Algunos martes son tristes, más allá de un cielo nublado. Este martes, toda la familia de la Agencia Funeraria de Segovia ha hecho un servicio especialmente duro, el de uno de los nuestros, el de nuestro compañero y amigo José Miguel Cobo Delgado, un médico de familia y un colaborador que, durante más de treinta años, ha estado a nuestro lado en los mejores momentos, pero también en los peores, cuando realmente conoces a las personas que tienes cerca. Cántabro de nacimiento y segoviano de corazón, Cobo era mucho más que un amigo, Cobo era un aliado, una persona cercana, un leal compañero y aquella persona que, siempre, tenía una palabra amable, y ese empujón cuando las fuerzas flaqueaban.

Como hoy dice su hija, José Miguel era el padre consentidor, el moderno. El que no quería ser abuelo y resultó ser el mejor aitite del mundo y, también, el mejor padre político. José Miguel era el que quería a su gente, el que se alegraba de la felicidad de los suyos, el amigo generoso... 

También el doctor José Avelino Barros Caballero, quien fuera durante 29 años médico de la Jefatura del Estado recordaba este martes, tras la inesperada pérdida, los momentos a su lado, comprando unos discos para el Salabar, y disfrutando del buen yantar en Alicante.

Hoy Segovia llora su pérdida. Hoy sus compañeros de distintos centros sanitarios acompañan a su esposa, Beatriz Sanz Velasco, a sus hijos José Antonio, Sheila, Paloma. El funeral ha tenido lugar este miércoles en la Iglesia Parroquial de San Millán. Acto seguido el cortejo fúnebre se ha dirigido al Crematorio Santa Teresa, donde estaba previsto proceder a la incineración a las 12.30 horas.