¿Sabemos vivir en soledad?

Noemí Rojín (efe)
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Cada vez más personas se indentifican con el término surcoreano 'hanjok', lo que se podría traducir como 'solitarios'

Vivir solos no resulta tan fácil como parece. Lidiar con el aislamiento constante puede provocar malestar o la sensación de no sentirse digno de compañía. Para aprender a hacerle frente a este estilo de vida Francie Healey, licenciada en Sociología y Justicia Penal y consejera de bienestar, publica Honjok, el arte de vivir en soledad, un manual con recomendaciones para llevar bien esta situación. Porque, aunque vivir solo, con sus ventajas e inconvenientes,  se ha convertido en una auténtica tendencia de estilo de vida, ¿sabemos vivir solos?

Honjok es un término surcoreano para aquellos que se identifican como solitarios. En la actualidad, cada vez más personas optan por vivir solas como consecuencia del aislamiento que suponen la tecnología y las redes sociales.

Este libro es un manual de crecimiento personal en el que se intenta sacar el máximo partido a la soledad. Basándose en consejos prácticos y estrategias, la autora ayuda al lector a elaborar planes en solitario.

Healey invita a considerar los beneficios de la vida en solitario a través de la autorreflexión. Vivir solos obliga a uno mismo a conocer sus deseos y necesidades a la vez que explora la soledad, el valor propio y la libertad desde dentro hacia fuera. Para esta experta, este proceso es básico para conseguir el bienestar necesario «para establecer nuestros propios límites y dirigir nuestra vida de una manera significativa».

Dividida en cuatro epígrafes,  trata los siguientes aspectos: Tribus de uno: dedicado a los honjoks coreanos; Un estado mental: ¿estar solo o sentirse solo?, El arte de la concienciación y Actos de soledad.

Una de las lecciones de este manual es que estar solo, nos resulte cómodo o no, es un estado mental. Para algunos, es un estado muy preciado y disfrutan de su propia compañía. Otros, sin embargo, tienen serios problemas para tolerarla y necesitan a los demás. La diferencia radica en que mientras hay gente que se lo toma como una oportunidad para la reflexión y el descanso, otras personas consideran que no es suficiente y temen la quietud que conlleva.

Healey considera que la clave está en entender que «estar solo es una elección; la soledad, no». Reconocer el sentimiento de soledad es el primer paso para aliviar la sensación de sentirse solo. La autora indica que una vez se haya conseguido, el siguiente paso es adoptar medidas que conduzcan a pequeños cambios.

Interactuar con otros para ganar confianza, conectar on line con gente que comparta gustos, hacer voluntariados o adoptar una mascota son solo algunas de las recomendaciones de la experta.

El apoyo mutuo es otro de los componentes esenciales del bienestar, pero es importante escoger a las personas adecuadas.

Healey indica que podemos llegar a percibir una gran soledad cuando nuestras conexiones son una falsificación «porque no todas las conexiones son iguales». Algunas están basadas en el apoyo, son enriquecedoras y te permiten prosperar. Otras son destructivas, estresantes y decepcionantes. El hecho de que estas últimas causen ansiedad y frustración es uno de los motivos, señala, que impulsa a mucha gente a adoptar un estilo de vida honjok.

Finalmente, la autora explica que estar solo no tiene relación con ser introvertido. «Los introvertidos no tienen el monopolio del disfrute del tiempo a solas, tal como el disfrute de la compañía no es exclusivo a los extrovertidos».