'La finca del Palacio de Santa Cecilia vuelve a la vida’, arrancaba el comunicado difundido el 19 de febrero por los promotores del nuevo proyecto de recuperación de este espacio para anunciar su iniciativa tras firmar un contrato de alquiler con la propiedad, Patrimonio Nacional. Los trabajos previos ya han empezado y las obras lo harán en breve, pero no todo va a ser tan inminente como pudiera deducirse del titular de aquella nota, dado que la rehabilitación requerida, después de más de tres décadas de inactividad y abandono (desde la marcha de los Corazonistas), es de tal magnitud que podría prolongarse «dos o tres años», según matizan en declaraciones a El Día.

Detrás del proyecto hay un equipo multidisciplinar que, con el nombre de Calma Deco, aspira a recuperar tanto el propio palacio como los edificios adyacentes (fundamentalmente las caballerizas y los antiguos baños), además de reforestar la finca y, «con ella», propiciar «la vuelta de especies de flora y fauna autóctonas perdidas por el paso del tiempo». «Se pondrá especial énfasis en el desarrollo de espacios para niños, destinados a un aprendizaje saludable a través de distintos talleres de escritura, pintura, música y otras disciplinas enraizadas en la tradición de los talleres artesanos que significaban, y algunos todavía lo hacen, gran parte de la actividad del Real Sitio de San Ildefonso», destacaban en aquel comunicado. No explicaban mucho más porque pretenden «ir informando poco a poco», según avancen con los preparativos, pero sí trascendió que la intención es acoger colonias o estancias de niños y alternar esta actividad con un uso hostelero. 

Asimismo, según confirman fuentes autorizadas, al frente de Calma Deco está David Beltrán, empresario de origen burgalés y madrileño de adopción con una larga trayectoria internacional en diseño e interiorismo. Es el fundador de las empresas Mec Collection y Minimec; antes abrió las antiguas tiendas de muebles y decoración Moda en casa, ya cerradas; y mucho antes, de niño, estuvo interno en el colegio que los Hermanos del Sagrado Corazón mantuvieron precisamente en Santa Cecilia entre los años 60 y 80 del siglo pasado. De ahí el interés por revitalizarlo, según las mismas fuentes. Patrimonio Nacional, propietario de esta finca a orillas del Pontón, le entregó las llaves la semana pasada tras firmar un contrato de alquiler que pretendía desde hace demasiados años. 

Un exalumno corazonista revitalizará Santa Cecilia

Según el pliego de condiciones que rigió el concurso para el arrendamiento que convocó el ente gestor de los bienes de la Corona, quien se interesase debía garantizar una inversión mínima de un millón en la rehabilitación, además de 300.000 euros por todo el periodo del contrato, con un tope de 20 años más una prórroga de otros 20. No obstante, ninguna de las partes ha hecho públicas de momento las cifras y condiciones definitivas.

El alcalde del Real Sitio, Samuel Alonso, confirma el apoyo del Ayuntamiento a la nueva iniciativa «porque se basa en el respeto al medio ambiente y la recuperación de edificios históricos con un gran potencial que durante muchos años han visto pasar oportunidades de desarrollo que no han podido fructificar por distintos motivos». «Lo valoramos desde la prudencia y la cautela que un proyecto de estas características requiere para ir viendo cómo avanza poco a poco», matiza. «Y por supuesto, lo valoramos por la creación de empleo, la generación de economía y el seguir posicionando el Real Sitio tanto a nivel nacional como internacional», dado que la vocación de este proyecto traspasa las fronteras de España.

Eduardo Juárez, historiador y cronista oficial del Real Sitio de San Ildefonso, cuenta que fue el duque de San Jorge quien se hizo con los terrenos y ordenó levantar las edificaciones actuales. «Aunque no he manejado documentación, la memoria de la gente dice que el último de los San Jorge murió sin herederos y la finca pasó a ser de la Corona, que se la cedió a la Iglesia Católica para el colegio de los Sagrados Corazonistas», apunta. Eso fue en los años 60 y «lo devolvieron definitivamente en torno a 1990», relata. Antes también fue residencia veraniega «de determinadas personas como Ramón Serrano Suñer», cuñado de Franco y líder de la Falange entre 1939 y 1942, quien «solía ir al menos unos días cada año en torno a la celebración del 18 de julio», la fecha del Golpe de Estado del 36.

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En los últimos 30 años, sin embargo, el abandono se adueñó de la finca. Las pintadas en el interior de las edificaciones son lo de menos tras décadas de vandalismo y «saqueo» en las que «llegaron a robar hasta las chimeneas» del palacete, cuyos forjados son de madera y están muy deteriorados por las humedades, así como la cubierta; por algo estimó Patrimonio Nacional en un millón la inversión mínima en rehabilitación. «Esperemos que ahora se puedan recuperar las edificaciones y el resto de la finca», añade Juárez. «Y sobre todo, que el proyecto vaya en beneficio de la comunidad, que al fin y al cabo es la propietaria a través de Patrimonio Nacional por tratarse de un bien público», concluye.