Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


El euribor, otro invitado más a la mesa

15/05/2022

Por si ya fuera poco, a la frenética escalada de precios que estamos sufriendo por el necesario consumo de energía, la adquisición de bienes de primera necesidad y el incremento en los costes de las materias primas, se suma, ahora, un nuevo invitado a la mesa para consolidar el ascenso que empieza a hacer mella en la economía de muchas familias.
Este nuevo comensal no es otro que el conocido euribor, término que muchos hipotecados tuvimos que asimilar y aceptar contractualmente hace algunos años en nuestra vida cotidiana con el fin de acceder a un préstamo a tipo variable para la adquisición de una vivienda.

No solo hemos tenido que aprender, a base de releer la letra pequeña, en qué consiste y cómo funciona tal índice de referencia, sino que también nos hemos visto obligados a tragar con determinadas cláusulas abusivas que algunas entidades financiaras (no todas, por suerte) tenían por costumbre colar, así medio de tapadillo, en los contratos de los consumidores más confiados o indefensos para blindar la bajada del tipo de interés de forma ilegal. Malas prácticas que los juzgados han ido con el tiempo corrigiendo e, incluso, eliminando.

Pues bien, este índice, por el que su valor porcentual fluctúa en función de la media del tipo de interés en las operaciones entre bancos europeos, apunta de nuevo al alza desde abril, después de permanecer en cuotas negativas desde febrero de 2016. Y lo más escalofriante resulta no saber hasta dónde llegará, pues los actuales tiempos que vivimos son extremadamente convulsos.

Los bancos centrales de los diferentes continentes han decidido retocar al alza los tipos de interés para, aparentemente, sujetar e intentar rebajar la desbocada inflación que se soportan a escala mundial. De hecho, uno de los países que más ha endurecido la política monetaria ha sido La Reserva Federal de Estados Unidos, que ha incrementado los tipos un 0,50 por ciento con previsión de llegar hasta cuotas del 2 por ciento. Mientras, el Banco Central Europeo pretende mover ficha a partir de este verano y elevar los tipos en porcentajes similares.

Así las cosas, puede formarse la tormenta perfecta, puesto que, al margen de que las actuales políticas no consiguen rebajar la inflación y hasta podrían producir un rebote en el aumento del desempleo, va a traer como primer chaparrón que ciudadanos y empresas tengamos que rascarnos más el bolsillo. Y lo más preocupante para los Estados, entre ellos el nuestro, es que se va a restringir el acceso a la financiación pública, que por supuesto también será mucho más cara.

Está todo por ver, pero no pinta nada bien.