Empresas segovianas asumen teletrabajo en nueva normalidad

David Aso
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Ontex, Verescence, Grupo Tejedor Lázaro (Dibaq) y Copese destacan entre las que lo aplican de forma parcial, y tecnológicas como Taiger al 100%. Ayuntamiento de Segovia, Junta y Estado tienen, y Diputación no lo ha recuperado aún por el ciberataque

Empresas segovianas hacen hueco al teletrabajo en su nueva normalidad. - Foto: Rosa Blanco

El teletrabajo seguirá siendo un modelo minoritario dentro de un tejido empresarial como el segoviano, donde predomina la hostelería, el comercio y, en general, puestos inadaptables por desempeñarse de cara al público, pero se ha ganado un espacio tras muchos meses de implantación forzada por la pandemia. Si antes era algo residual, ahora puede decirse que se trata de una alternativa a la que ya recurre una minoría significativa. Así, contando con que dos tercios del mercado laboral no pueden, casi la mitad del tercio restante teletrabaja parte de su jornada; estimaciones que apuntan a un 13-15% del total de empleados de la provincia, cuando antes de la pandemia, según Randstad, podían ser en torno a un 8%.

Destacan empresas del tamaño e importancia de Verescence, Ontex, Dibaq o Copese, en las que muchos empleados trabajan a distancia, ya de manera normalizada, uno o dos días por semana. Donde ya se recurría a este modelo con más frecuencia antes de la covid, caso de las empresas del sector tecnológico, se ha reforzado y consolidado, con ejemplos como Taiger (cuyos empleados no han pisado su oficina desde marzo de 2020 y no lo harán hasta principios de 2022) o Pigchamp.

Respecto el sector público segoviano, en la Junta actualmente sólo hay una docena de empleados con teletrabajo, y en la Diputación ninguno desde que se cerró la opción para la veintena que teletrabajaban cuando sufrió un ciberataque en mayo. En la Administración General del Estado, en cambio, la mayoría de los empleados con puestos adaptables a teletrabajo lo aprovecha al menos un día a la semana; y el Ayuntamiento de Segovia ha aprobado este mes la compra de más de un centenar de equipos informáticos para facilitarlo.

Empleadas del Grupo Tejedor Lázaro (el de Dibaq), en una sala compartida.Empleadas del Grupo Tejedor Lázaro (el de Dibaq), en una sala compartida.

EMPRESAS. «Ahora estamos en un entorno híbrido: el teletrabajo ha llegado para quedarse y es una opción, aunque estamos lejos de que sea algo masivo», explica a El Día el director de la factoría segoviana de Ontex, José Ignacio Luengo. En los meses más críticos de pandemia llegaron a trabajar a distancia más de 100 de sus 400 empleados. «Todos los de oficinas, salvo una docena por servicios mínimos que asegurasen la actividad de cada departamento».

A comienzos de este año, estando ya vigente la ley de teletrabajo aprobada por el Gobierno en septiembre de 2020, donde se fija la obligación de firmar un acuerdo por escrito entre empresa y empleado si éste teletrabaja más de un 30% de su jornada laboral (siempre con acuerdo voluntario para las dos partes), Ontex tomó ese porcentaje como referencia, y actualmente tiene a casi un centenar de empleados que no pasan por la oficina al menos un día a la semana. «Más que de teletrabajo me gusta hablar de flexibilidad», matiza Luengo, ya que se permite incluso hacer parte de un día de trabajo en casa y parte en la oficina.

Verescence, por su parte, sigue facilitando teletrabajo voluntario dos días por semana a todos aquellos empleados que puedan desarrollar sus funciones de esta manera, alrededor de 80, si bien «todo está supeditado a la organización de cada departamento», precisa la responsable de recursos humanos de la empresa, Dolores Azpiroz. «Es decir, que aunque alguien desarrolle un puesto que pueda hacerse online, si las circunstancias no lo permiten porque hay por ejemplo auditorías presenciales, visitas comerciales, reuniones importantes, compañeros de vacaciones, etcétera, la persona tendría que venir a la fábrica», aclara.

La fórmula del Grupo Tejedor Lázaro (el de Dibaq) es similar, ya que lo más habitual allí también son dos jornadas de teletrabajo por semana. Cuenta con unos 160 empleados (15 en Santander y el resto en la provincia segoviana), de los cuales 52 se considera que tienen puestos ajustables a estas condiciones. La empresa relata que les remitió una circular para explicarles sus opciones y, en caso de interesarles, que eligieran los días de la semana que deseaban para concretarlas en cada acuerdo (aunque en la práctica hay flexibilidad), y el 82% (42 o 43) se ha acogido a esta alternativa.

«Antes ya se ofrecía la posibilidad del teletrabajo para facilitar flexibilidad y conciliación, aunque era algo más puntual y ha sido a partir de la pandemia cuando se ha implantado realmente», precisan fuentes autorizadas de Tejedor Lázaro. De hecho, destacan que incluso trabajaron con la plantilla en «una guía de desconexión digital» para prevenir los clásicos problemas de perderse en jornadas de trabajo a distancia que no se sabe cuándo empiezan y cuándo acaban.

En Copese también se «aceleró todo el proceso» para la implantación del teletrabajo en sus puestos de oficina a raíz de la pandemia. «Hay empresas que tienen obligatoriamente equis días u horas a la semana, y en nuestro caso tenemos personal que teletrabaja todos los días, otros algún día a la semana, otros algunas horas al día… Nos regimos por las circunstancias y necesidades de cada persona».

Dentro del ámbito tecnológico, los 22 empleados de Taiger siguen trabajando al 100% en remoto desde que se desató la pandemia en marzo de 2020. Aparte del coronavirus, también influyen obras que se llevan a cabo en el edificio del Colegio de Arquitectos, donde tienen su sede, y la idea es tender hacia «un modelo híbrido» a partir de principios de 2022: el trabajo delante del ordenador, desde casa o donde sea; y el trabajo presencial, centrado en reuniones y otro tipo de eventos que se programarán para reforzar lazos entre la plantilla y con la propia empresa.

En esencia es la misma filosofía de Pigchamp, donde el teletrabajo alternado con el presencial prácticamente a partes iguales es habitual desde hace más de 15 años. Su director, Carlos Piñeiro, defiende ese «punto medio» por considerar que «da más calidad de vida al empleado y mejores resultados a la empresa». Cuenta con más de 30 empleados y la gran mayoría mantiene esa rutina laboral que, además, se ha visto «reforzada» durante la pandemia.

Mientras, en Globales Informática, de 22 empleados que tiene en plantilla, sólo los siete que están en el servicio técnico o en el comercial están a pie de calle, y los otros 15 siguen trabajando desde casa toda la semana.

EL MODELO MIXTO, MAYORITARIO. Los sindicatos suelen apostar precisamente por el modelo híbrido o mixto como la alternativa más eficiente. «El teletrabajo es una de nuestras demandas históricas por las ventajas que aporta para conciliar, reducir costes, desplazamientos innecesarios e incluso accidentes in itinere», valora el secretario provincial de CCOO, Álex Blázquez. «Y mejor mixto para prevenir inconvenientes como el riesgo de aislamiento o el tecnoestrés», si bien «todavía se perciben reticencias por parte de empresarios que creen que necesitan controlar a sus empleados con trabajo presencial».

El portavoz de UGT, Miguel Ángel Mateo, advierte los mismos pros y contras, y añade que «está viniendo muy bien sobre todo para los 4.000 o 4.500 segovianos que trabajan en empresas de Madrid y que ahora van menos allí». «En las empresas de Segovia la implantación del teletrabajo es muy heterogénea, contando también con que muchos puestos no se pueden adaptar». Sin olvidar también, por otro lado, «que hay empleados que siguen prefiriendo acudir a la oficina».

Coincide en ese apunte con el presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), Andrés Ortega: «La gente ha asumido el teletrabajo con bastante normalidad. Muchas de las grandes empresas lo han introducido y les funciona bastante bien, aunque es verdad que en Segovia este modelo no deja de estar limitado por su tipo de tejido económico, y hay empleados que prefieren seguir con el trabajo presencial». Lo ha podido comprobar en su propia empresa, Ambientair, que cuenta con mayoría de empleados teletrabajando en Madrid, mientras que a los de perfil administrativo de Segovia «se les ha dado la opción pero siguen yendo a la oficina».

«Una de las lecciones que hemos aprendido durante la pandemia tanto los empresarios como los empleados, la sociedad en general, es que se puede abandonar el presencialismo y aun así ganar eficiencia», añade el presidente de la Cámara de Comercio, Pedro Palomo. «Claro que también ahora, según se va recuperando la normalidad, se nota que también mucha gente tenía ganas de volver a lo presencial». En su empresa, Octaviano Palomo, que además está en plena fase de crecimiento y expansión, los de oficinas fueron regresando «de manera gradual», y ya están «trabajando a tope con 100% presencial», pero «sin cerrarse a la posibilidad del teletrabajo, que aporta ventajas como la conciliación», matiza.

En Drylock tampoco hay teletrabajo actualmente. No llegó a tener mucho ni en los momentos más críticos de la pandemia, apenas una docena de empleados de perfil administrativo porque la mayoría de sus más de 200 efectivos están ligados a la producción, que además no ha dejado de crecer porque incluso fabricó mascarillas. Desde el 1 de junio acuden todos a sus puestos: «Ahora la gente prefiere ir y no estamos teniendo peticiones de teletrabajo», afirman fuentes oficiales de la empresa.

Esencial ha sido también Innoporc en el último año y medio: «Debido a nuestra actividad el teletrabajo prácticamente no existió porque tanto el personal de granja como los técnicos deben estar en contacto diario con las granjas y los animales», explica su director general, Miguel Antona. «En oficina sí que hubo teletrabajo durante los confinamientos, pero ya hemos recuperado prácticamente el 100% de la presencia física; eso sí, con mucha flexibilidad en los horarios».

En Caixabank, mientras, tanto en las oficinas bancarias como en los servicios centrales (los de Castilla y León siguen en Segovia) trabajan presencialmente «casi el 100% del equipo» desde el verano del año pasado «porque los aforos lo permitían». Sin embargo, «en el día a día hemos potenciado desde el primer momento las reuniones telemáticas y hemos regulado de forma muy estricta la realización de reuniones presenciales», explican.

SECTOR PÚBLICO. En la Administración General del Estado hubo cintura y medios para facilitar el trabajo desde casa con conexión remota al ordenador de la oficina desde el primer día del Estado de Alarma, y actualmente, dentro de los puestos adaptables a teletrabajo, son mayoría los que recurren a esta opción para desempeñar así al menos el 20% de su jornada, equivalente a un día por semana. Pero los hay con más, hasta incluso el 100%, si son empleados incluidos dentro del llamado grupo de especial vulnerabilidad, ya sea por su propia salud o por tener personas dependientes a su cargo.

De los 54 empleados de la Subdelegación del Gobierno, por ejemplo, sólo ocho acuden a la oficina todos los días y seis superan el 20% de teletrabajo. En el Instituto Nacional de Estadística, 13 de 18 teletrabajan un día por semana; en Economía y Hacienda, tres de cuatro; en el Ceneam (Centro de Educación Ambiental), 28 de 34... En la Dirección Provincial del Servicio Público de Empleo Estatal, en cambio, actualmente no teletrabaja ninguno de sus 30 funcionarios.

La Delegación Territorial de la Junta en Segovia, por su parte, llegó a tener a más de un millar de empleados fuera de oficinas en los peores momentos de la pandemia, pero lo que es solicitudes formales de teletrabajo, el año pasado tuvieron 30 y este año sólo 22; pocas, aunque por encima de las seis de 2019 y 2018. Doce de las de este año fueron autorizadas, seis se denegaron, dos están en trámites y dos se cancelaron «por desistimiento». En este contexto, el secretario provincial del sector de Administración Autonómica de UGT, Santiago Martínez, apunta que «en breve» se publicará el nuevo decreto de teletrabajo de la Junta con el apoyo de su sindicato, lo cual puede propiciar que aumente; aunque lamenta que inicialmente se prevea dejar fuera a personal docente.

En la Diputación, entretanto, el diputado de Personal, Jaime Pérez, calcula que cuentan con unos 250 empleados susceptibles de teletrabajar y unos 150 no pisaron la oficina en los momentos críticos. En mayo quedaban una veintena, pero después del ciberataque que sufrió la institución a finales de ese mes «se decidió eliminar todo el teletrabajo porque facilita la entrada de virus» si conectan sus ordenadores con remoto. No obstante, la Administración provincial está elaborando un reglamento de teletrabajo y cuando lo apruebe lo recuperará, dado que además ya ha adquirido nuevos portátiles para facilitárselos a quienes opten por esta modalidad.

El Ayuntamiento de Segovia también aprobó a principios de este mes una compra de más de 140.000 euros en programas, licencias y equipos informáticos para renovar equipos de sobremesa y también para facilitar el teletrabajo, incluyendo así 42 portátiles. Según datos facilitados por el concejal de Personal, Andrés Torquemada, del 1 de enero al 17 de junio la Administración municipal contaba con unos 230 puestos adaptables al teletrabajo (sobre una plantilla de 627 efectivos), y 68 empleados hicieron uso de esta opción con regularidad, ya fuera una jornada a la semana, dos o más. "Ha sido muy notorio que la mayoría prefiriese el trabajo presencial", valora. Ya entre julio y septiembre la cifra de teletrabajadores municipales ha bajado a 38.

No deja de ser minoritario por tanto el teletrabajo en el sector privado y también en el público, pero se va haciendo hueco porque, como coinciden todos los consultados, aunque ya existiera antes de la pandemia, es ahora cuando crece (sin entrar en comparaciones con la situación extraordinaria de los meses de confinamiento) y se ve claro que ha venido para quedarse.