Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Por la falta de un clavo...

05/02/2022

"Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió…" y así hasta que lo que se perdió fue el reino. El PP por un lado, y el Gobierno por otro, han experimentado en sus carnes el caos que se crea cuando existen factores aleatorios que dan al traste con proyectos que se presumía que estaban bien amarrados. Al PP le faltó el clavo del diputado que se equivocó –sí, se equivocó- al emitir su voto telemático, y con ello perdió la batalla de tumbar la reforma laboral del Gobierno pactada por la patronal y los sindicatos. Al Gobierno le faltó el clavo del apoyo de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, que votaron en contra de la reforma cuando habían dicho que sí lo harían. En este caso alguien se ocupó de aflojar el clavo que sujetaba esta herradura y estuvo a punto de hacer fracasar la iniciativa estrella del Gobierno, una de las que abre la espita a los fondos europeos.  

Quizá en el amor y en la guerra todo valga, pero la política con mayúsculas en un país serio no puede estar al albur de las decisiones de diputados que mienten a sus propios dirigentes, que se convierten en tránsfugas y que con ello son capaces de causar daño al país. Todas las explicaciones sobre la titularidad del escaño, sobre la independencia de los diputados para ejercer el derecho al voto en conciencia, son válidas y razonables; pero también les son exigibles la explicación de sus motivaciones, porque los votantes a los que apelan y dicen defender también tienen derecho a saber de sus intenciones antes de que su voto sea irreversible. Y no debiera servir  escudarse en un silencio interesado, para que no se haga pasar como una muestra de fidelidad a los votantes lo que resulta ser una maniobra de transfuguismo. Los negociadores del PSOE no remacharon el clavo de la fiabilidad de los diputados de UPN y han sufrido un nuevo 'Tamayazo' del que parecía vacunada la política española. Lo ocurrido el jueves es una nueva dosis de refuerzo.   

El caso de los todavía diputados de UPN es un síntoma de la degradación de la vida política basada en un problema de base, la consideración de la ilegitimidad del Gobierno de coalición por su apoyo en nacionalistas e independentistas, que para la oposición es una patente de corso para utilizar cualquier medio para hacer descarrilar su acción de gobierno. 

La estratagema de PP y Vox –pronto se conocerá si sus líderes conocían o la intención de los diputados de UPN- fracasó porque el diputado popular Alberto Casero, falló al emitir su voto. Parece irrefutable, según los servicios de la Cámara, que no se produjo ningún fallo informático, lo que vino a ser corroborado por más errores de los diputados populares en otras votaciones el mismo día.  

El clavo perdido de uno de los suyos ha dado al traste con la posibilidad de ganar una batalla determinante en la guerra contra Pedro Sánchez. La evidencia no hará variar la estrategia del PP de justificar el error propio como un 'pucherazo' y que utilice una nueva fake news en su labor de oposición. Lo que Pablo Casado considera como un atropello democrático  es un nuevo motivo para judicializar la política y pintar una realidad que no se corresponde con los hechos ocurridos, pero que embarrará aún más el debate político.