas que son serias. Sabemos que el manejo es difícil, pero la culpa no es de que la vacuna tenga que estar almacenada a -80 grados. El problema es que están llegando más vacunas de las que se pueden administrar». De nuevo la cuestión regresa a la escasez de medios humanos. «La llegada de una vacuna que se puede conservar a menor temperatura puede ser una buena noticia si ponemos a disposición de esas muestras la gente necesaria para que las administre», subraya Pita.

La presidenta del Colegio de Enfermería recuerda que la creación de una escuela en Segovia para cursar estos estudios ayudaría a paliar la escasez de profesionales, que también se refleja en unas bolsas de empleo agotadas. A la espera de que la Universidad de Valladolid y la Junta de Castilla y León confirmen compromisos concretos, la responsabilidad individual sigue siendo una de las mejores armas contra la Covid-19. «El virus está mutando debido a la enorme cantidad de infecciones a nivel global. Las vacunas pueden ser menos efectivas con nuevas cepas pero siempre quedará algo de protección, y Moderna y Pfizer pueden adaptarse rápidamente, en semanas, a las nuevas cepas», asevera el virólogo Juan Reguera, quien espera que la llegada de la vacuna de Moderna ayude a acelerar: «Su incorporación va a ser positiva porque son más fáciles de distribuir». 

A Pita tampoco le alarma de momento la posible amenaza de la cepa británica para las vacunas. «Los resultados preliminares no son preocupantes. No es buena noticia que los virus muten, pero es normal. Que aparezcan nuevas variantes o incluso nuevas cepas no es para nada sinónimo de que vayan a perder la eficacia. Simplemente el hecho de mutar no pone en riesgo las vacunas», concluye.