«Los aplausos son una inyección de energía»

Sergio Arribas
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Carmen del Caz es enfermera en el turno de noche en el Hospital General. «Todos los trabajadores nos sentimos fuertes. Ves situaciones límites y cuando tienes un bajón siempre hay un compañero al lado que te empuja para arriba».

La enfermera Carmen del Caz. - Foto: D.S.

Trabaja todas las noches en el Hospital General, asignada a Medicina Interna, aunque ahora, como explica, todas las plantas del centro hospitalario han sido vaciadas para acoger a pacientes con Covid-19. Auxiliar de enfermería, de 48 años, Carmen siempre escucha, a las ocho en punto, el aplauso de agradecimiento de los segovianos a quienes, como ella, están dando la batalla para salvar vidas.

“Esos aplausos son una inyección de energía antes de entrar a trabajar [a las 21:30 horas]. No somos trabajadores-robots, somos humanos, y agradecemos mucho esas muestras de cariño, no te hace sentir tan sola”. Cuesta lograr que Carmen envíe una foto para este reportaje porque, “el trabajo nos supera tanto, que no hay momentos ni ánimo”, dice.

“Es una pesadilla constante, es muy duro ir cada noche al Hospital”, confiesa la enfermera, quien, no obstante, aclara que “todos los trabajadores nos sentimos fuertes y todo el equipo nos apoyamos. Ves situaciones límites y cuando tienes un bajón siempre hay un compañero al lado que te empuja para arriba”.

En cuanto a los pacientes, Carmen explica que, cada uno en su estado, agradecen las atenciones del personal sanitario. “Somos las únicas personas que ven, entramos en las habitaciones y hablamos con ellos. Nos hacen llegar mensajes a sus familiares. Y resulta muy duro. Ser el correo de mensajes personales, de despedidas y cosas así, afecta también. Es doloroso”, afirma.

Carmen confiesa que, a veces, no les da tiempo a pensar más allá del trabajo que realizan en ese momento porque “el ritmo es muy vertiginoso, hay gente muy crítica, toca correr mucho”. “Siempre hay momentos en que te vienes abajo, vives situaciones extremas. Entonces pides parar, para coger aire unos segundos, y poder continuar”, explica Carmen, que subraya como los aplausos de agradecimiento son también para otros compañeros sin los que ella y el personal sanitario no podría realizar su labor, caso de celadores, vigilantes de seguridad o trabajadores de limpieza, porque “si ellos no hacen su trabajo, yo no puedo continuar el mío”.

La enfermera llevaba un año “fija de noche” en una planta, la de Medicina Interna, de mucho trabajo, en la que hay pacientes con muchas patología mezcladas, aunque “nada comparable con esto, algo inimaginable, puesto todo el Hospital ha sido adaptado para tratar a pacientes del Covid-19”.