A cuatro meses escasos para la cita con las urnas, los candidatos a alcaldías y autonomías se empiezan a mover. La cuenta atrás no solo pone de los nervios a los dirigentes de los partidos, hay concejales y consejeros que se ven en la calle e incluso alcaldes y presidentes autonómicos. Sobre todo, aquellos cuyas siglas decaen en las encuestas.

Empecemos por la izquierda: la plataforma "Sumar", de Yolanda Díaz, parece haberse atascado, entre otras cosas por los golpes bajos de Podemos y la animadversión de las ministras que se quedaron al frente de la formación cuando se retiró Pablo Iglesias. Así que, en uno de los feudos afines, como es Rivas-Vaciamadrid, se ha logrado el milagro de que siglas como IU, Más Madrid y Podemos se pongan a negociar una lista conjunta. La razón última es sortear el riesgo de perder uno de los municipios más poblados de Madrid, donde Ayuso va a revalidar mandato, según todos los sondeos. Posiblemente la clave sea también la buena relación personal de los distintos candidatos.

De lograrse el acuerdo, podría servir de marco para candidaturas conjuntas en otras localidades.

Reyes Maroto, la ministra del PSOE que va a encabezar la lista a la alcaldía de Madrid, tampoco tiene perspectivas halagüeñas. El anterior candidato de Pedro Sánchez, el entrenador de baloncesto que compitió con Almeida, abandonó incluso su asiento en el palacio de Cibeles ante el ninguneo general y la escasa relevancia de su función municipal. Por eso, Maroto intenta seducir a la exalcaldesa Manuela Carmena para que apoye su lista (sin participar en ella) y les ayude en esta precampaña que va a hacerse eterna. Sabe del tirón popular y del prestigio jurídico de la mujer que ocupó la alcaldía en medio de los navajazos de la izquierda que la llevó al sillón municipal.

En cuanto a Ciudadanos, en medio del "sálvese quien pueda", Begoña Villacís, la única con mando en plaza, ha decidido que, antes de verse en la calle, prefiere integrarse como "corriente interna" dentro del PP. Tampoco es que en su gestión como vicealcaldesa de Madrid se haya diferenciado mucho de la línea de Almeida, por lo que se podrían decir que todo va a seguir igual. Al PP tampoco le crea grandes quebraderos de cabeza porque su presencia garantizará el voto de centro de los huidos de Cs.

Y, aunque en la nueva dirección de su partido se hayan echado las manos a la cabeza, era bien sabido que los populares llevaban tiempo tentándola con la integración en sus filas. Ella siempre dijo que seguiría mientras Arrimadas dirigiera el partido. Pese a que Edmundo Bal ha perdido el poder, Villacís se va porque si no se hundirá con las siglas.

Los barones socialistas andan cada uno preparando sus estrategias al margen de Ferraz y, si pudieran, exigirían que Pedro Sánchez no vaya a "ayudarles" en campaña.

Feijóo anda ocupado en impartir doctrina sobre cómo hay que ningunear a Vox porque, si en alcaldías y gobiernos autonómicos tienen que pactar masivamente con la ultraderecha, sus expectativas electorales de cara a diciembre pueden verse seriamente comprometidas. Además de medir más sus palabras cuando le da por equiparar religiones.

Estos primeros comicios, los de mayo, marcan y perfilan al ganador de las Generales. Así que no hay tiempo que perder.