Colegios segovianos prohíben disfraces del Juego del Calamar

Nacho Sáez
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La Fundación Anar publica un decálogo con consejos para los padres ante la popularidad de la serie.

Las características máscaras de la serie, a la venta en una tienda de Segovia capital. - Foto: Rosa Blanco

Cuenta Mónica Espinosa que su hijo de siete años, alumno de un colegio de la provincia, apenas pudo dormir hace unos días y que le acabó confesando que era por 'El juego del calamar'. Había encontrado vídeos en Youtube y esa misma noche se había vuelto a cruzar en el telediario con la serie de Netflix de moda mientras cenaban en familia. Pero el suyo no es un caso aislado hasta el punto de que la Fundación Anar ha publicado un decálogo de recomendaciones para madres y padres de menores de edad a raíz de este fenómeno. «El problema está cuando este tipo de contenidos llegan a los niños, niñas y adolescentes, que muchas veces no son capaces de entender que se trata de una ficción y que no deben imitarse los comportamientos de la serie en la vida real», señala esta organización especializada en ayudar a niños y adolescentes en riesgo. En Segovia, al menos dos colegios han prohibido a sus alumnos emularla en el recreo ni acudir disfrazados a sus fiestas de Halloween como los personajes.

El argumento de esta producción de Corea del Sur gira en torno a un premio multimillonario reservado a quien supere seis juegos infantiles, entre ellos el escondite inglés o el sogatira. Los perdedores, en cambio, son asesinados. «Hemos visto estos días a chavales de segundo a cuarto de Primaria –es decir, con edades entre ocho y diez años– hacer como que se morían si perdían al escondite inglés», cuenta José Luis Ruano, el director del Colegio de Educación Infantil y Primaria La Atalaya, de Palazuelos de Eresma, uno de los que ha decidido tomar medidas. Han hablado tanto con los alumnos como con sus familias con el objetivo de hacer frente a este nuevo reto que les han puesto las nuevas tecnologías, desde hace tiempo en el centro de los talleres y actividades de formación para minimizar sus riesgos. «El problema no solo se queda en los niños sino que representa un grave problema para los adolescentes, que están en un momento de su vida en el que buscan sensaciones nuevas y placer, lo que puede llevarles a realizar conductas arriesgadas poniendo su vida en grave peligro», advierte la Fundación Anar.

Para Óscar Muñoz, el codirector del colegio Cooperativa Alcázar, otro de los que ha reaccionado con prohibiciones, «los chicos no deben asociar juegos tradicionales divertidos e inocentes con el dolor o el daño físico». En su caso no llegaron a detectar ninguna conducta anómala, «pero hemos preferido anticiparnos para no tener luego que lamentarlo». «Por suerte o por desgracia, los chicos imitan y muchas veces no son conscientes de las consecuencias de sus conductas. Y esto está en su boca. Ha llegado a sus oídos y lo comentan y lo hablan», apunta Muñoz.

El punto álgido de esta fiebre por 'El juego del calamar' coincide, además, con la llegada de Halloween. «Nos está preguntando mucha gente», reconoce Patricia Peñalva, trabajadora de la tienda El Chollo, donde se pueden adquirir los monos de trabajo y las características caretas de los soldados y del líder de la serie. Por 11,70 y cinco euros, respectivamente. También están disponibles en Internet algo más baratas, aunque Roberto Manso, de Todo Útil, avisa de que abundan las falsificaciones. A las distribuidoras oficiales les ha cogido el toro y Manso cree que muchos jóvenes optarán por fabricarse el disfraz en casa. «Hay que tener mucho cuidado con los contenidos que manejan los chavales», concluye la presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos Antonio Machado, Noelia del Barrio.