Madrid: el viaje diario a la zona cero

Sergio Arribas
-

Sylvia, Elena, Sandra, Jesús… Son algunos de los miles de segovianos que se desplazan cada día a la capital de España y que viven con incertidumbre y angustia las medidas de restricción a la movilidad para frenar la expansión de los contagios.

Vagón de la línea Segovia-Madrid, en uno de los servicios de primera hora de la mañana, que registra una alta ocupación. - Foto: D.S.

Elena coge cada día un tren Avant para acudir a su trabajo en Madrid, donde desde el pasado lunes permanecen confinadas 37 zonas básicas de salud, barrios donde la incidencia del coronavirus multiplica por cuatro la media española. «Me preocupa bastante porque, aunque no trabajo en una zona confinada, muchos de mis compañeros y de la gente con la que me cruzo para llegar hasta allí viven en esos barrios, con el riesgo de contagio que esto supone. Y todos debemos seguir yendo a trabajar», dice Elena.

Como ella, otros segovianos que se desplazan a diario a la capital de España viven ahora esta rutina con angustia y preocupación, acrecentadas por el «crecimiento sostenido» de los casos confirmados en Madrid y que provocarán, tal y como ha anunciado el Gobierno de Isabel Díaz-Ayuso, a adoptar la próxima semana nuevas medidas para evitar el confinamiento total de la región.

De hecho, este jueves, la Junta de Castilla y León ha pedido al Gobierno que controle la movilidad con Madrid y que adopte una serie de medidas para evitar la propagación del virus; como el control de los aforos en vagones, evitar pasajeros enfrentados, controlar el uso de mascarilla y evitar aglomeraciones.

Metro de Madrid.Metro de Madrid. - Foto: TWITTER

Saber cuántos segovianos acuden desde Segovia a Madrid a diario no resulta sencillo, aunque alguna pista la ofreció un alto funcionario ministerial cuando a los miembros de la plataforma de usuarios del AVE de Segovia les informó, quizá con ánimo de desinflar sus reivindicaciones, que solo suponían el 9% de todos los segovianos que lo hacían. Entonces eran algo más de 2.000, según fuentes de la estación Segovia-Guiomar. «Ahora viajamos unos 1.000 abonados a diario, pero con las pocas frecuencias de trenes que tenemos — la mitad de servicios que antes de la pandemia— muchos han optado por el coche, el autobús…. Los abonos son rígidos y el coste muy alto. Aquí no hay subvenciones, aunque sea el transporte más ecológico», sostiene, por su parte, Sylvia García, que también vive «con intranquilidad» sus desplazamientos por Madrid porque «ya desde que salimos de Chamartín, salimos como siempre, todos agolpados».

Viajar en transporte público, en tren o autobús, para después tomar, en muchos casos, el metro o el cercanías, supone una vigilancia del entorno perpetua, como admiten estos segovianos, entre ellos Sandra. «Me preocupa el escenario de Madrid —dice— porque están aumentando mucho los contagios y una vez que llego a Chamartín tengo que desplazarme en cercanías, metro y autobús. Esta semana en teoría ampliaban servicios hasta llegar al 100% y espero que así sea porque a las salidas de las estaciones nos juntamos mucha gente».

El historiador y profesor de la Universidad Carlos III, Eduardo Juárez, acudía antes de la pandemia, varios días a la semana, a su despacho en el campus de Getafe, ubicado en el barrio de Las Margaritas, hoy confinado por las restricciones para doblar la curva de la epidemia. «Debería ir, pero ya en julio nos planificaron la docencia online para solo ir en casos excepcionales. Nos han dado opción de darnos un salvoconducto para asistir a reuniones», afirma Juárez, a quien la COVID-19 le mantuvo 28 días ingresado en el Hospital de Segovia.

Metro de Madrid, en una imagen tomada la semana pasada. Estación de Moncloa.Metro de Madrid, en una imagen tomada la semana pasada. Estación de Moncloa. - Foto: TWITTER

«Mi intención mientras haya restricciones de este tipo es no ir. He pasado la enfermedad y no quiero ser un reinfectado. Con todo el dolor de mi corazón, porque me encanta el ambiente del campus, tendré que vivir esta desnaturalización en que se ha convertido la docencia por culpa de esta enfermedad», comenta.

Con su ascenso a teniente coronel, Jesús González Laá, que fuera responsable de comunicación de la Academia de Artillería, fue destinado a Madrid; si bien optó por mantener la residencia familiar en Segovia y desplazarse a diario en los trenes Avant. Sin embargo, desde hace apenas una semana la familia se ha mudado a Madrid.

«Una toallita». Con la pandemia «han quitado muchos trenes y siempre estaban llenos, con la inseguridad que eso genera. Y además no podía ver casi a mis hijas», explica González Laá, quien, con ironía, recuerda que la única medida anti-COVID para los viajeros «era la toallita que te daban antes de entrar al vagón».

«No sé como evolucionará Madrid, pero ya han pedido la ayuda del Ejército. Pero Madrid es muy grande y yo ahora en el cercanías que utilizo no va lleno, se guarda la distancia, no como en el Avant entre Segovia y Madrid. La semana pasada cogí la última plaza y enfrente un pasajero llevaba la nariz fuera de la mascarilla. Eso no te da mucha seguridad», explica.

Lucía Otones se reincorpó esta semana a su trabajo en el Congreso de los Diputados como asistente parlamentaria. Suele acudir en tren Avant, un par de días a la semana, aunque su preocupación reside más en las posibles aglomeraciones en el transporte público madrileño. «El cercanías que cojo para ir de Chamartín a Sol y a la inversa sí iba [este miércoles] más ocupado que cuando viajaba en agosto. En la estación de Sol a primera hora, sobre las ocho y cuarto, noté menos afluencia. Lo achaco a los cercanías del sur de la Comunidad, de Parla y Aranjuez», afirma Lucía, que, en un arranque de optimismo, cree que si se acrecienta la ola de contagios en Madrid y se confinará toda la comunidad madrileña «no creo que nos afecte a Segovia en la misma medida que la primera vez. Aunque el impacto sea fuerte, creo que estamos más preparados y muchos segovianos podrían teletrabajar». Lucía sostiene que la mayoría de los segovianos que acuden a Madrid tienen sus puestos de trabajo en el centro o la zona norte, pero «si un segoviano que trabaje en Alcobendas tiene un compañero que viene de Getafe o Villaverde, el riesgo está ahí. No estamos libres de contagiarnos».

Sandra, al igual que Lucía, opina que la ‘onda expansiva’ que puede generar la epidemia en Madrid no tendrá tanto afectación como, en teoría, la tuvo en los peores meses de la pandemia.
Por su parte, Elena considera que cuantas más zonas haya confinadas en Madrid «creo que más gente tratará de instalarse en la provincia de Segovia y eso supone todo un riesgo». «Habrá —añade— más zonas confinadas y si seguimos yendo a la oficina estaremos cada vez más en peligro. Vamos tanto en tren como en autobús sin distancia de seguridad, con el peligro de contagios que eso supone. Por eso pedimos más horarios y en el caso del AVE que se amplíen los vagones para poder ir separados».

«En el tren vamos hacinados».

La plataforma de usuarios del AVE denuncia que el severo recorte de servicios provoca aglomeraciones y vagones llenos donde es imposible mantener distancia de seguridad.

«Esta mañana me hacía gracia escuchar al llegar a Chamartín: ‘ADIF le recuerda que deben mantener la distancia de seguridad’. Les faltaba decir: ‘una vez que entren en el cercanías, en el metro o en el AVE apañensen como puedan». El comentario, cargado de ironía, es de un usuario de los trenes Avant entre Segovia y Madrid escrito en el grupo de Telegram que comparten unos 400 personas y donde la plataforma de usuarios del AVE de Segovia recoge sugerencias y reivindicaciones para trasladar a Renfe y ADIF.

Sylvia García, uno de los miembros más activos de la plataforma, asegura que en determinados servicios, como en el de las 7:00 horas con destino a Madrid, «vamos hacinados». «Yo llego a la estación de Segovia-Guiomar —relata—sobre las 6:40 y por megafonía me dicen que mantenga la distancia de seguridad. Llega el Avant y nos agolpamos a las puertas. La nueva normalidad le permite a Renfe reducir los vagones en los que viajábamos de 8 a 4 para  que vayamos sentados ocupando todas las plazas, como así ocurre cada mañana».  «A mí —añade— se me exige llevar mascarilla y mantener la distancia de seguridad (…) No he conseguido descifrar cómo se puede mantener la distancia sentada a un centímetro de mi compañero de viaje».

Desde el mes de junio, Renfe no tiene que dejar asientos vacíos entre viajeros del AVE. Con motivo de la declaración del estado de alarma suspendió la circulación del 80% de los trenes, aunque promete reactivar «poco a poco» el acceso a la movilidad en función de la evolución de la demanda. En  2020 y 2021 se producirá «un importante descenso en el número de viajeros por el impacto de la bajada del PIB, el aumento del teletrabajo y la preferencia del vehículo privado para los viajes de ocio», afirma la compañía.

La alta ocupación que alcanzan algunos servicios entre Madrid y Segovia —y que la plataforma demuestra con fotografías—contrasta con la versión que ofrece Renfe en respuesta a sus reclamaciones: «Del porcentaje del 30% de los servicios de AVE, larga distancia, media distancia y Avant disponibles como servicios esenciales, únicamente está disponible la tercera parte de la ocupación en cada coche, con el fin de extremar las medidas sanitarias de distancia mínima entre viajeros». «Es incríble, nos deja perplejos y muy molestos», dicen los usuarios.

En los servicios de alta velocidad, comparando la situación de antes de la pandemia con la actual, las frecuencias horarias de Segovia a Madrid se han reducido de 22 a 11; y de Madrid a Segovia, de 25 a 14. Y en cuanto al regional, tanto de Segovia a Madrid como de Madrid a Segovia se ha pasado de 7 frecuencias a 4.