La cara B de la oficina de turismo del Azoguejo

David Aso
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La zona del Centro de Recepción de Visitantes (CRV) sólo abierta a trabajadores sufre humedades desde hace años que pueden haberse agravado por la obra del Cervantes. Turismo no ve un remedio claro ni cercano y prevé trasladar plantilla

La peor visita a la oficina de turismo del Azoguejo

La zona de atención al público del Centro de Recepción de Visitantes (CRV) del Azoguejo luce como siempre. Nada invita a pensar que exista allí el más mínimo problema de goteras ni filtraciones, salvo en el baño de mujeres, que ya tocó cerrarlo unas cuantas veces en los últimos meses por este motivo. Sin embargo, en el espacio de trabajo que ocupan los técnicos de la Empresa Municipal de Turismo, en el lado de este inmueble de 1931 más próximo a la Calle Real, sólo un olfato absolutamente insensible podría librarse de ser asaltado por un fuerte olor a humedad nada más cruzar la puerta, que además es prácticamente la única vía de ventilación natural de la que disponen allí.

El olor va en aumento según se avanza por el área de trabajo de los técnicos y se manifiesta en toda su extensión al bajar a las salas del semisótano y sótano, donde uno se estampa de lleno con un serio problema que entonces ya no sólo salta al olfato, sino a la vista, ante el lamentable estado de techos y paredes. 

Con el paso de los minutos el olfato se acostumbra y el olor parece que deja de molestar, pero la humedad que sufre la cara menos conocida del CRV es tan fuerte que acaba afectando a la garganta. Le sucede al periodista y también a la fotógrafa, mientras los trabajadores dan fe de tales molestias, durante una visita improvisada por El Día de Segovia este jueves, con apenas unos minutos de antelación, tras solicitar permiso al concejal de Turismo y recibirlo de inmediato.«No hay nada que ocultar», recalca Miguel Merino, quien, lejos de acudir a supervisar el recorrido, se limita a avisar a la gerente de la Empresa Municipal de Turismo, que abre y cierra puertas a petición del periodista. Lo que se ve es lo que hay y no gusta a nadie, aunque se asume.

Sala de almacén de material llena de cubos para las goteras.Sala de almacén de material llena de cubos para las goteras.

Las condiciones no son nada buenas y así lo ha retratado en los últimos años hasta la Oficina Territorial de Trabajo, después de que CCOO pusiera el asunto en sus manos en 2021, si bien las deficiencias detectadas no se han considerado tan graves como para precintar instalaciones ni nada parecido. Algunas se han corregido, como las goteras procedentes de la cubierta, que se arregló el año pasado, y tanto el propio sindicato como los trabajadores consultados valoran que hay voluntad por mejorar las condiciones. Sin embargo, las patologías de este inmueble apuntan a ser estructurales. Existen desde hace décadas, hasta el punto de que el CRV abrió en 2005 y al poco tiempo de arrancar ya se dejaron de utilizar algunas estancias que muy pronto revelaron su peor cara, sin que desde Urbanismo se haya concretado ninguna posible solución efectiva, ni cara ni barata, en todos estos años. «Es un tema muy complejo», justifica Merino. Y además los problemas se han agravado en los últimos meses, según se piensa, debido a las excavaciones realizadas durante la rehabilitación del Teatro Cervantes, al considerar que la tierra retirada hacía de esponja para el agua que baja por la ladera del recinto amurallado («la escorrentía de la ciudad vieja», describe el concejal) y se acaba colando por sótano y semisótano, de tal modo que ahora que ya no hay filtraciones por cubierta, se han intensificado las subterráneas. Y la obra del Cervantes, parada y pendiente de un modificado del proyecto desde diciembre por las vibraciones que causaba en distintos locales de la Calle Real.

TRASLADO PENDIENTE. Por algo se prevé trasladar a los técnicos de Turismo a la Casa de la Tierra (calle Teniente Ochoa, San Millán), tal y como solicitaba formalmente el jueves el Ayuntamiento a la Comunidad de Ciudad y Tierra, al "iniciar conversaciones para la cesión temporal de espacios", aunque se barajan dos ubicaciones alternativas. 

Cierto es que las estancias más afectadas no son las que ocupan los trabajadores de manera permanente, donde el principal problema es el olor, sino los vestuarios y baños, donde se han detectado incluso altas concentraciones de monóxido de carbono, así como otras salas sin uso o destinadas únicamente a almacenar un material que ahora se ha quedado sin espacio por las filtraciones que se han intensificado en los últimos meses. De ahí que urja también el traslado, para que folletos promocionales, planos y demás se reubiquen en el lugar que aún hoy ocupan los técnicos, y que sigan así a mano de los empleados que continuarán prestando allí el servicio de atención al público. 

Más fotos:

Sala sin uso en el sótano.
Sala sin uso en el sótano. - Foto: Rosa Blanco
Una empleada busca material entre el que se ha amontonado en la mesa de la sala de reuniones al vaciar otra estancia afectada. Detrás, una estantería de libros con bolsas de basura para protegerlos.
Una empleada busca material entre el que se ha amontonado en la mesa de la sala de reuniones al vaciar otra estancia afectada. Detrás, una estantería de libros con bolsas de basura para protegerlos.
Entrada al Centro de Recepción de Visitantes de Segovia, en la plaza del Azoguejo.
Entrada al Centro de Recepción de Visitantes de Segovia, en la plaza del Azoguejo. - Foto: Rosa Blanco

En paralelo, más que soluciones se barajan paliativos como instalar extractores de humedad, pero «hasta que no se subsane el problema de recogida de aguas y drenaje del Cervantes, es muy aventurado hacer cualquier cosa», matiza el concejal de Turismo. Tanto, como vaticinar si alguna vez se pondrá remedio.