Si teclea en el buscador de eBay la palabra ‘Segovia’, enseguida comprobará que casi todos los resultados encontrados se refieren a monedas acuñadas en Segovia: dos maravedís de 1847, medio real del reinado de Felipe IV, 2,5 céntimos de escudo de Isabel II... El comercio electrónico, uno de los vértices de la revolución digital, también tiene extendidas sus redes sobre el coleccionismo. En este caso sirve, además, para reivindicar un pasado numismático de incalculable valor. Igual que sin el Acueducto, el Alcázar, la Catedral o la Judería, Segovia no se podría entender al margen de su papel histórico en la acuñación.
El Real Ingenio de Segovia mecanizó por primera vez la producción de monedas gracias a una maquinaria y a unos métodos pioneros. Esta particular historia «comienza por casualidad en 1574 cuando Felipe II mandó a los embajadores españoles de la región centroeuropea que buscaran fundidores y afinadores de cobre que pudiesen venir a trabajar a España en la fabricación de artillería y en la potenciación de la moneda de cobre, asuntos que el monarca quería potenciar», según explican Glenn Stephen Murray Fantom, José María Izaga Reiner y Jorge Miguel Soler en su obra ‘El Real Ingenio de la Moneda de Segovia. Maravilla tecnológica del siglo XVI en Segovia’. La que está considerada una de las manifestaciones de arquitectura industrial más antiguas de Europa introdujo un sistema de laminación y acuñación mediante ingenios movidos por ruedas hidráulicas. Este había sido inventado en Augsburgo (Alemania) en torno a 1550 y, antes de su implantación en Segovia, fue utilizado en varias ciudades europeas.
La revolución que supuso su llegada no constituyó un impedimento, no obstante, para que coexistieran durante un tiempo dos cecas en nuestra ciudad. Antes de que Juan de Herrera construyera la que todavía hoy se puede visitar a orillas del Eresma, se practicó la acuñación a martillo en el Corralillo de San Sebastián, en la zona de lo que se conoce como ‘El Postigo’. La fecha exacta del comienzo de esta última se conoce por la inscripción que lució el edificio, que ya no existe, según indica Karl Friederich Rudolf en el libro ‘Casas de la Moneda. Segovia y Hall en Tirol’. Esto es en 1455, un año después de que hubiera iniciado su reinado Enrique IV, a quien se atribuye la orden de mandar construir la ‘Casa Vieja’.
Los maravedís segovianos invaden eBayEsta desapareció a finales del siglo XVII y la ‘nueva’ cerró sus puertas en 1869, pero la importancia de Segovia para la numismática llega hasta nuestros días. Por su relevancia histórica y turística y también porque las monedas acuñadas en sus dos cecas aún protagonizan transacciones económicas de valor. «Están muy cotizadas», subraya Javier García Herrero, propietario de la tienda Filatelia Doblón y experto en numismática.«Históricamente las mejores monedas, las más bonitas, las más llamativas, han salido de Segovia. Aquí siempre se cuidó mucho la producción; otras cecas tenían peores grabadores. Eso ha hecho que a lo largo de la historia la gente haya querido coleccionar las monedas de Segovia y que estén más cotizadas que otras».
En eBay se puede encontrar desde dos maravedís de 1745 por un euro a un cuádruple de oro de los Reyes Católicos por 4.000 euros, entre decenas y decenas de anuncios de venta de monedas acuñadas en Segovia. El signo de distinción que supone su procedencia puede deberse, aparte del hecho inédito protagonizado por la Casa de la Moneda –la nueva– de poder producir mecánicamente piezas y circulares que impedían el cercén, a que «hubo otras novedades ya existentes en la industria y otras estrenadas en Segovia», tal y como indica Glenn Murray en la mencionada investigación ‘El Real Ingenio de la Moneda de Segovia. Maravilla tecnológica del siglo XVI en Segovia’. Por ejemplo, encarnó un ejemplo de innovación la representación del año de su acuñación incorporado en su diseño, «detalle que parece haber sido introducido por los técnicos alemanes presentes en Segovia, ya que este control se utilizaba en aquel país», según el propio Murray, quien concluye asimismo que «podemos considerar, por tanto, que el Real Ingenio de Segovia sirvió también en este sentido como un ‘campo de pruebas’ para la industria de la acuñación en España».
Javier García Herrero, mientras, apunta el dato interesante de que ahora las monedas ‘segovianas’ que se han conservado están presentes en todo el mundo. Él está inmerso en una lucha para que regresen y se queden en casa. En el portal ‘Todocolección.net’, dispone de su propia tienda virtual pero no vende monedas acuñadas en Segovia. «Al contrario. Compro de Segovia y lo traigo para que se quede aquí. Repatriamos muchas cosas que ofrecen por ahí. Incluso hago precio especial a los segovianos. Por ejemplo, si compro un real de a ocho, mi satisfacción –aparte de mi negocio– es que se quede en la ciudad», asegura mientras El Día de Segovia le muestra algunos de esos anuncios que proliferan en eBay y en otras plataformas como ‘Mil Anuncios’.
Los maravedís segovianos invaden eBayComprar de forma ‘online’ monedas entraña un riesgo, en opinión de este experto numismático. «Las reproducciones están a la orden del día. Para la compra por Internet, igual que puedes acceder a cosas muy interesantes, muy raras o que en una tienda física no puedes encontrar, hay que ser prudentes», alerta. China y Bulgaria son dos de los países de procedencia de esas reproducciones que incluso hacen dudar a los profesionales. «Ha afectado mucho en la comercialización de cosas pequeñas: una moneda de dos euros, un duro de plata… Cosas en las que si te engañan pierdes diez euros, quince… Cuando hay un dinero más importante de por medio, la gente quiere tenerlo en la mano, quiere verlo, quiere ver el canto, quiere ver cómo pesa y saber que si pasa algo hay una tienda física que responde. Eso es muy importante», resalta el propio García Herrero, que esgrime el aval que suponen los 35 años de experiencia de Filatelia Doblón: «No vamos a dejar pasar una pieza, pero si pasa yo me hago responsable. En cambio, en Internet no sabes quién está al otro lado. Con una moneda hay que tener mucho cuidado. Tienes que ponerte un margen y decir: ‘Me juego hasta tanto’».
EMPLAZAMIENTO. De vuelta a la relevancia histórica del Real Ingenio de Segovia, hay que subrayar que comprende 384 años de producción industrial. «Su emplazamiento sirvió anteriormente a otras industrias, como la papelera y la harinera, más que nada debido a su excepcional situación al lado del río Eresma, que proporcionaba agua para mover la maquinaria y para los lavados y enjuagues de una industria que requería grandes cantidades de agua. [...] El edificio del antiguo molino de papel se convirtió en el llamado ‘ingenio chico’, para la acuñación de plata y oro, mientras que el gran edificio construido por Juan de Herrera fue bautizado con el nombre ‘ingenio grande’, para la producción de masivas cantidades de moneda de vellón, y más tarde de cobre, comenzando a partir de 1597», desgrana Murray en el libro editado en 2006 por la Fundación Juanelo Turriano.
«Hasta 1730 –aunque las últimas de plata son de 1729 y la última de oro de 1724–, se acuñaron prácticamente todos los reyes y todos los valores. A partir de que Segovia hace todas las monedas de cobre con Felipe V, tienes las de dos, cuatro, ocho maravedís… Toda la producción de monedas de cobre de Carlos III y Carlos IV se hizo en Segovia», añade García Herrero, que ensalza la cultura numismática de la ciudad: «Los segovianos buscamos lo óptimo, lo mejor. Y eso es bueno porque vivimos en la historia. Segovia es numismática. Es la única ciudad de sus características que tiene una tienda como la mía. Y también convención numismática. Hay un runrún coleccionista que se retroalimenta. La historia y mi tienda hace que haya gente que se continúe aficionando».
Plataformas como eBay se aprovechan de ello, aunque es importante desconfiar de sus ofertas, entre las que se cuelan cuatro que superan los 1.000 euros de precio y una quinta que ronda los 800 por monedas acuñadas en Segovia.