La huella del plástico llega al Ártico

Agencias
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La acumulación de residuos está incidiendo en el aumento de la temperatura del polo, acelerando un proceso de deshielo que tendría unas consecuencias irreversibles en el efecto invernadero

La huella del plástico llega al Ártico - Foto: By rawpixel.com www.freepik.com

La capacidad destructiva del ser humano no conoce límites. Su huella aparece hasta en las regiones más deshabitadas. La marca ecológica, en cuanto a residuos plásticos, se ha agravado durante la actual crisis sanitaria y se hace notar hasta en los confines del mundo. El polo ya sufre las consecuencias de no reaccionar a un problema global.

El Ártico, una de las regiones menos pobladas del planeta, también se está viendo afectado por una de las pandemias más destructivas con el medio ambiente, como es la producción excesiva de plástico y su poca capacidad biodegradable.  Los residuos de este tipo viajan hasta el océano Ártico a través de las corrientes marinas, el viento y las aguas residuales de la zona y de los vertidos del ser humano.

De esta forma, las consecuencias de esta excesiva producción no solo destruye los ecosistemas árticos, sino que supone una  seria amenaza para el cambio climático.

Pese a las múltiples advertencias desde la comunidad científica, cada año, entre 19 y 23 millones de toneladas de basura de plástico acaban en las aguas del mundo. Siendo más gráficos: eso sería lo equivalente a dos camiones por minuto. Las previsiones tampoco aportan datos alentadores, ya que se estima que esta avalancha de deshechos se complique: la producción actual se duplicará en 2045.

El plástico, por sus características y estabilidad, es un potencial elemento agravatorio del aumento de las temperaturas medias en el Ártico. Este material modifica las propiedades del hielo marino y la nieve y esta tesitura está ligada a que el Ártico se esté calentando tres veces más rápido que el resto del planeta.

Melanie Bergmann, del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina, sostiene que «el Ártico se sigue considerando una zona virgen, pero la realidad es muy distinta». El estudio del Instituto Alfred Wegener dibuja un panorama sombrío para la región. Los primeros afectados de la zona por esta excesiva presencia de residuos son los ecosistemas. Prácticamente todos los organismos marinos investigados están afectados por microplásticos. Muchos animales del Ártico se enredan en el plástico y mueren. Además, los microplásticos ingeridos involuntariamente también afectan a su organismo.

De la misma manera, el clima también se ve amenazado. El pasado mes de marzo se registraron cifras alarmantes que ponen de manifiesto, una vez más, un problema que demanda una solución inmediata. Según el Servicio de Cambio Climático (C3S), ese mes fue «anormalmente» cálido en amplias zonas del Ártico y se registró como el cuarto mes de marzo más caliente.

Así se inicia una pescadilla que se muerde la cola. Tal y como mantiene la OCDE, solo el nueve por ciento del plástico a nivel mundial se recicla. Este material, cuando llega al Ártico, incide en un calentamiento polar que ya es una realidad. La pérdida de hielo, además, multiplica el propio calentamiento de la zona, por lo que el proceso presenta una evolución exponencial.

Uno de los perjuicios derivados de este proceso tan negativo es la pérdida de masa de hielo permanente. El denominado permafrost aloja en su interior gases como el carbono o el metano que inciden sobremanera en el aumento del efecto invernadero terrestre.

A pesar de que algunas consecuencias ya sean irreversibles, se está a tiempo de evitar un desastre a nivel global sin opción a retroceso. La resolución para un tratado sobre el plástico, aprobada semanas atrás en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es un primer paso importante.

En los próximos dos años la mirada debe volver a poner su foco en una situación que puede acabar con el lado más amable de la naturaleza.