Justicia al primer segoviano 'verde'

Nacho Sáez
-

El investigador José Luis Manrique reivindica la figura de Mariano Sáez y Romero, abogado, escritor, alcalde a finales del siglo XIX e impulsor de la fiesta del árbol que hoy aún se celebra.

José Luis Manrique, autor de la investigación. - Foto: Rosa Blanco

Todo aquel que en algún momento ha leído o escrito sobre la historia de Segovia lo conoce». El investigador José Luis Manrique se refiere a Mariano Sáez y Romero, una de las figuras más relevantes de finales del siglo XIX y principios del XX en la ciudad, a quien ha querido rendir un homenaje mediante un estudio en el que ha consultado una amplia bibliografía. Documentación que le ha permitido reconstruir la figura de quien fue escritor, abogado, alcalde de Segovia, concejal e impulsor de una iniciativa que aún perdura más de un siglo después.

Nació en Segovia en la plazuela de las Arquetas el 7 de diciembre de 1867 y fue el único hijo del matrimonio formado por doña Valentina Romero Gilsanz y el notario Gregorio Sáez Sánchez, ambos naturales de Fuentepelayo. Según ha podido conocer Manrique, que es doctor en Pedagogía, después de la primera enseñanza pasó al Instituto General y Técnico, donde ganó el grado de Bachiller en 1882. Estudiante aplicado y brillante, se trasladó a Madrid y en su Universidad Central obtuvo las licenciaturas en Filosofía y Letras y también en Derecho Civil y Canónico. Se doctoró en Derecho y él mismo costeó la edición en 1893 de un pequeño resumen de su tesis, ‘De las Personas Jurídicas’.

Siendo un joven letrado de provincias participó en uno de los juicios más famosos del siglo XIX en Segovia, el crimen de la calle Carretas. Se encargó de la defensa de ‘Bonete’, uno de los acusados de los asesinatos del Señor Bahín y su criada Isabel, acaecido el 30 de mayo de 1892. Influenciado por uno de sus compañeros letrados en el juicio, Ramón Vega-Arango, decano del colegio de Segovia, solicitó la admisión en el colegio de abogados de Madrid, pero justo cuando empezaba su carrera en la Corte fue nombrado alcalde de Segovia en julio de 1897, en principio por un periodo de dos años. Una designación que originó mucha polémica en la prensa local. 

Retrato de Mariano Sáez y Romero.Retrato de Mariano Sáez y Romero. - Foto: D.S.

Si la elección de concejales ya fue tachada de «farsa», la toma de posesión no fue tratada mejor. En su discurso reclamó la ayuda de todos, «hijos de una madre común, Segovia». Sus palabras cayeron en saco roto. Tanto es así que en octubre de ese mismo año ya había realizado una petición al rey en la que solicitaba que aceptasen su dimisión como alcalde. La prensa local ironizó sobre el particular y se ensañó con él, especialmente por la forma en que «se confundió entre los concejales que no tenían cargo» durante la ceremonia de toma de posesión del nuevo alcalde.

«Aun así, don Mariano siempre trabajó para mejorar Segovia», subraya Manrique. Con sólo 25 años, como socio de la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, presentó una proposición («Quizá demasiado avanzada para la época», opina este doctor en Pedagogía) para que hombres y mujeres recibiesen clases de Adorno. «Tuvo poco éxito», subraya. También desde su puesto de concejal realizó numerosas y útiles mociones para lograr el avance de Segovia: la instalación de pararrayos en distintas zonas de la ciudad, un gimnasio para las escuelas de primera enseñanza o que el Ayuntamiento instituyese la ‘Fiesta del árbol’. En esta última es en la que sobre todo ha querido indagar Manrique.

«A finales del siglo XIX», cuenta, «España necesitaba una repoblación forestal ordenada y sistemática para terminar con la tala indiscriminada que se había realizado, principalmente para abastecer a la flota española pero también para el uso de la madera en la industria y en los hogares». La prensa de la época decía que la idea de celebrar un ‘Día del Árbol’ surgió gracias al periodista Julius Sterling Morton y a su esposa Carolina, que fomentaron la plantación y el cuidado de los árboles en Nebraska (Estados Unidos) y destinaron un día específico, el 10 de abril de 1872, a celebrar esta fiesta. Otros estudiosos, en cambio, sitúan el origen en España. En concreto, en el pueblo cacereño de Villanueva de la Sierra, donde en 1805 una tormenta quemó la arboleda del pueblo. «El párroco, don Ramón Vacas, un cura afrancesado amigo de la Ilustración, vio la solución en la plantación de árboles para reparar la pérdida de los que se habían quemado. Convocó a los vecinos, incluidos los escolares, y el 26 de febrero de 1805 realizaron la plantación de nuevos árboles. Hasta hoy», recuerda Manrique.

Proyecto del parque de Chamberí que contribuyó a crear la primera Fiesta del Árbol.     Proyecto del parque de Chamberí que contribuyó a crear la primera Fiesta del Árbol. - Foto: D.S.

Este también hace hincapié en la influencia de Joaquín Costa, publicista, periodista y diputado, y en cómo las noticias de la ‘Fiesta del árbol’ comenzaron a ocupar páginas de los periódicos a finales del siglo XIX. En Segovia propuso instituirla Mariano Sáez y Romero, entonces concejal, el 3 de agosto de 1900. Lo hizo con la esperanza de que elevara «el deseo de adecentamiento y de mejora moral y material de la ciudad», y enseguida recibió el apoyo del periodista José Rodao en su sección ‘De Domingo a Domingo’ del Diario de Avisos del 19 de agosto de 1900. Este remarcaba que «los hombres que piensan y que estudian se preocupan de inculcar en los pueblos la idea de respeto al árbol y la conveniencia de su propagación». Sin embargo, apunta Manrique, la propuesta pasó a las comisiones «y allí durmió el sueño de los justos», aunque se demandó información a otras ciudades.

El director de arbolado debía estudiar la situación, la orientación, la clase de tierra, su fertilidad, el número y tipo de árboles… También había que contactar con los maestros de las escuelas públicas para que explicasen a los niños lo que se iba a realizar y pudiesen estar preparados en la fecha señalada. Tanto se tardó que dio tiempo a que el 17 de noviembre de ese año, el arquitecto municipal, Joaquín Odriozola presentara un un proyecto de parque próximo a Chamberí «limitado por la Plaza de Toros, la Casa de Mistos [sic], los Depósitos de Agua y la Carretera de la Granja», según ha podido descubrir Manrique.

Finalmente, después de algunos acalorados debates municipales, en los que se discutió acerca de la cantidad de dinero destinada para la merienda de los niños –que pasó de la friolera de 80 pesetas (la prensa decía que el Ayuntamiento quería evitar indigestiones a los escolares) a intentar suspender la fiesta por parte de algunos concejales y por último a un presupuesto definitivo de 150 pesetas–, se celebró la primera ‘Fiesta del árbol’ el 13 de abril de 1901 en los altos de Chamberí. Se plantaron 500 árboles y se dio merienda, escasa, a los escolares. El secretario de la Corporación municipal levantó acta, que firmaron las autoridades asistentes, incluido el autor de la idea, Mariano Sáez y Romero.

Más fotos:

Firma de Sáez y Romero, «autor de la idea».
Firma de Sáez y Romero, «autor de la idea». - Foto: D.S.
Medalla de la primera fiesta.
Medalla de la primera fiesta. - Foto: D.S.
Esta asociación permitió recuperar la fiesta en 1903.
Esta asociación permitió recuperar la fiesta en 1903. - Foto: D.S.

La fiesta se volvió a celebrar en 1902 pero no así en 1903, con Sáez y Romero fuera ya de la política. El Gobierno de la nación aprobó en 1904 un decreto para facilitar de forma gratuita plantones y semillas a quienes quisieran organizar la ‘Fiesta del árbol’, con el objetivo de fomentar la formación de alamedas y la plantación de árboles, pero en Segovia no se recuperó hasta 1907, en este caso gracias a la Asociación de los Gremios de Construir, presidida por Cándido López, aunque se realizó de forma discreta cerca de la residencia de las Hermanitas de los Pobres.
Ya en 1915 se publicó un Real Decreto que convirtió en obligatoria esta cita. «Algunos municipios de la provincia fueron fieles cumplidores de la ley. En Hontoria hay constancia de su celebración desde 1916», indica Manrique, que en cualquier caso considera a Mariano Sáez y Romero el pionero de esta iniciativa y pide al Ayuntamiento para él «una calle o quizá mejor una pequeña arboleda en su memoria».