"Hay mucha gente que vuelca en nosotros sus tensiones"

Nacho Sáez
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El exárbitro segoviano Ricardo Contreras Tejedor, que militó 17 temporadas en Primera División de fútbol sala, repasa su trayectoria.

"Hay mucha gente que vuelca en nosotros sus tensiones" - Foto: Jesús Aguirre

Segovia se convirtió en ‘La Catedral del fútbol sala’ por los títulos del Caja Segovia y el ambiente que se creaba en el Pabellón Pedro Delgado, pero también porque se alzó como un granero para ese deporte de jugadores, entrenadores y árbitros. En este último ámbito destacó por encima de todos Ricardo Contreras Tejedor (Segovia, 6 de diciembre de 1973), dueño de un currículum en el que figuran 17 temporadas en Primera División y testigo de la evolución que ha experimentado el fútbol sala en las últimas décadas.

«Hay determinadas modificaciones de las reglas de juego que han restado espectacularidad, pero a lo mejor se ha ganado en otras cosas», dice este partidario de la introducción de las nuevas tecnologías en el arbitraje: «Estoy a favor de todo lo que sea facilitar nuestra labor y que ayude a que el deporte sea más justo y más limpio, pero hay determinadas situaciones que son de interpretación y que no se van a solucionar. Salvo en fueras de juego y en goles ‘fantasma’, en el VAR decide una persona, no una máquina».

Él ha sido un colegiado a la antigua usanza. Comenzó a arbitrar a niños para sacarse un dinerillo y fue escalando categorías hasta alcanzar la máxima nacional. Ha dirigido a todos los grandes jugadores que han pasado por la que está considerada la mejor liga del mundo y sólo le ha quedado una espina. «Me siento orgulloso y tengo la conciencia tranquila con mi carrera, pero los que mandan podrían haber dado más bola a árbitros que a lo mejor tienen el mismo nivel o mejor que el grupo privilegiado de internacionales y que siempre pitaba las fases finales de la Copa», apunta antes de hablar sobre la violencia en el deporte, que se ceba especialmente con los árbitros: «Es una cuestión de educación y tiene que empezar en las casas, porque luego hay muchas personas que vuelcan sobre nosotros la tensión que tienen en sus casas, en el trabajo o en los estudios».

Pese a los malos momentos ya lo echa de menos. Sigue dentro de un grupo de ‘whatsapp’ con otros árbitros, aunque ahora el tiempo es para su familia. «Nosotros hacemos sacrificios, pero nuestras parejas e hijos también», concluye.