"Hay un 5% de ciudadanos en contra de todas las normas"

A.M.
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Licenciado en Derecho, renunció como teniente de Infantería cuando preparaba la oposición al Cuerpo Jurídico Militar, para optar a la plaza de Intendente de la Policía Local, tomando posesión en 1985, de la que se jubila en seis meses.

El intendente de la Policía Local Julio Rodríguez Fuentetaja - Foto: A.M.

El intendente de la Policía Local de Segovia, Julio Rodríguez Fuentetaja, a punto de jubilarse al cumplir los 65 años, el 1 de febrero próximo,  afirma en esta entrevista que los hechos que más le han marcado a lo largo de sus 37 años de ejercicio han sido la pandemia, sobre todos los primeros meses, cuando se registaron más fallecidos, y el corte de tráfico bajo los arcos del Acueducto, hace 30 años. Licenciado en Derecho, considera que «hay un 5% de ciudadanos  en contra de todas las normas, no solo las de tráfico, que es con quien quizá tengamos algún problema, son clientes nuestros por otros temas y vemos que se repiten, al final las denuncias de tráfico se concentran en muy pocos conductores».  

  
¿Ha llegado al final de su carrera profesional, se ha planteado en qué va a pasar el tiempo después de llevar una vida pendiente de lo que ocurre durante las 24 horas del día?
 

Será un cambio total de vida porque los últimos 37 años en los que he permanecido en la jefatura de la Policía Local han sido de una gran intensidad, las 24 horas del día y los 365 días del año, aunque esté de vacaciones me conecto dos o tres veces diarias con mi puesto de trabajo, aparte de que la comunicacióntelefónica es constante. Estos puestos tienen que ser así. Aficiones tengo muchas pero me preocupa pasar de un ritmo frenético a un perfil más bajo. En principio podré dedicar más tiempo a mi familia, que se ha tenido que ajustar a las necesidades del servicio,  y a mis aficiones, como el deporte, la cocina o la huerta… Cuando ocurren cosas, en una ciudad pequeña como Segovia se acude a la Policía Local, para pedirnos consejo o apoyo, lo que hace que tengas que estar pendiente de todo. Trabajamos con todas las áreas municipales, como servicios sociales, deportes, urbanismo o cultura, tenemos una ciudad muy viva con muchas actividades, aparte del turismo, que requiere mucha dedicación. Sin ser conflictiva,  porque a nivel de seguridad ciudadana es un 'paraíso', aunque quizá los segovianos no se valora suficientemente, sobre todo quien no ha salido fuera. 

¿Parece que su profesión no la tenía definida previamente, se arrepiente ahora de haberla elegido?

Cuando dejé mi anterior actividad como militar profesional tuve muchas dudas porque venía a algo que desconocía y no tenía nada que ver. Esta es otra guerra… Aquí mandas profesionales y, en aquella época, a soldados de reemplazo. No sé si acerté o no pero no me arrepiento porque creo que en la Policía he desarrollado una labor que me ha hecho sentir satisfecho porque has podido ayudar a mucha gente y hacer cosas por la ciudad.    

¿Cómo ha evolucionado la Policía Local de Segovia desde que llegó al Cuerpo?

Las policías locales de 1985 aún no se regían por la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y había ayuntamientos que las utilizaban para muchas cosas, incluso para temas que no eran puramente policiales porque les venía muy bien tener a personas dispuestas las 24 horas del día para hacer servicios. A partir de 1986 se produce el punto de inflexión con la nueva legislación, adaptamos la plantilla a las funciones que marcaba, que son muy dinámicas, porque cada municipio es un mundo. Se elaboró un organigrama, que se cambió en 2006 con un plan director que definió la estructura que tenemos actualmente, y seguimos retocándolo para adaptarnos a las necesidades de la ciudad, que está muy enfocada al sector servicios.     

¿Cuál ha sido el suceso que más disgustos le ha dado o le ha impresionado especialmente?

Aquí hubo un acontecimiento que fue el corte de tráfico por debajo de los arcos del Acueducto, hace 30 años, aunque ahora parece que todo fue muy fácil y normal, pero, en aquella época, hubo una reacción ciudadana a la que hubo que convencer sobre la bondad de la medida, porque pasaban bajo el monumento 22.000 vehículos diarios. Fueron meses muy duros para que hubiera ese cambio de mentalidad social, sobre todo de los segovianos.  Luego, lo más dramático ha sido la pandemia,  espero que mis sucesores no tengan que vivir una situación similar,  principalmente los tres primeros meses, desde marzo hasta finales de mayo.  Nos reuníamos todos los días con los representantes de las instituciones y compañeros de otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, además del gerente de asistencia sanitaria, entre otros, daba igual fines de semana. Ahora ya se conocen tratamientos, hay vacunas, pero entonces solo sabíamos las cifras de fallecidos. Fue muy duro aunque  tuvimos la gran suerte de que nos anticipamos en la Policía comprando epis y pudimos proteger a nuestros funcionarios, incluso a otros empleados municipales, ateniendo a muchas personas en domicilios y en la calle. Te ibas a casa preocupado pero con la satisfacción de haber hecho mucho por los demás, eran sentimientos encontrados.      

¿La Policía Local influye mucho a la hora de tomar decisiones políticas como cortes de tráfico porque les pueda ocasionar quebraderos de cabeza?

Está el criterio de oportunidad, qué decisiones hay que tomar, donde damos nuestra opinión, cuando nos la piden, desde el punto de vista de la experiencia porque es importante conocer el comportamiento de los conductores segovianos y, antes de tomar una medida, intuyes cual va a ser la repercusión.  El tráfico en Segovia preocupa al ciudadano porque es una ciudad histórica y es complicado repartir de forma equitativa los viales que hay entre los coches. La motorización en Segovia es altísima, más de 700 vehículos por cada 1.000 habitantes, andamos con unos 38.000 censados en la capital para una población de  poco más de 51.000 vecinos. Además, en las ciudades pequeñas se utiliza mucho el vehículo para recorridos cortos, de menos de 500 metros o un kilómetro,  lo que no ocurre en una ciudad más grande, lo que no deja de ser un poco quebradero de cabeza, aunque hay otras funciones que pueden ser menos vistas pero que de cara al ciudadano son más importantes.    

¿Son consultados siempre, incluso ahora con la polémica del carril-bici?

No siempre. El carril-bici se ha enfocado más desde Medio Ambiente que de Tráfico, es un tema de movilidad sostenible, se encargó a una empresa especializada que hizo el proyecto, del cuyo borrador sí que me pasaron una copia, dí mi opinión al concejal, pero como tal informe no se nos requirió. Hay dos temas, cómo afecta y un cambio de mentalidad en la forma de movilidad, tanto en los carriles-bici como las zonas de bajas emisiones, obligatorias en ciudades de más de 50.000 habitantes, a partir de enero de 2023,  que hará que se transformen y eso conlleva un modificación de comportamientos. Hemos hablado del Acueducto, primero hubo que llevar a cabo cortes físicos, colocamos un millar de barreras 'new jersey' blancas y rojas,  en un fin de semana, apagando semáforos y haciendo rotondas, ahí sí que fuimos pioneros, pero forzados... 

¿Cómo contempla la creación de la zona de bajas emisiones en el caso histórico?


Cada ciudad elige la zona, nosotros por protección del patrimonio y cuestiones de movilidad, donde hay sedes de varias instituciones,  y mucho comercio hay que regular para conseguir que la contaminación sea la menor posible. Se ha venido hablando desde hace muchos años, Madrid ha realizado experiencias en el centro,  y en consonancia con el Plan de Movilidad Sostenible, que aprobó el Ayuntamiento en 2008,  veníamos trabajando para desarrollarlo y alcanzar los objetivos marcados que era la reducción del tráfico rodado en el casco antiguo y en el entorno del Acueducto.  Se ha elegido esa zona para conseguir la protección y vamos a ir viéndolo, creo que se podrá llevar a cabo sin muchos traumas con un buen transporte público, como tenemos,  los estacionamientos alternativos, que  son más que suficientes, a diario, y con un poco de voluntad por los usuarios. Cuando cambiamos el horario de carga y descarga de la Calle Real, tras muchas reuniones, al final se desarrolló de forma pacífica. Cuando ven que se hace una cosa seria y se lleva a cabo de forma ordenada, la gente lo asume de buena gana, aunque le cueste cambiar de hábitos. Ha habido mucho rechazo a las calles peatonales, al final a la gente le encanta pasear por ellas, incluso el comercio que se quejó inicialmente, pero hay que ver ahora la Avenida del Acueducto, la mejor zona de paseo, lo único llano que tenemos. El tema es que al tener tan poco conflicto se magnifica cualquier cosa pequeña…  

¿Las relaciones con los diez alcaldes y alcaldesas que ha conocido y delegados de área siempre han sido satisfactorias?

Solo puedo hablar bien de todos, el trato personal ha sido muy correcto y nunca he tenido problemas,  ha habido 'feeling' y han entendido cual era nuestra misión, cómo trabajamos y qué hacemos. Cuando vienen los concejales, que son los más cercanos al servicio, les sorprende la cantidad de cosas que se hacen, aparte del tráfico, que solo es un 20% de nuestro trabajo, el resto son otras muchas cosas, por ejemplo temas asistenciales en una ciudad con población mayor donde hay fines de semana que  podemos llevar a cabo 14 servicios.   

Háganos una radiografía de Segovia, ¿cómo es esta ciudad Patrimonio de la Humanidad desde el punto de vista de tráfico y de la seguridad en las calles?.
 

Todas las ciudades patrimonio tenemos una serie de cuestiones comunes que quedaron reflejadas en un libro sobre accesibilidad y movilidad, donde participamos,  son infraestructuras muy antiguas, no adaptadas para los vehículos, pero que tienen que estar vivas,  hay hoteles o comercios, y es complicado buscar ese equilibrio. Hay que contar con un buen transporte público, que creo que en Segovia existe, con 13 líneas, cuando en Ávila, que es similar, hay seis, y el estacionamiento donde tenemos un pequeño rango de mejora que es la forma de acoger vehículos en fechas puntuales, como campas cercanas al centro que puedan utilizarse. A diario, los aparcamientos que tenemos actualmente no se llenan con lo cual  quiere decir que son suficientes para el movimiento que tenemos.  

¿Tiene queja de los ciudadanos, tanto al volante como en el cumplimiento de las ordenanzas municipales, en general?


Hay de todo, como en botica. En general, el 95% de los segovianos son cumplidores o lo intentan y luego queda el 5% restante de gente en contra de todas las normas, no solo las de tráfico, con ese número de ciudadanos es con quien quizá tengamos algún problema. Son clientes nuestros por otros temas y vemos que se repiten, al final las denuncias de tráfico se concentran en muy pocos conductores.

¿Se reconoce su trabajo o están para recaudar con multas, como les dicen en muchas ocasiones?


Son muchas las cartas o las llamadas para felicitarnos de las personas con las que actuamos directamente o sus familias. En octubre comenzamos con la iniciativa de la Sección de Atención Social (SAS) con unos resultados magníficos, un paso más de lo que hacíamos antes, como es el seguimiento de quien recibe asistencia, como una persona mayor que se cae en la calle.  La patrulla se pone en contacto para ver en qué circunstancias se encuentra o qué familiares tiene que le atiendan. 
Hemos detectado que en Segovia hay muchas personas mayores que viven solas o matrimonios que no se pueden ayudar entre ellos, estamos yendo casi a diario a levantar a personas que se han caído en el domicilio y no se pueden incorporar.  Una de las cosas que hacemos, que no se lleva a cabo en otras ciudades, es que acudimos a todas las llamadas que se hacen al 112.  La gente no conoce todas las ayudas que tiene el Ayuntamiento, solo un pequeño grupo que se aprovecha de todas, ahora los agentes del SAS dejan a quienes atienden una hoja informativa con teléfonos de contacto para que conozcan los recursos de la administración municipal, también para el tema de menores, nos llaman padres de familias normales no desestructuradas, porque sus hijos no quieren ir al colegio y se les informa de los recursos, aparte de la violencia de género que tenemos asignadas unas 20 víctimas de nivel bajo no apreciado...  El SAS lo intentamos poner en 2012 pero hubo mucho rechazo sindical y, cuando se incorporó la concejala Raquel de Frutos, lo apoyó. En tráfico, a todos nos duele si nos ponen una multa o se lleva el coche la grúa pero, al final,  si no hubiera normas y no las hiciéramos cumplir esto sería un caos.  Hacemos muchos controles,  tanto de velocidad como de alcohol y drogas, uso de casco o documentación, si no les lleváramos a cabo puede que se condujera en unas condiciones de seguridad bastante deficientes para el resto de usuarios de las vías.


¿Qué asignatura queda pendiente? 

Teniendo en cuenta de que, en 1986, casi todos los mandos entraron en muy pocos años hace que estén llegando ahora a la edad de jubilación, no solo el jefe, y ahora tenemos un proceso de renovación complejo porque no podemos publicar las plazas hasta que no se producen con lo cual hay un espacio de tiempo, entre que se lleva a cabo la oposición y un curso de especialidad, que puede prolongarse por 20 meses. 
Luego, está pendiente haber conseguido un cuartel más digno del que tenemos,  es la reivindicación histórica de la Policía Local, pero las circunstancias económicas lo han impedido. Estaba proyectado y aprobado, en 2006, junto al Parque de Bomberos,  donde también iba una zona común para ambos cuerpos y equipamiento para la ciudad de un salón de actos para 400 personas,  además que se ubicaría el departamento de Tráfico y Transportes y el Parque Infantil de Tráfico. El proyecto está pero es inviable, en este momento, me gustaría decir que sí  pero creo que el Ayuntamiento no tiene ahora capacidad económica para acometer una obra de ese calado.