De la experiencia acumulada a lo largo de estos dos meses y medio, el gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia, Jorge Elizaga, concluye que quienes contraen de forma aguda la Covid-19 comienzan a experimentar problemas graves en los pulmones al cabo de unos siete días desde el inicio de la fiebre, uno de los principales síntomas que indica la presencia del virus. Algunos empeoran todavía más en el transcurso de los tres o cinco días siguientes e ingresan en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde se han dado casos de pacientes que han permanecido en ella hasta cuatro semanas. Sin embargo, la carrera (de fondo) hasta recuperarse no termina ahí para los que consiguen salir con vida.
Las estancias prolongadas en estas unidades debido al coronavirus ya se ha demostrado que suelen dejar secuelas físicas, psicológicas y cognitivas. El doctor Dale M. Needham, director médico del Programa de Cuidados Críticos de Medicina Física y Rehabilitación de la Universidad Johns Hopkins, ha explicado a ‘Efe’ que a pesar de que lo que lleva a los enfermos a la UCI es un fallo respiratorio, son precisamente los pulmones la parte del cuerpo que parece recuperarse más rápido de la enfermedad. Según Needham, los pacientes que son ingresados en una UCI acaban presentando «nuevos o empeorados problemas físicos, cognitivos o de salud mental que persisten después de que sean dados de alta», lo que se conoce como el síndrome post-curas intensivas.
Algunos incluso tienen que reingresar en un centro hospitalario, aunque su pronóstico ya no sea crítico. Así ha sucedido en el Hospital General de Segovia. Su gerente no tiene una estadística exacta del número de reingresos, pero habla de tres grupos de pacientes a la hora de referirse a las secuelas que han detectado que deja el coronavirus. El primero tiene que ver con neumonías que no acaban de desaparecer. «Se les había dado el alta porque habían experimentado una mejoría, pero en casa siguen teniendo cierto grado de compromiso respiratorio y tienen que reingresar. Pero no es un grupo muy elevado», asegura en coincidencia con las tesis del doctor Needham.
Sí que son más frecuentes, en cambio, los problemas trombóticos a pesar de que muchos pacientes, en prevención de los riesgos, se marchan a casa tras recibir el alta con un tratamiento de anticoagulación. «Pensamos que tras la primera oleada de ingresos por la Covid-19 que ha afrontado nuestro sistema sanitario, ahora nos vamos a encontrar con una segunda oleada de trombos en las piernas y en los pulmones por la inmovilización, el encamamiento, el confinamiento o la enfermedad médica», apunta el doctor Luis Jara Palomares, neumólogo y coordinador del Área de Circulación Pulmonar de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácia (Separ), quien reclama a las administraciones financiar los anticoagulantes orales de acción directa para ahorrar a las arcas públicas más de veinte millones de euros.
El sistema sanitario no es capaz de calcular de momento el coste de la Covid-19, entre otras cuestiones porque no hay certeza de que determinadas patologías hayan sido provocadas por el virus, aunque pudiera ser. «El tercer grupo de pacientes que estamos teniendo vienen por otras enfermedades y, al hacerles el test, se ha visto que tienen anticuerpos, que han pasado la Covid-19, y no sabemos si lo que tienen ahora se lo ha provocado el coronavirus», argumenta el gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia. El propio director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha reconocido que, además de en los pulmones, puede tener efectos en el corazón, el sistema digestivo, el urinario y el neurológico, sobre todo en personas mayores.
Aunque el 16 de mayo remarcó que aún no existe demasiada bibliografía al respecto », indicó que «les puede quedar algún grado de insuficiencia renal residual o algunos casos de insuficiencia renal permanente». O modificaciones del carácter u otras alteraciones neurológicas. No obstante, Simón puso el acento en que «todavía es pronto» para valorar «muy bien» las secuelas que puede provocar el coronavirus. «Se tiene que valorar a medio-largo plazo», concluyó.