Plan UE: Toca subir el aire y tocará bajar la calefacción

D. A.
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La Subdelegación del Gobierno intenta aplicar desde hace semanas un plan más estricto del que tienen otras instituciones y alejado de lo habitual entre empresas y particulares, que distan mucho de lo que plantea ahora Bruselas

Segovia, toca subir el aire y tocará bajar la calefacción

A 25 grados el aire acondicionado, no menos; y a 19 la calefacción, no más. Esos son los umbrales de temperatura indicados por la UE en el plan de ahorro energético que presentaba el miércoles en Bruselas para todos los estados miembro, con el objetivo de reducir el consumo de gas un 15% en ocho meses (España aún espera negociar a la baja el porcentaje por el perjuicio a la industria) y prepararse ante el riesgo de una posible reducción del suministro desde Rusia, o incluso un corte.

'Ahorrar gas para un invierno seguro' es el título del documento, pero ya va apuntando que ahora, en este verano salpicado de olas de calor, toca subir el aire acondicionado; o debería tocar. Y si se pretende cumplir con tales indicaciones, que no son obligatorias de momento (lo serán si la situación empeora), aún deberán tomar nota en la mayoría de los edificios públicos de Segovia, mientras que entre los comercios a pie de calle, empresas y por supuesto particulares, son minoría los que ya se ajustan por propia iniciativa. A los hogares y las pequeñas empresas, en cualquier caso,Bruselas les pide conciencia, nada más, pero bien se puede tomar nota de que, por cada grado que subimos el aire acondicionado, se ahorra un 7% de energía, y un consumidor medio que suba el aire de 22 a 25, ve bajar la factura entre 30 y 40 euros al mes.

En la sede de la Subdelegación del Gobierno ya han tenido que erigirse como excepción y empezar a acostumbrarse a temperaturas más altas que en veranos pasados. No en vano, el Consejo de Ministros aprobaba a finales de mayo un plan de medidas de ahorro y eficiencia energética, dirigido a todo el sector público estatal, que establece en 27 grados el aire acondicionado (dos por encima de lo apuntado por Bruselas) y en 19 la calefacción (igual). «En invierno será más 'fácil' cumplir porque tenemos la calefacción centralizada», apuntan desde la Subdelegación, «y ahora, con el aire acondicionado, al tener equipos individuales es más difícil de controlar, pero ya intentamos adaptarnos».

Segovia, toca subir el aire y tocará bajar la calefacciónSegovia, toca subir el aire y tocará bajar la calefacción - Foto: Diario de Ávila

En el resto de edificios públicos de Segovia, según los datos facilitados a El Día por las distintas administraciones, casi todos estarían dentro de los parámetros que venía aconsejando el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, con 23-25 grados para el aire acondicionado y 21-23 para calefacción, pero fuera de los de Bruselas.

En la sede de la Delegación Territorial de la Junta, «la temperatura operativa recomendada en verano» se sitúa en 23-25 grados, así como en 21-31 en invierno. Son los mismos umbrales de otros años, según señalan desde esta Administración, basados en la aplicación del Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE), y entre los empleados autonómicos no se ha visto necesario difundir nada concreto sobre pautas o directrices, «ya que los termostatos de cada planta son controlados por las personas de mantenimiento».

Dando por hecho además que cada edificio tiene sus matices por antigüedad, reformas que se hayan hecho y las características de sus sistemas de climatización, el caso más complejo puede ser el del hospital público, donde las temperaturas «dependen totalmente del área y la actividad», precisa el ingeniero de mantenimiento del complejo. «No es lo mismo una sala de rayos, donde las máquinas funcionando suben mucho de temperatura, que una habitación de hospitalización; e incluso en quirófanos no es lo mismo uno de trauma, donde puede haber más gente y es un trabajo muy físico, que uno de ojos». Así, durante el verano, en la sala de rayos la referencia está en 20 grados, ligeramente por debajo de los 20-21 de un quirófano de trauma y nada que ver con los 24-25 de una habitación, que sí estaría en el entorno de los 25 que indica Bruselas. «Y en invierno, con los mismos criterios la máxima suele ser de 24 y la mínima de 19».

En la Diputación, mientras tanto, atienden «lo que diga el jefe de la sección de Arquitectura», resume el diputado de Recursos Humanos y Gobierno Interior, Jaime Pérez. Su temperatura habitual de referencia en verano oscila de 23 a 24 grados (2 y 1, respectivamente, por debajo de los 25 del plan de Bruselas); en invierno, de 20 a 22 (entre 1 y 3 grados por encima).Así sucede en el Palacio Provincial,al tiempo que se procura mantener en los mismos parámetros la Casa del Sello, el Museo Esteban Vicente, el Vicam, los centros asistenciales... Aunque unos se acercarán más que otros porque, obviamente, no en todos sitios se dispone de los mismos sistemas de climatización. «Cada uno tiene el suyo, aunque lo normal es aire acondicionado centralizado, y luego en calefacción se alternan tres sistemas: aire también en unos casos, radiadores con calefacción a gas y también suelo radiante».

«Aquí somos conscientes de que estamos ante la posibilidad de un corte energético, o de una disminución de la disponibilidad de gas o de diferentes fuentes de energía. No es un hecho, pero sí que hemos tenido ya alguna conversación para irnos posicionando», señala el diputado provincial, que admite que 19 grados en invierno «suena un poco a frío, sí». «Ya veremos qué pasa para entonces. Si nos obligan, pues obligar significa algo, y si no, iremos manejando el tema», añade. «Ahora sólo podemos estar expectantes e ir previendo situaciones, porque lógicamente no tenemos ninguna decisión tomada a estas alturas».

La situación es parecida en los edificios del Ayuntamiento de Segovia, por lo que comenta el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino. En el Consistorio, la Casa de Lectura, el pabellón Pedro Delgado o las instalaciones de Policía Local y Bomberos, por ejemplo, el aire acondicionado se pone a 24 grados, tres por debajo de los 27 que indica Bruselas; y la calefacción a 21, dos por encima. En cuanto a pautas o directrices que se sigan, Merino explica que «desde la sección de Edificios Municipales se hizo una propuesta a todos los empleados que luego fue revisada por la prevención de riesgos laborales».

Donde no es fácil atenerse a recomendaciones ni obligaciones muy precisas es en el viejo edificio de la avenida del Acueducto que comparten organizaciones como la Federación Empresarial Segoviana, CCOO, UGT y la Inspección de Trabajo, que es la que marca cómo, cuándo y a cuánto se pone la calefacción, porque es central. «En Comisiones no tenemos el mismo aire acondicionado para todos, sino equipos individuales, con lo cual cada trabajador tiene la temperatura que vea conveniente», reconoce su secretario provincial, Álex Blázquez. «Pero los termostatos están ahora entre 23 y 24 grados, por lo que puedo ver», matiza. 

Proliferan los ventiladores y otras máquinas individuales de refrigeración también por UGT, donde el verano se lleva mucho peor que el invierno a nivel de confort. En FES, entretanto, «existe una instrucción interna para regular la temperatura del aire acondicionado entre 22 y 24 grados, que nos parece suficiente para generar un ambiente agradable de trabajo», explican fuentes de la patronal; mientras que «en días que no son muy calurosos, y también para seguir las recomendaciones sanitarias y de salud laboral respecto a la covid, la regulación se hace por ventilación natural».

LOCALES PRIVADOS. Mirando ya hacia los negocios a pie de calle, la ventilación natural es precisamente el 'sistema' favorito de climatización en verano para la tienda de ropa Carlotta Style. «Nuestro local (en Gobernador Fernández Jiménez) no es muy caluroso, hay aire acondicionado pero no lo pongo nunca», dice RuthSanz; ni siquiera en plena ola de calor, en la que ha optado por «cerrar la puerta para que no entre». En invierno, eso sí, la calefacción está a 22 grados.

En la oficina principal del BBVA lo más habitual es que el aire esté a 26. «A veces se baja a 24, pero a los pocos minutos se vuelve a subir desde la central», donde se controla la temperatura de ese local y de otras sucursales, pero lo habitual en los comercios es estar en el entorno de los 19-20 grados en invierno, tal y como es el caso del estanco de la avenida del Acueducto cuando lo ponen. O en una céntrica tienda de telefonía: «A saco a 19 grados. El jefe es generoso y nos deja, que aquí además con cristales tan grandes como paredes hace mucho calor», comenta una empleada cuyo nombre mejor obviar aunque permitiera citarla al preguntarle, no vaya a ser que, con la que está cayendo, se termine por ver delito lo que ha venido siendo costumbre en todas partes, por más que ahora convenga cambiar los hábitos.