El acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y seis potencias mundiales se celebró como un hito. Pero su final parece inminente. Y es que, después de que EEUU lo rompiera de forma unilateral en 2018, las amenazas con abandonar los compromisos del tratado son constantes desde Teherán. La crisis desatada tras el derribo de un avión ucraniano por un misil persa en una operación errónea contra intereses estadounidenses ha llevado a los tres países europeos que rubricaron el texto -Francia, el Reino Unido y Alemania- a elevar el tono contra la república islámica, que se ha defendido en todo momento con una clara respuesta: salir del pacto.

Ayer fue el turno del ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, quien avisó que el país asiático dejará de cumplir lo acordado si las naciones del Viejo Continente continúan «sus juegos políticos» y trasladan sus preocupaciones ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

París, Londres y Berlín activaron la semana pasada el mecanismo de resolución de disputas que, en última instancia -con un informe de Naciones Unidas-, podría llevar a la reanudación de las sanciones contra Irán, algo ante lo que las autoridades iraníes consideran que «no hay razones válidas».

«La declaración europea no es legal de ninguna manera. Si los europeos dan otro paso, Irán estudiará dejar el acuerdo, conforme expresó el presidente -Hasan Rohani- en una carta en mayo de 2019», manifestó Zarif. En este sentido, recordó que Teherán ya ha dado «el último paso» en la reducción de compromisos y que no tiene intención de seguir por esta vía. No obstante, avisó que hay «muchas opciones» sobre la mesa e instó a París, Berlín y Londres a respetar el texto suscrito en 2015.

El ministro explicó que Rohani no va a dar otro paso para reducir sus compromisos nucleares pero que tiene diseñado «un nuevo y más efectivo paso antes de abandonar el pacto» si los europeos no cumplen con sus responsabilidades. Zarif no entró en detalles sobre ese nuevo paso pero el presidente del Parlamento iraní, Alí Lariyaní, manifestó que una opción es dejar de cooperar con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).