Abogada premiada y profesora que va a por su segundo despacho

Nacho Sáez
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La segoviana Laura de Jesús ha sido la primera en recibir una medalla al mérito de la Confederación Española de la Abogacía Joven y ya aspira a abrir su segundo despacho.

Laura de Jesús, el pasado 16 de diciembre en la calle San Agustín. - Foto: Rosa Blanco

Como poco es inquieta. Laura de Jesús, que se ha convertido recientemente en la primera persona que recibe la medalla al mérito de la Confederación Española de la Abogacía Joven, no deja pasar un año sin marcarse un reto. El último ha sido convertirse en profesora en el Grado de Derecho en el campus de Segovia de la Universidad de Valladolid, labor que compatibiliza con su trabajo en su propio despacho de abogados. Pero antes asumió la responsabilidad de representar a sus compañeros en la Agrupación de Abogados Jóvenes de Valladolid –donde tiene su bufete, aunque es de Segovia– y en la Confederación Española de la Abogación Joven. Y ya piensa en abrir otro despacho en Segovia.

A sus 35 años lleva una carrera de éxito, pero los comienzos no fueron sencillos. «Al principio te sientes completamente perdida», confiesa. «Te echan ahí y dicen: 'Vuela'. Pero claro, yo no hice el examen de acceso a la abogacía que existe actualmente y en la carrera no te enseñan cómo tienes que tratar a los clientes o cómo tienes que captarlos. Porque al final no somos solamente abogados. Si tienes tu propio despacho, tienes que hacer una labor comercial y conocer estrategias de marketing. Yo tenía muchas dudas y no sabía a quién preguntar. Me daba apuro preguntar a compañeros más veteranos porque, además, yo soy la primera abogada de mi familia. Yo no tenía ese apoyo que otros compañeros sí».

Recién salida de la carrera encontró trabajo en un despacho en Valladolid: «En una ciudad pequeña como Segovia es más complicado el abrirte camino en un primer momento o el que alguien te enseñe». Después ya montó su propio bufete, en el que le gustaría disponer de más tiempo para atender a todos los clientes que tiene. «Eso no me lo pueden facilitar las administraciones ni los bancos pero sí microcréditos con condiciones más ventajosas para los jóvenes, porque cuando vas a montar algo el principal problema es la financiación. O tienes un respaldo familiar o por ti mismo es muy difícil», reflexiona.

Tampoco ayudan las escasas retribuciones que reciben por el turno de oficio, con el que está muy comprometida. «Desgraciadamente no toda la gente se puede permitir un abogado. Entonces me parece que en mi profesión también va implícita esa labor social. Lo que pasa es que los módulos de compensación económica no guardan relación con el trabajo efectivamente realizado por los abogados y abogadas que estamos adscritos al turno de oficio. Se deberían de mejorar y equiparar con la realidad del servicio prestado porque así no ocurriría, además, que mucha gente no confía en la justicia gratuita y cree que hay una justicia de segunda», apunta De Jesús. En su opinión, la justicia también podría mejorar en aspectos como la digitalización («El Ministerio no está apostando de verdad por ella») y la conciliación laboral y familiar.

En este sentido, estas son las primeras Navidades inhábiles en la justicia. «Todavía tenemos que avanzar en las suspensiones de juicios por compañeras que están a punto de dar a luz o compañeros que están disfrutando de su permiso paternal, pero es un logro que se hayan declarado inhábiles las Navidades. Y es un logro de la abogacía institucional», destaca.

De Jesús reivindica el papel de los órganos de representación de los letrados. «Estas cosas se consiguen gracias a que se aglutinan fuerzas a través de las instituciones y a mí me parece que son labores muy importantes. Evidentemente no todos los compañeros y compañeras están dispuestas a sacrificar tiempo suyo personal por algo que es completamente altruista. Porque al final ni agradecido ni pagado y el tiempo que aquí inviertes lo tienes que sacar al final de tu vida personal. Mi trabajo tiene que seguir saliendo, que al final es de lo que comes». Y añade: «Aparte de que no pierda nunca la ilusión, a alguien que empieza le recomendaría que haga colegio. Aunque estamos todo el día con gente, es una profesión muy solitaria porque echas muchas horas solo en el despacho. Por eso aconsejo que se haga colegio. Cuando me vine a Valladolid estaba fuera de mi ciudad y para mí fue muy importante la labor colegiada, entrar en la Agrupación de Abogados Jóvenes, ir a a conferencias, ir a las fiestas del colegio... Al final creas una serie de sinergias con otros compañeros de profesión que también son muy importantes. Todos tenemos más o menos las mismas inquietudes y la mayoría hemos tenido idénticos problemas, como haber sido falsos autónomos».

El descrédito que sufre la justicia por la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial lo observa con tristeza. «Me da mucha pena porque, como dice nuestra Constitución, estamos en un Estado democrático y de derecho y aquí el problema que tenemos es que en lugar de impulsar una separación real de poderes lo que se está haciendo es politizar el Poder Judicial. Va en contra de los valores de nuestro Estado y de la Constitución y, además, lo que hace es que los ciudadanos pierdan confianza en la justicia. Los ciudadanos y al final también los profesionales que nos dedicamos a la justicia. La separación de poderes, pues no está siendo real», asevera casi al final de una conversación en la que también habla sobre Segovia. «Ahora valoro mucho más la ciudad tanto en su conjunto como como a la gente que tengo allí desde que me he ido y porque ya desafortunadamente tampoco voy tanto o de manera tan habitual. Veo que Segovia ha mejorado mucho en todos los aspectos. La veo una ciudad mucho más dinámica y más viva. Y en el ámbito de la justicia nos queda poco para poder inaugurar esa ciudad de la justicia que se está construyendo, que me parece que era una necesidad real e importantísima. Porque no puede ser esa dispersión de juzgados que hay, con instalaciones además que son deplorables», concluye.