Avelino encuentra su plaza

Sergio Arribas
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El clásico Bar Socorro, totalmente reformado, reabrirá a finales de mes, de la mano de quien fuera campeón nacional de jefes de Sala y discípulo de grandes maestros de la hostelería

Avelino encuentra su plaza

Avelino tiene semblante de persona prudente, reservada y discreta, una aparente seriedad que acrecienta con su tono de voz pausado. Pocas cosas le sobresaltan, le alteran o ponen nervioso, aunque estos días no puede disimilar una cierta inquietud, la misma que tienen los deportistas olímpicos a las puertas del estreno en una competición. A finales de este mes de agosto — quizá, como pronto el 23 ó 25, aunque puede ser con posterioridad, pues no hay fecha cerrada— Avelino García arrancará su andadura como empresario autónomo, al frente del nuevo ‘Bar Socorro’, ubicado en la coqueta plazuela del mismo nombre, junto al lado sur de la muralla y la «puerta de la Judería», como también se conoce a la Puerta de San Andrés, refugio del camarín de la Virgen del Socorro.

En esta plaza donde emerge la estatua del maestro Agapito Marazuela, obra del escultor Moro, Avelino abrirá en breve su propio negocio, en el que volcará toda su experiencia. Aprendió el oficio en el bar de sus padres —Bar Villalpando—, después con su tío ‘Ave’, más tarde en la Escuela de Hostelería y, por último, de la mano de ‘Jai’ en La Concepción. En el antiguo ‘Villena’, con entorchado Michelín, se empapó de otra virtud, la de «mimar al cliente», la que desarrolló en ‘Gastrobar Lali’, su anterior y último empleo detrás de una barra.

En el nuevo ‘Bar Socorro’ Avelino promete ofrecer toda su sabiduría, aprendida de los mejores, la misma que le llevó a ser campeón nacional de Jefes de Sala, es decir, el mejor camarero de España. La pandemia se llevó por delante a decenas de bares y restaurantes, también Gastro-Bar Lali. «Finalmente me quedé en el desempleo el 11 de enero de este año y tomé la decisión de ponerme por mi cuenta. Buscaba un bar pequeño, con terraza, familiar y encontré éste», explica. 

Por entonces, Bar Socorro llevaba casi un año con la persiana bajada. Su propietario, Hipólito García Rivera — ‘Poli’— iba a jubilarse a lo largo de 2020 y la pandemia no hizo más que adelantar su merecido descanso. Cerró con el primer estado de alarma, el 14 de marzo del año pasado, y hasta ahora. Avelino contactó con él y en abril sellaron el acuerdo de traspaso.

Con varias décadas de experiencia en hostelería, Avelino tenía claro que el local precisaba una profunda reforma y que iba a mantener su nombre. «Cualquier experto en marketing te lo diría», afirma Avelino, haciendo alusión a que se trata de un bar que todo segoviano reconoce por el nombre de la plaza y a su antigüedad. El padre de ‘Poli’ abrió el bar hace unos 68 años y ya era ‘taberna’ cuando lo compraron.

Cuatro meses de obras. Las obras, que sumarán unos cuatro meses —un mes más de lo previsto—, han supuesto una importante reforma, con un refuerzo estructural, la renovación de tuberías y el aislamiento acústico. Contará con dos espacios, comunicados entre sí, un coqueto salón dotado con mesas y sillas —el espacio que fuera un antiguo ultramarinos y después almacén— y el recinto del bar en sí, donde estará la barra y en el que también el cliente podrá disfrutar sentado de la consumición. «Estoy limitando las entradas de amigos curiosos al local, porque quiero que cuando se inaugure provoque una pequeña sorpresa, no tiene nada que ver con lo que había antes», explica Avelino, que ofrecerá en ‘Bar Socorro’ una «carta sencilla» de raciones, bocadillos, sandwiches, hamburguesas, tapas y pinchos. Uno de los puntos fuertes del bar —como ya lo era antes— será el servicio de terraza en un enclave único, pues, además del público segoviano, Avelino espera atraer con su oferta a los turistas que visitan el Alcázar o la judería. 

Pero, ¿es buen momento para abrir un bar? «Es la primera vez que monto un bar y ya de por sí es difícil. Si a eso añadimos la pandemia, pues sí, ciertamente, es un riesgo empresarial. Yo confío en que vayamos a mejor. La gente tiene muchas ganas de salir después de pasar una época muy mala y yo tengo muchas ganas de trabajar», asegura el hostelero, que en ‘Gastrobar Lali’ popularizó la almendra tostada como el primer aperitivo que servía a los clientes, antes de otros pinchos o tapas, que venían a continuación.

«El Bar Socorro tenía tradición de poner huevos fritos de aperitivo y yo de poner almendras. Pues ninguno de los dos pinchos faltará en el nuevo bar», añade Avelino, que debe poner fin a la conversación, requerido para que de el visto bueno a los últimos elementos incorporados a la decoración del establecimiento.