Cuca Gamarra era una portavoz que se defendía bien, pero en el debate sobre el estado de la Nación ha demostrado no solo que conoce el debate parlamentario, que conoce los datos, que tiene discurso, sino también que no teme a un presidente de gobierno que suele recurrir a la descalificación personal para vencer a sus adversarios.
Sánchez la acusó de mentir -que lo diga él- y de falsear los datos, y le faltó tiempo a la portavoz para insistir en los había dado y explicar, también con datos, que Sánchez, al que llamó trilero, manipulaba los suyos. Sánchez sabe defenderse, pero Gamarra partía con ventaja: en estos años de gobierno el presidente ha demostrado que incumple su palabra, que ha mentido, que se ha aliado con partidos absolutamente contrarios al ideario socialista y que no ha tenido empacho en controlar las instituciones… acusando una y otra vez al PP de ser el que bloquea su renovación.
Al escribir esta crónica con la premura que impone el tiempo, no han intervenido todavía los otros portavoces de la oposición, pero en el patio del Congreso, y en los pasillos, tanto el peneuvista Aitor Esteban, como Gabriel Rufián, expresaban su disconformidad con algunos de los anuncios del presidente. Son socios y oposición al mismo tiempo, pero se trata de dos diputados que no suelen andarse con paños calientes y en más de una ocasión han sacado los colores a Pedro Sánchez. Que, en su primer debate sobre el estado de la Nación, no ha estado especialmente brillante.
Como hemos comentado en otras ocasiones, el presidente debe creer que los españoles son analfabetos y se dejan encandilar con anuncios como los que ha hecho este martes, cuando se ha disfrazado de rey mago y ha desgranado toda una lista de regalos: incremento de 100 euros mensuales a los estudiantes becados, subvención total de bono transporte de Renfe en cercanías y media distancia -se nota que al presidente le preocupan las políticas de Isabel Ayuso que le han dado tantos votos-, desbloqueo de la operación urbanística de Madrid que suponía la construcción de 12 mil viviendas - reconocimiento de que el gobierno la tenía bloqueada- y el gran titular; incremento de impuestos a eléctricas y bancos, para luchar contra la inflación. Ha sido el gran logro de Podemos, como recordaba Ione Belarra al mediodía con tono entusiasta.
Los ciudadanos de este país no son analfabetos y saben quiénes serán los paganos de ese incremento de impuestos a bancos y energéticas: los clientes.
Lo más chocante del debate ha sido la polémica sobre la ley de Memoria Democrática y la polémica vergonzosa sobre qué partido respeta a las víctimas del terrorismo y quién cree que su adversario, el PP, utiliza políticamente a las víctimas.
Feijóo no quiso ser protagonista. Ocupó el escaño del líder de la oposición, pero quiso que Gamarra fuera la protagonista. La portavoz no decepcionó. Dio lo mejor de sí misma como política.