Excálibur: mayoría de edad en plena forma

Patricia Martín
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La cervecería medieval de la plaza Tirso de Molina es sinónimo de monólogos, magia, teatro, narradores... Momentos y experiencias siempre diferentes para sus clientes

Excálibur: mayoría de edad en plena forma - Foto: Rosa Blanco

Joaquín Estévez y su hijo César  trabajan con mucha satisfacción estos días ante la inminente celebración, del viernes 31 de octubre al domingo  3 de noviembre, con todos sus clientes, el 18 aniversario de la cervecería medieval Excálibur.  De aquellos primeros meses de vida de este singular establecimiento de la Plaza Tirso de Molina, Joaquín Estévez recuerda que se estrenó prácticamente con el cambio de moneda, «empezamos con pesetas y a los pocos meses ya estábamos con las tablas de conversión del euro». 

Joaquín Estévez, que lleva desde los 14 años vinculado con la hostelería, quería tener una fuente de ingresos y de trabajo para su familia, además de poder estar más tiempo con sus hijos. Su segundo objetivo, ir más allá del estilo de las cervecerías irlandesas habituales en la capital en esos años y apostó por un ambiente que aunaba lo medieval y lo segoviano, con esos arcos inspirados en el Alcázar; la nobleza de la madera y la piedra y una minuciosa decoración que gustó, desde el minuto uno, a propios y extraños.

relevo generacional.  La familia Estévez ha crecido y madurado como también lo ha hecho el propio barrio de Nuevo Segovia, hoy consolidado y con muchas expectativas de futuro. En Excálibur ya deja su impronta la segunda generación, César Estévez que lleva más de la mitad de su vida aprendiendo el oficio junto a su padre. «Tiene una base sólida pero con la mirada y las ideas de un chaval de 30 años», afirma su padre, añadiendo que,  con su don de gentes y aportaciones, hace que «el Excálibur no envejezca y es una pieza muy importante en el negocio», que sigue fiel a su filosofía de modernida, proyección, ser activos, en definitiva, ser «algo más que en un bar». Excalibur es sinónimo de monólogos, magia, teatro, narradores, ... Momentos y experiencias siempre diferentes para sus clientes, que además disfrutan de la selección musical y  la iluminación. En estos 18 años.  Excálibur también ha compartido con sus clientes los éxitos deportivos del Caja y la Sego pero también la crisis económica, centrando su oferta, remarca Joaquín Estévez, en ayudarles con sus promociones directas al cliente, «manteniendo los precios pero sin rebajar un ápice las calidades». Un local de referencia para la ciudad que se amolda a los cambios de tendencias, especializándose en gintonics y, ahora, en  cervezas de importación. Con buenos pinchos y aperitivos en la barra y  una estrella que no pasa de moda: los torreznos. 

Fidelidad. Al llegar a la mayoría de edad de su establecimiento, Joaquín Estévez, bien respaldado por César, agradece profundamente a todos los proveedores y a toda la gente que les han acompañado y ayudado en este camino. En el tintero y en la memoria, un sinfín de anécdotas y recuerdos que a buen seguro ocuparán ratos de charla durante la celebración de los eventos de su 18º aniversario, con los clientes que van quemando décadas y  los que eran pequeños en aquel  otoño de  2001 y ahora, como el Excálibur, han pegado el estirón y tienen toda la vida por delante.