La premier y LaLiga: ese gran desafío

Diego Izco
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La brutal batalla por el título en Inglaterra entre City y Liverpool puede beneficiar a Madrid y Villarreal ] En el 'aperitivo' de cuartos, Chelsea y Atlético mordieron el polvo

La premier y LaLiga: ese gran desafío - Foto: PETER POWELL

En el capítulo de 'cosas que no admiten debate', la Premier League es la mejor liga del mundo en muchos aspectos:desde la competitividad interna al aspecto de los estadios pasando por organización, marketing y un largo etcétera. Pero, ¿y el fútbol? Ahí todavía hay debate, sí, porque LaLiga se ha empeñado una y otra vez en demostrar que a pesar del caos, del mal aspecto de determinados estadios y de la torpeza a la hora de vender el producto, el fútbol sigue dando grandes resultados. Las semifinales, un Madrid-City y un Villarreal-Liverpool, ayudarán a esclarecer un poquito más el estado actual de la pugna (con los ingleses dándose duro en su Liga en una encarnizada batalla por el título). 

real madrid-chelsea. Tal y como sucedió en octavos y aquel 3-1 ante el Paris Saint-Germain, 'eso' que sucede en el Santiago Bernabéu en Copa de Europa es difícil de explicar porque no responde ni a las leyes de la lógica ni a las del propio fútbol. La realidad es que el Chelsea fue mejor en Madrid de lo que el Real fue el Londres:un campeón herido tras la ida que barrió a los blancos durante el 90 por ciento del choque. Habían disparado cinco veces a puerta y logrado cuatro goles, uno de ellos anulado por esa norma del reglamento que considera falta cualquier roce, por leve que sea, en la mano del atacante. En la celebración del 0-3 se aprecia a Rudiger animando a sus compañeros:«Seguimos igual, seguimos igual». Todo apuntaba al descalabro local menos las apariciones de Courtois, el pie mágico de Modric y el eterno cabezazo de Benzema, aprovechando que Rudiger se resbaló dos veces a falta de una. En los 180 minutos, el Chelsea realizó 49 disparos, el que más de cuartos de final; l Madrid, 18. Y en el balance de octavos también fue mejor el PSG... pero el que llega siempre es el cuadro blanco. Los 'haters' dicen que es suerte y los 'lovers' que es puro gen competitivo. Desde el centro, lo dicho, resulta prácticamente imposible explicarlo. 

Atlético-City

El problema de ser un forofo metido a entrenador es que, cuando las cosas se tuercen, cuando el rival te hace lo que tú sueles hacer, el partido ya no es de fútbol. Se convierte en una batalla alocada, una guerra de emociones, alta tensión rayana en la violencia. La tangana (tirón de pelo de Savic a Grealish, botellazo de Vrsaljko a Stones) demuestra que llevaron las cosas demasiado lejos. Simeone es consciente del poder que ejerce sobre sus jugadores y sobre la afición;Guardiola también. En el Wanda llega un momento en que lo importante es la supervivencia, no el balón. Al 'Cholo' y su 5-5-0 en la ida le salió medianamente bien el 1-0 en un partido en que no tiraron ni una sola vez (15 el City);a Pep, reconociendo que no le gusta hacer lo que hizo (14 a 10 en disparos), le salió perfecto el 0-0 de la vuelta. «Ante el Madrid no tendremos opciones si jugamos así», dijo. 

Bayern-Villarreal

¿Y si Raúl Albiol (MVP del partido) es hoy por hoy uno de los mejores centrales de Europa? Sonará exagerado para un tipo de 36 años, pero anular y desesperar a Lewandowski durante 180 minutos (y sí, a pesar del gol del polaco en la vuelta) no está al alcance de muchos. La gloria amarilla pasaba por tres factores:un golpe de suerte, defender como si no hubiese un mañana y aguantar la presión. En las dos segundas, dada su experiencia, el central valenciano ha resultado fundamental para certificar la mayor sorpresa de cuartos:la eliminación de un Bayern que había marcado 30 dianas en ocho partidos... y al 'submarino' solo le hizo uno. 

Liverpool-Benfica

Como los 'reds' habían atado las semifinales en la ida (1-3), el duelo de Anfield fue una moneda al aire. Descanso para algunos titulares locales y gloria para el Benfica en un duelo que en otros tiempos probablemente habría perdido por 3-0:el VARvalidó los tres goles portugueses. Para los que aún piensan que el videoarbitraje genera un fútbol peor.