El eterno Sátrapa

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Teodoro Obiang se perpetúa al frente del Gobierno de la excolonia española, donde sigue sin cumplir la promesa de democratizar un país en el que imperan la corrupción y la desigualdad

El eterno Sátrapa - Foto: POOL New

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Teodoro Obiang, el presidente con más tiempo en el poder del mundo, podrá celebrar sin problemas sus bodas de oro al frente del Gobierno de Guinea Ecuatorial. Y es que, después de 43 años de un régimen democrático sobre el papel, pero marcado por el personalismo autoritario y la represión, el mandatario logró en las elecciones de la semana pasada su sexto mandato consecutivo que le mantendrán otros siete años dominando el país con su característica mano dura.

Descrito en 2003 por la radio nacional como alguien «en contacto permanente con Dios» que «podía matar sin tener que rendir cuentas a nadie», el dirigente nació en 1942 en el pueblo de Acoacán y la timidez de su infancia no anticipaba que acabaría sobreviviendo en la Jefatura del Estado a otros líderes africanos llegados al poder, más o menos, a la vez que él, como los ya fallecidos José Eduardo Dos Santos (Angola) o Robert Mugabe (Zimbabue).

Tras recibir su educación secundaria en Bata, la capital regional, Obiang consiguió una beca en 1963 para formarse en la Academia General Militar de Zaragoza, donde se graduó como alférez. Poco después de su regreso a Guinea Ecuatorial, donde ocupó diferentes cargos castrenses hasta ser nombrado viceministro de Defensa, el país logró su independencia (1968) y se convirtió en la única nación soberana de África con el español como lengua oficial.

Su tío y primer presidente como Estado ya liberado, Francisco Macías, desató en esos primeros años un régimen de terror que hundió al país en la pobreza y llevó al exilio a miles de ciudadanos. Mientras, Obiang ejerció como alcaide de la infame prisión de Black Beach -en la capital, Malabo-, conocida por las acusaciones de malos tratos y torturas.

La gran oportunidad del joven militar llegó el 3 de agosto de 1979, cuando lideró el llamado Golpe de la Libertad -con el presunto apoyo de España- para derrocar a Macías, fusilado tras un juicio sumarísimo.

El cambio de Gobierno llegó como un soplo de esperanza para la población y enseguida despertó reacciones positivas en la comunidad internacional pero, más de cuatro décadas después, el presidente sigue sin cumplir con la plena democratización del país.

Tras crear en 1986 el todopoderoso Partido Democrático de Guinea Ecuatoria, instauró a regañadientes el multipartidismo en 1991, bajo la presión de la comunidad internacional, de la que dependía económicamente. Sin embargo, en 1996, un giro de guion inesperado cambió para siempre la vida de Obiang y la economía de esta pobre nación, hasta entonces dependiente de la venta de café y cacao: el descubrimiento de petróleo en sus costas por parte de empresas estadounidenses.

El hallazgo, una «bendición» según el presidente, convirtió al país en uno de que tienen mayor renta per cápita de África (más de 8.460 dólares en 2021, según el Banco Mundial). Pero ese hallazgo no se tradujo en más bienestar para la población. Aunque Malabo no ofrece datos de pobreza actualizados, el Índice de Desarrollo Humano del Programa de la ONU para el Desarrollo colocó a la nación este año en el puesto 145 de 191 estados.

Además, Guinea Ecuatorial es considerado uno de los países más corruptos del mundo y con menos libertades. Y eso parece que continuará al menos otros siete años.