Con la entrada de Segovia en la fase 1, la confusión sobre lo que se puede hacer y lo que no ha crecido y también las multas, por más que la pedagogía sea más habitual que la denuncia por parte de los agentes. De hecho, en estos días han optado más por dar mascarillas en lugar de actas de infracción a quienes no las llevaban puestas pese a estar en lugares donde deberían, dado que son obligatorias desde el 21 de mayo allá donde la distancia social no esté asegurada; con la excepción de ciertos colectivos como los niños de menos de 6 años, personas con patologías por las que se contraindiquen o que realicen actividades incompatibles con llevarla puesta. Y aun así, el primer día en fase 1, el lunes, se pusieron ‘sólo’ 14 multas en la ciudad por incumplir el Estado de Alarma, pero el martes ya fueron 54. En dos jornadas por tanto 68, de las cuales la mayoría fueron por no respetar distancias o excederse con las reuniones de grupos, 54; por pasear fuera de horario otras 13; y una por «una actuación no autorizada», señala a El Día el jefe de la Policía Local, Julio Rodríguez Fuentetaja. Entretanto, siguen atendiendo «cientos de dudas» que plantean los ciudadanos por teléfono, además de las que responden las patrullas a pie de calle.

«En estas semanas se ha legislado muy deprisa, normalmente porque lo exigían las circunstancias, pero eso ha supuesto que se produjeran lagunas que tocaba rectificar a la semana siguiente, y que cada fin de semana tengamos que estudiar los cambios lleguen al lunes informados, sabiendo qué deben controlar y explicar a los ciudadanos, que por regla general cumplen o al menos lo intentan», valora. «El 99% de los segovianos son responsables y gracias a ellos estamos saliendo de esto, porque sólo con el trabajo de los sanitarios y las Fuerzas de Seguridad sería imposible. Lo tenemos en cuenta y no se multa porque veamos un incumplimiento sin más, procuramos explicar y si ves que llamas la atención y se corrige, no denunciamos». Pero aun así la semana pasada ya se superaban las 900 denuncias acumuladas desde el inicio del Estado de Alarma y esta semana, el millar. 

Dentro de las dudas y problemas más habituales de esta fase 1, Rodríguez señala que han observado cómo la autorización de reuniones de hasta diez personas en domicilios o terrazas «ha llevado a la confusión de que mucha gente pensara que ya se permiten también las reuniones en la calle o en los parques y no es así». También ha suscitado «muchas llamadas» el tema de los horarios para desplazarse a domicilios de familiares o amigos, cuando no los hay. Y dentro de este tipo de cuestiones, «sigue habiendo normas que mucha gente piensa que son absurdas en la fase en la que estamos, como por ejemplo que se pueda ir a terrazas o domicilios a cualquier hora y siga estando prohibido pasear fuera de las franjas horarias establecidas».

No obstante, el jefe de la Policía Local subraya que eso no justifica ciertas actitudes que se han repetido esta semana y han motivado sanciones que no salen baratas (601 euros como mínimo, rebajables a la mitad por pronto pago). «No puedes hacer como unos jóvenes a los que sorprendíamos el martes por la noche casi a las 3 de la madrugada y decían que venían de una terraza, cuando éstas cerraban a las 00.30. Y tampoco puedes ir a un parque y sentarte allí con los amigos con comida, bebida o de charla, ni decir que vas con el coche a comprar el pan a la 1 de la mañana con todo cerrado». Son tres ejemplos que han motivado algunas de las sanciones de esta semana en la que el reinicio de la actividad hostelera se ha hecho notar.

«Toques de atención a terrazas sí que ha habido, pero no vamos a mirar que la pata de una silla se sale de la zona autorizada para cada una, sino que se cumple la distancia de dos metros que marca la ley», matiza. «Luego tampoco se puede consumir de pie en las terrazas con una mesa alta y eso son cosas que ha habido que ir explicando también», añade. A los hosteleros y también a los ciudadanos en general, «que parece que la gente se ha olvidado de que el distanciamiento social continúa vigente». Toca mantener la guardia alta en todos los sentidos: primero por la salud propia y del entorno pero, si con eso no basta, también por el propio bolsillo.