Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Felipe VI, más firme que nunca

26/12/2022

Se esperaba un discurso convencional, pero D. Felipe ha querido ir más allá haciendo suyas no solo las preocupaciones económicas y sociales de la mayoría de los españoles, sino también la crisis institucional. Todo ello sin salirse ni un milímetro de sus competencias constitucionales, que conoce perfectamente. Tanto, que en ocasiones en las que se mira hacia Zarzuela pidiendo una señal, el Rey guarda silencio. No puede hacer otra cosa.

El Rey Felipe cuanta ya con un segundo discurso que formará parte de su biografía. El primero lo pronuncio el 3 de octubre de 2017, cuando se quiso pronunciarse tras el desafío secesionista catalán y la proclamación unilateral de independencia en el Parlament; el segundo, éste de la Nochebuena del 2022, en el que expresó su preocupación ente la crisis institucional que, desde las entrañas del gobierno, ponía en riesgo la supervivencia de la Corona y, sobre todo, de la propia Constitución. No a través de una reforma pactada, legal, sino que también desde las entrañas del gobierno se promovía su incumplimiento.

No faltaron en el discurso las obligadas referencias dramáticas a la guerra de Ucrania y a las dificultades de las familias españolas para luchar contra la crisis energética y sus graves consecuencias económicas. Tampoco faltaron las palabras de aliento a los españoles, que han demostrado sobradamente su valentía para sobreponerse a las circunstancias más adversas, pero lo que quedará es su mención a la relevancia de la Transición y la aprobación de una Constitución apoyada por todas las fuerzas políticas, así como la importancia de formar parte de la Unión Europea, referencias en las que los españoles "debemos seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso y nos garantiza la convivencia".

No se quedó ahí, y mirando a cámara, insistió en la necesitad de fortalecer las instituciones, y que "ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes y sean un ejemplo de integridad y rectitud", para recordar el espíritu con el que nació la Carta Magna, sus principios y fundamentos, "que son obra de todos y no deben caer en el olvido".

Solo le faltó poner nombre y apellidos a quienes dirigía esas palabras, nombre y apellidos que conocen bien los españoles que viven con preocupación los ataques a la Constitución que se producen de forma sistemática en los últimos tiempos.

Ya hay quienes, precisamente desde posiciones de escaso respeto a las leyes, critican al Rey por sus palabras. Que las analicen con detalle: no ha pronunciado una sola frase que pueda considerarse ajena a sus atribuciones. Ha hecho suya la preocupación que hoy sienten la casi totalidad de los españoles ante un choque entre instituciones del que no puede salir nada bueno.

Si alguien del gobierno, o cercano al gobierno, se siente aludido, es su problema. El Jefe de Estado no puede ni debe quedarse callado ante una crisis de la magnitud que hoy vive España.