A más años, más exclusión

S.S.
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Los pensionistas lamentan que las entidades bancarias sigan reduciendo servicios y personal, lo que los afecta de forma directa y hace que se sientan excluidos al no saber manejarse sin ayuda en los cajeros

A más años, más exclusión

Las personas más mayores están denunciando una exclusión financiera en las entidades bancarias, un problema que lleva presente muchos años pero que hasta ahora parece no haber sido tomado en serio. 

Desde el año 2008 hasta el 2021 se observa una caída del 39,5% en la cifra de empleados bancarios; del 54,2% en oficinas y del 22,1% en cajeros. Una reestructuración que ha provocado una caída en picado de la atención hacia el usuario. Así, cada oficina bancaria que antes daba cobertura a algo más de 1.000 personas, actualmente atiende a más de 2.200. Un problema que se ceba especialmente con los más mayores ya que son ellos los que más ayuda necesitan a la hora de realizar las operaciones. 

Gracias a Carlos San Juan, el valenciano que inició la petición en change.org 'Soy mayor no idiota', Gobierno y bancos han reaccionado a la situación, aunque aún sin medidas concretas. La petición, que en un mes y medio ha superado las 500.000 firmas, pide un «trato más humano en las sucursales bancarias». «Tengo casi 80 años y me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo», lamenta, denunciando que ahora casi todos los trámites se realizan por internet y no todos se entienden con «las máquinas. No nos merecemos esta exclusión». Carlos explica que «no paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online... Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas, nadie lo coge y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar, o mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar». Un trato que no considera justo ni humano. 

En la recogida de firmas recuerda que «muchas personas mayores están solas y no tienen nadie que les ayude», mientras otras muchas como él quieren seguir siendo «lo más independientes posible». Insiste así en la necesidad de que «los bancos atiendan a las personas mayores sin trabas tecnológicas y con más paciencia y humanidad, y que mantengan oficinas abiertas donde pueda atenderte una persona; que no todo sea por internet».

Algo que se ve en el día a día de la ciudad de Segovia, donde Concepción, con 86 años, se queja de que tenga que ser su hija la que realice las gestiones en el banco. Ella se pregunta qué pasaría si no estuviera su hija, denunciando que «al final no vamos ni a poder sacar dinero». Además de eso, también se cuestiona por qué no tienen ahora cartilla, con la que llevan «toda la vida», señalando que se las han quitado por «comodidad» de los bancos y «por ahorrarse sueldos». 

Junto a ella, Tomasa, de 75 años, señala que «está muy disgustada» porque en el banco no la atienden bien y su hija vive en un pueblo, por lo que no puede venir a ayudarla cuando tiene problemas. «Tenían que tener una señorita para que nos entienda» propone, porque «todos no tenemos hijos para que nos ayuden». «Fui el otro día porque quería sacar dinero en la caja, pero la señorita no me lo dió porque el horario es hasta las 11.00», indica. «Porque somos ya mayores no tenemos derecho a tener una atención, así que ¿para qué tenemos la pensión en el banco? Es que no entiendo cómo son así, de verdad. Yo sólo pido que nos atiendan como tiene que ser, no vamos a pedir nada que no sea nuestro. Nos tienen apartados y tienen que pensar que la cabeza no la tenemos como los jóvenes y la memoria cada vez va fallando más. Nos tienen que ayudar». 

José Antonio señala que hasta ahora se ha podido «apañar», ya que le nombraron un asesor y si tiene alguna duda le llama pero por lo demás «fatal». «Estamos muy descontentos porque cualquier operación que tengas que hacer en dinero en metálico tienes que guardar una cola porque solo tienen una persona atendiendo a todo el mundo, cuando antes tenían cuatro o cinco. Han quitado el personal».

«Es una cabronada», indica José Luis, que a sus 86 años relata que había visto un vídeo de Juan y Medio en el que cuenta que su generación «no tuvo más que obligaciones, no derechos, y eso que levantó una nación».

«Tienen una cara muy dura», reprocha Jesús, de 88 años. «Habrá llamado mi hija 40 veces al gestor y no la ha cogido el teléfono», indica, «menos mal que tenemos ahora los teléfonos que llamas y no te cobran tanto como antes».

«Antes en los bancos no querían más que que sacáramos dinero con la tarjeta y quitar las cartillas. Ahora al menos, parece que con cierta edad sí que te dejan tener cartilla», agradece Pedro, con 89 años. Gerardo, de la misma edad, también quiere contar su historia: «Fui  dos días a cobrar dos cheques en Bankia y tuve que coger un taxi para cobrar el talón en José Zorrilla porque en la oficina de la Avenida del Acueducto no me lo querían pagar».  «Luego fui a cobrar la jubilación y me mandaron a la carretera de Torrecaballeros. Me sale caro ir a cobrar al banco», denuncia. «Un desastre, un desprecio».

En Nueva Segovia, Ursicio critica que la situación «es de juzgado de guardia» ya que en la oficina de su barrio antes había seis empleados y ahora solo queda uno, lo que provoca colas a las puertas  y esperas de «más de media hora» además de que a las 11.00 horas de la mañana dejan de atender de forma personal y hay que ir al cajero a realizar las gestiones. «Esto no es lógico», indica. 

No todo son quejas. En el barrio de José Zorrilla, Rosario al salir del banco señala que a ella la han ayudado «muchísimo con las gestiones». «La verdad que nos ayudan muy bien, y la chica que ha salido es majísima». Además, revela que la persona que se encuentra dentro de la sucursal bancaria la suele ayudar para todo siempre que va. «Yo si tengo dudas entro al banco a preguntar y ella sale al cajero conmigo a ayudarme», indica.  

La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) insta al Gobierno a regular un marco legislativo que ayude a «acabar con la exclusión financier» y demandan medidas como la creación de un «gestor del mayor» en todas las oficinas para ayudar a los mayores en su interacción con el banco.

 

Oficinas móviles para luchar contra la exclusión

Caixabank busca aportar su granito de arena frente a la exclusión financiera, que se hace más patente en las zonas rurales, a través de sus oficinas móviles. Un servicio que permite a los usuarios, sean o no clientes de la entidad, realizar las operaciones bancarias más habituales entre las que destacan la retirada de dinero en efectivo, realizar ingresos o pagar recibos e impuestos. 

En Segovia, desde el año 2005 , tres de las oficinas móviles (una de ellas realiza servicio compartido con Ávila) atienden a un total de 91 poblaciones y recorren una media mensual de 7.000 kilómetros, convirtiéndose así en la provincia a la que más localidades llega el servicio de toda España. 

En lo que se refiere a Castilla y León, las oficinas móviles han prestado servicio durante el año 2021 en 203 municipios, de los que un 90% están considerados en riesgo de exclusión financiera. En ellos residen más de 53.000 habitantes con una población media por municipio que apenas supera las 260 personas. Castilla y León se convierte así en la comunidad autónoma en la que más presencia tiene este servicio ya que las seis sucursales recorren una media de 18.150 kilómetros entre las provincias de Segovia, Ávila y Burgos. Durante el pasado año fueron utilizadas por más de 9.300 usuarios, un 79% de los cuales mayores de 60 años, realizándose más de 113.000 operaciones.

La directora territorial de CaixaBank en Castilla y León, Belén Martín, ha puesto en valor que las oficinas móviles «son un servicio que forma parte de la estrategia de la entidad para poder llegar a todos los clientes y, además, permite cumplir con el objetivo de evitar la exclusión financiera en zonas rurales». Además, el servicio busca preservar la relación directa con el cliente que reside en estos entornos,mantener la apuesta por los sectores agrícola y ganadero y no abandonar aquellos municipios en los que es la única entidad bancaria».