María Fuentes Parrilla, segoviana, que cumplirá los 18 años en agosto, no se considera una estudiante «superbrillante ni supertalentosa, sino muy completa». Sale con sus amigas, entrena, hace deporte – juega con el Club Deportivo Segovoley, a nivel autonómico, al que considera «más que un equipo»–, estudia, estos días al límite porque le quedan poco menos de tres semanas para la Selectividad, y se encuentra finalizando 2º de Bachillerato de Investigación del Instituto 'Andrés Laguna'.
Inquieta, de carácter abierto y alegre, con este perfil y una media de ocho en sus notas, no de diez, es una de las 50 estudiantes de toda España que ha obtenido la Beca Europa 2022, a la que optaban más de 4.000 estudiantes, –la primera que lo consigue en Segovia–, una iniciativa promovida por el Banco Santander y la Universidad Francisco de Vitoria para potenciar el talento, premiar la excelencia y apoyar la creación de redes de liderazgo. Y es que, como reconoce esta apasionada por el campo de la inteligencia artificial, que sueña con estudiar el grado en IE University, no solo por estar cerca de su familia en Segovia, sino también por la metodología con la que se trabaja y la tecnología punta de que dispone, aunque no descarta trasladarse a Madrid, los promotores de la beca «no buscan simplemente un expediente académico, sino un perfil».
El proceso ha sido largo, la convocatoria la conoció a través de la Casa Joven y se apuntó en febrero de 1º de Bachillerato. Debió de pasar varias fases, a través de la web, desde cómo reaccionar ante una serie de pinturas y expresar lo que le transmitían, a grabar un minuto de vídeo y hablar de ella y por qué consideraba que debía formar parte del programa, hasta pasar por un examen de inglés o pruebas psicotécnicas y de personalidad. En la última fase tuvo que desarrollar un proyecto individual para que expusiera cómo jóvenes como ella, sin recursos económicos, podían ayudar a los habitantes de La Palma, afectados por el volcán. Junto a su grupo desarrollaron una aplicación, a modo de foro, para poner en contacto a palmeros con necesidades, como el cuidado de sus hijos, con voluntarios, que podían estar con ellos mientras sus padres trabajaban. Demostró que se podía colaborar no solo «con hacer un bizum».
Con otros 200 compañeros preseleccionados, en un fin de semana, escuchó a profesores universitarios frases como que estas becas suponen un «viaje iniciatiático a la universidad,compartimos, aprendemos y vivimos juntos, eso para nosotros es la universidad», «necesitamos perspectiva para entender el valor de las cosas», «provocaros [a los aspirantes] para que en este momento de inicio a la edad adulta os hagáis la pregunta que ordena todas las preguntas: ¿para qué?», «no pensaría hoy en cual es la carrera que más salida tiene sino cual es tu pasión, qué es lo que te mueve, si eres espectacular en algo vas a tener tu oportunidad y si no la vas a crear» o «en un mundo hipertecnológico se ha perdido la conexión humana, emocional, hay muchas compañías que necesitan humanidades para poder equilibrarlo»...
A María Fuentes Parrilla, la experiencia le ha cambiado la visión de la vida: «Es un punto de inflexión, modifica tu manera de ver el mundo, de verte a ti mismo, es una oportunidad que te puede servir para crecer como persona, conocer gente interesante con la que tienes cosas en común y puedes aprender, además de que te despiertan la visión de lo que será la vida universitaria, una etapa de tu vida en la que vas a tomar muchas decisiones que van a marcar el futuro de tu vida». Un antes y después de comenzar a desarrollar esta beca, algo más que el viaje final que conlleva por diversos puntos de Europa, del 26 de junio al 13 de julio.
Por eso Fuentes Parrilla ha querido difundir lo vivido y animar a otros jóvenes segovianos a que opten a esta beca «porque es una una oportunidad excelente para crecer».